FERNANDO LLOSA PORRAS

SECHêN

MONUMENTO MITO

 

DEDICATORIA

A Nathalie de Salzmann de Etievan y Dorothea M. Dooling

 Maestras y amigas  con intemporal afecto.

 

SECHIN

MONUMENTO  MITO

(Print with Images at: http://www.giurfa.com/Sechin.pdf )

 

L‡mina I: Monolito solsticial del muro lateral este del Templo cuadrangular de Sechin. Cabeza solar con incisi—n que convierte parte superior del perfil humano en el de un delf’n. La boca abierta r’e, mostrando dientes. Del ojo bajan 3 bandas. Este personaje equivale al "San Juan que r’e, San Juan que llora. " los dos

solsticios del simbolismo constructivo medieval europeo que alude a "la alabanza de la creaci—n y el descenso

de la misericordia divina". Foto: Ram—n Mujica.

 

 

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L‡mina II: Cara frontal del monolito Chav’n, encontrado en el templo de Kunturwasi, San Pablo de

Cajamarca. Alt. aprox. 1.85 m. Representa a Yu el Grande, hŽroe m’tico fundador de la dinast’a de los Xia o lera dinast’a hist—rica de la China antigua. Se dice que contuvo las aguas desbordadas y por este esfuerzo se convirti— en hemiplŽjico. Por esta raz—n, arrastraba una pierna y su marcha dio origen al legendario

paso de Yu. Se cuenta que su rostro era sombr’o como las aguas, sus u–as deformadas, y que hab’a nacido de un grano engullido por su madre. M. Granet. (Foto: A. Guillen).

 

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L‡mina III: Cara posterior del monolito Chav’n de Kunturwasi. San Pablo de Cajamarca. Muestra otro

hŽroe m’tico Chenong, a quiŽn se le atribuye la invenci—n de la agricultura; tiene cabeza de buey y lleva en las manos un arado de punta. M. Granet. (Foto A. Guillen).

 

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L‡mina IV Danzante con piernas cruzadas y bandas de energ’a bacia lo alto Muro este. Sechin. Foto A.

Guillen.

 

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FERNANDO LLOSA PORRAS

O LA ARQUEOLOGêA POLƒMICA

 

1  El Perœ prehisp‡nico es un reto intelectual que exige de sus

estudiosos revisiones permanentes. Como todo espacio cultural

carente de escritura, es la arqueolog’a la que tiene que fijar no solamente

cronolog’as y medidas, pesos y ubicaciones, sino algo mucho m‡s dif’cil y

riesgoso: desentra–ar significados.

En efecto, las numerosas sociedades que han poblado nuestro territorio

a lo largo de m‡s de quince mil a–os han dejado un formidable testimonio

en la l’tica y la textil er’a, en la metalurgia y la cer‡mica, en los dise–os

arquitect—nicos y en los rituales funerarios. Contempor‡neamente, la

iconolog’a y la iconograf’a, as’ como la simb—lica y la historia comparada

de las religiones, han acudido en ayuda del investigador enriqueciendo y

facilitando su audaz bœsqueda de interpretaciones a travŽs de las

variad’simas formas en que aquellas culturas vertieron su concepto de la

existencia, de la naturaleza, de los sue–os y de lo trascendente. Sin embargo,

transitar ese camino ha sido una aventura pre–ada de dificultades debido

al desdŽn que prim— en nuestro medio por el estudio de las religiones de

las sociedades antiguas, as’ como por la gravitaci—n ejercida por el

positivismo que penetr— a las disciplinas cient’ficas circunsbriendo el objeto

de sus estudios a lo meramente tangible, a lo comprobable por los sentidos.

Los excepcionales aportes de Erwin Panovsky en la iconograf’a del arte,

el ordenamiento de los grandes temas de la historia de las religiones

efectuado por Mircea Eliade, los incisivos estudios acerca de la alquimia y

la arquitectura sagrada de Titus Burckhardt, los de Ananda Coomaraswamy

acerca de la filosof’a del arte oriental, los de Joseph Campbell sobre

mitolog’a, s—lo para mencionar algunos pocos notables ejemplos, han

transformado esas perspectivas revolucionado la manera de observar las

culturas.

Entre nosotros ha sido muy lenta la asimilaci—n de esos notables

planteamientos siendo la literatura la que pioneramente empez— a abrir

trocha en ese rico territorio cultural desde la dŽcada del setenta. A pesar

de todo, el interŽs por los contenidos religiosos de nuestros monumentos

ha ido atrayendo a un nœmero cada vez m‡s creciente de investigadores.

No ha sido menos importante en este impulso el enraizamiento en nuestro

pa’s de escuelas de estudios y ejercicios tradicionales que han canalizado

las grandes corrientes espirituales de otras latitudes, en particular de

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SECHIN, MONUMENTO MITO

Oriente, que, como en otras partes del mundo han aportado su formidable

herencia religiosa sacudiendo el marasmo, el tedio y el sinsentido que

anestesia al hombre de Occidente.

En la Lima inquieta y fecunda de los conocimientos que han circulado

casi clandestinamente en los œltimos cincuenta a–os emergi— Fernando

Llosa Porras como un gran incitador de vocaciones e investigaciones acerca

de nuestro pasado. Sus amigos queremos creer que estuvo marcado desde

su juventud para ellos pues tuvo la buena fortuna de frecuentar en el Perœ

y en Espa–a, por largos a–os, a su ilustre t’o Raœl Porras Barrenechea que

no s—lo fuc un excepcional historiador y un valeroso diplom‡tico, sino un

autŽntico humanista. Aquel estudioso, que escribi— el castellano como

pocos y lleg— a conocer el pasado del Perœ como ninguno, acogi— a su

sobrino en el fragor de sus cultivadas y amenas conversaciones, en el

silencioso est’mulo traj’n de su biblioteca y en la frecuente auscultaci—n

de los archivos. ÀQuŽ mayor est’mulo pod’a hallar un joven cuyo destino

era precisamente ahondar en los or’genes mismos de nuestras altas

culturas?

En esta vertiente, el objeto de las indagaciones de Llosa Porras durante

gran parte de su vida ha sido dos grandes patrimonios: Chav’n y Sech’n.

Acerca del primero entreg— estudios originales a las revistas Huella 10

(1972) y art’culos period’sticos en las dŽcadas del sesenta y setenta. Acerca

del segundo ha efectuado importantes avances en varias ocasiones: en

From stone to a new heaven (1976); Mito e Iconograf’a: notas para

un estudio de Sech’n (1979); Un libro grabado en piedra (1981);

Sech’n: monumento  mito (1989); La Biblia americana en el Perœ

(1990); Los juegos numŽricos de Huam‡n Poma (1992); y

Monumento al ma’z (1997). Pero son las p‡ginas del presente libro las

que constituyen su obra decisiva.

La tesis que este autor ha planteado desde hace varios a–os, y que hoy

llega a su plena maduraci—n es, por cierto, enormemente polŽmica: que la

iconograf’a inscrita en los monolitos del muro frontal de Sech’n es la

descripci—n del mito cosmog—nico de la separaci—n inicial de dos mitades

del huevo c—smico, cielo y tierra, que se halla tambiŽn narrado en el Popol

 Vuh  El Libro del Consejo preservado desde tiempos remotos por

los maya  quiche tanto en su tradici—n oral como en el manuscrito de

Utlat‡n  lo que hace en consideraci—n de Llosa Porras que el Formativo

mexicano y peruano comparten herencias similares en que el dios del

ma’z juega un papel fundamental. La fachada labrada de Sech’n es asimismo

un calendario "para la era del ma’z en los Andes". y agrega el autor:

"Adem‡s de expresar la relaci—n existente entre Sech’n y el Popol  Vuh

este estudio intenta expresar el v’nculo entre las culturas iniciales del

Formativo americano y la tradici—n primordial. Por Tradici—n Primordial

 

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FERNANDO LLOSA PORRAS O LA ARQUEOLOGêA POLƒMICA

se entiende las doctrinas orientales que por su naturaleza intr’nseca son

producto de revelaci—n o inspiraci—n. Son transmitidas directamente por

quienes han recogido en s’ mismos un contacto con la trascendencia, es

decir, con lo que sobrepasa los l’mites de la raz—n y de la ciencia positivista.

Las manifestaciones de estas tradiciones var’an segœn el tiempo y el lugar,

pero su esencia es una sola. Su presencia en AmŽrica parece provenir de

una mediaci—n de la culturas orientales tradicionales del Asia".

A pesar de subrayar que habr’an sido las de Perœ y MŽxico tradiciones

paralelamente aut—nomas, Llosa Porras asevera que Sech’n quiz‡s fue

edificado por los Olmecas cultura protomaya y matriz de las

mesoamericanas entre el 1.750 y 1.500 a. C. Este planteamiento, como

se ve, resucita antiguas teor’as acerca de aquellos v’nculos que fueron

esgrimidas a principios del siglo, entre otros, por Max Uhle. A ello suma

llosa Porras una tesis suya por dem‡s audaz que supone que hubo una

vertiginosa comunicaci—n en los albores del Formativo meso y

suramericano con la remota China occidental que trajo por resultado la

floraci—n de un pensamiento m’tico complejo que relaciona la tradici—n

de la China antigua con las historias recogidas en el Popol  Vuh y con la

interpretaci—n iconografica que propone el autor para Sechin.

Con admirable minuciosidad, s—lo comparable con su convicci—n y

persistencia quijotesca, Llosa se aboca a leer las formas que hace 3.500

a–os labr— un pueblo que ech— las bases m‡s remotas del inicio de las

altas culturas, predecesora yunga de la esplŽndida irradiaci—n de la serrana

Chav’n de Hu‡ntar. Lectura que, por supuesto, deber‡ suscitar airadas

discusiones. Hay quienes aseverar‡n: ÀNo se ha dejado arrebatar Llosa

por su fogosa imaginaci—n? ÀNo le teme a los abismos geogr‡fico

oce‡nicos que separaban el Asia de hace m‡s de tres milenios de los actuales

MŽxico y Perœ? ÀYa no se han escuchado las sugerencias rom‡nticas del

siglo XIX acerca de similitudes en palabras y costumbres de pueblos

alejad’simos entre s’ sustentadas en meras coincidencias que no demuestran

fehacientemente un origen cultural comœn? No sŽ si Llosa Porras querr‡

dedicar un tiempo a responder a estas y otra decena de interrogantes. Lo

que si sŽ es que este cordial amigo sonr’e beat’ficamente ante estas

preguntas, recordatorios y precisiones pues Žl no pertenece al campo de

los racionalistas a ultranza sino al de los hombres de fe. De una fe pac’fica,

es cierto, sin mandoble de cruzado ni cimitarra isl‡mica ni sable de samuray

shintoista pronto a cortar la cabeza razonante  Ào racionante?  de algœn

contradictor. No. Llosa Porras es un caballero amable, que escucha con

respeto, comprensi—n y hasta con paternal ternura a su interrogador al

propio tiempo que extendiendo los pulcros dibujos que informan su

estudio, sus enŽrgicos dedos recorren una borrosa y casi abstracta mazorca

de ma’z, finas varitas de aquilea, ca–as, compases, escuadras, cabelleras,

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L‡mina V. Representaci—n arcaica del s’mbolo dual (Yin Yang). Monolito encontrado a 25 m. de la

esquina N.O. del muro l’tico. Foto A. Guillen.

 

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FERNANDO LLOSA PORRAS O LA ARQUEOLOGêA POLƒMICA

vŽrtebras descoyuntadas, ojos, u–as filudas, adornos plumarios, dise–os en

cruz, cascos hexagonales, rostros bizarros, postes axiales, figuras danzantes...

El extremo de su interpretaci—n intelectual deber‡ parecer al lector

francamente extraordinario, e intolerable para sus detractores: que en el

muro de Sech’n aparecen los hexagramas del I Ching. es decir, que los

Sechin poseyeron esa antigua tradici—n asi‡tica del conocimiento recogido

posteriormente en el Libro de los Cambios (circa 400 a.c), o Libro de

las Transformaciones, como lo llaman otros, que trata ni m‡s ni menos

que acerca de lo permanente en el cambio y del orden de las cosas en un

mundo perecedero.

Un conocimiento filos—fico y metafisico que est‡ en el propio origen

de la cultura china. Dicho en otras palabras: Sech’n contendr’a en su

entramado de signos con valores numŽricos todas las formas de la realidad

que, debidamente consultados, liberan al indagador sus respuestas

oraculares.

La investigaci—n de Llosa Porras se apoya entonces en la convicci—n

que adelantara en el IV Congreso del Hombre Peruano y la Cultura Andina

(1979) cuando subray—: "Mœltiples datos iconogr‡ficos relacionan el

recinto de Sech’n a la historia de los dioses  hŽroes culturales del ma’z,

como relata el Popol  Vuh  y la historia de los or’genes y la creaci—n del

Chilam Balam". Agregando que "no se–alamos una identidad rigurosa

sino una semejanza en los principios y en ciertos aspectos m’ticos

esenciales, con las variantes y contenidos diversos a dos historias culturales

con desarrollo aut—nomo".

Al concluir estas l’neas gozosamente prologales a la obra de una vida

de amigo tan querido me viene a recuerdo un episodio inolvidable: los

recorridos que hicimos Fernando LLosa Porras y yo en el a–o 1997 por la

ciudad del Cuzco y las prominencias de sus alrededores, de d’a y de noche,

aprendiendo del lenguaje silencioso de la urbe m‡gica y la naturaleza

sagrada. Ejercit‡ndonos, una vez m‡s, en escuchar, y entender mejor

aquella antigua paradoja china, resumida por el compositor John Cage,

que es la esencia del I Ching: "Žl m‡s elevado de los prop—sitos es no

tener ninguno. Esto nos pone en armon’a con la naturaleza, con su modo

de operar..."Algœn leve aletazo de esa verdad nos roz— aquella semana de

nuestra peregrinaci—n por una de las fuentes vitales de nuestra vieja patria.

Luis Enrique Tord

Barranco, julio de 1999.

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To

L‡mina VI: Cer‡mica Mochica temprano, costa norte, Perœ. Representa una pareja humana. La mujer

est‡ echada cara al cielo sobre una base cuadrada, s’mbolo de la tierra. Su rostro est‡ enmarcado por

adornos laterales. El hombre arrodillado apoya sus dos brazos sobre la base de la pieza. Lleva un

sombrero c—nico del tipo que usan los agricultores del lejano oriente, con dos adornos que caen al lado

de la cara. En su espalda se nota el cabello trenzado. La parte posterior de la pieza muestra la cara de

un batracio (sapo) formada por las caderas y piernas del hombre. Los pies de la mujer devienen los ojos

de este animal anfibio.

La base mide 11 cm. X 9.5 cm. Y la altura de la pieza 15.4 cm. Se trata de una met‡fora de la uni—n del

cielo y tierra. Los antiguos tratados chinos dicen que "El cielo es como un sombrero de sol c—nico".

Colecci—n Mujica Pinilla. Foto Fernando Llosa.

 

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INTRODUCCIîN DEL AUTOR

 

En la costa norte del Perœ se encuentra el centro de ense–anza

m‡s antiguo de AmŽrica. Se trata del Templo de Sech’n, cuya

iconograf’a ha llevado a las m‡s diversas interpretaciones. En este libro

ensayamos un estudio en profundidad de su arquitectura y dise–

grabados en m‡s de trescientos cincuenta monolitos. Nuestra meta es

develar el sentido que se esconde tras esta profusi—n de im‡genes.

Como dice el investigador del arte tradicional Ananda Coomaraswamy,

<<La iconograf’a expresa la tŽcnica de una bœsquedaÈ. En efecto, el Templo

de Sech’n explica la compleja cosmovisi—n de los pueblos cultivadores de

ma’z.

La primera ola de cultivadores de ma’z lleg— a la costa del Perœ entre

fines del tercer milenio a. C. y mediados del segundo. La rica expresi—n

iconogr‡fica de sus templos y pir‡mides es un fiel reflejo de sus estructuras

mentales, sus mitos y rituales, sus concepciones espaciotemporales, sus

inquietudes vitales y la direcci—n de su bœsqueda.

La costa norcentral del Perœ est‡ plagada de recintos piramidales,

templos, pozos astron—micos, almacenes para granos e incluso zonas que

demuestran un alto grado de planificaci—n urbana. Dentro de estas

construcciones de fecha muy temprana, el recinto cuadrangular de Sech’n,

ubicado en el Valle de Casma, destaca por sus muros, cubiertos de piedras

grabadas. En la Žpoca del formativo inicial, no hay en todo el Perœ un

testimonio iconogr‡fico de tal dimensi—n. Este monumento relata el mito

central de la era patriarcal del ma’z. Es tambiŽn en Sech’n donde

encontramos, tallados en piedra, los primeros calendarios agr’colas de los

que tenemos noticia.

Se desconoce la fecha exacta de los m‡s antiguos calendarios sagrados

y adivinatorios de las culturas mesoamericanas y andinas. Sin embargo,

no creo que exista en ningœn lugar de AmŽrica una representaci—n de

estos calendarios tan antigua como la de Sech’n.

Los primeros recintos o templos piramidales de los olmecas premayas

est‡n fechados alrededor de 1200 a.C. Aunque los mayas hacen referencia

a fechas m‡s tempranas, sus primeras notaciones jerogl’ficas calend‡ricas

pertenecen a principios de nuestra era. En cambio, el muro l’tico de Sech’n

Ananda Coomaraswamy, Christian and Oriental Philosophy of Art, p. 61  83.

ha sido fechado alrededor de 1500 a.C. En Sech’n se muestran, en forma

completa, los calendarios iniciales de la era del ma’z. Las posibilidades

civilizadoras de este cultivo permitieron el desarrollo y la expansi—n de las

culturas nucleares de AmŽrica.

Es preciso tener presente que la informaci—n a la que se tiene acceso

se limita a los cronistas espa–oles de la conquista, que recogieron datos

transmitidos oralmente. Recordemos, tambiŽn, que el Imperio Incaico

del Tahuantinsuyo dista aproximadamente 3000 a–os de las culturas

iniciales del formativo. Por lo tanto, para acercarnos a las concepciones

religiosas, mentales y vitales de estas culturas iniciales no tenemos otro

camino que la interpretaci—n directa de las escrituras y de la iconograf’a

de sus obras. Afortunadamente, debido a las especiales condiciones

ecol—gicas de la costa peruana, el nœmero de testimonios que sobreviven

es enorme. En ciertos casos, como el del recinto temprano de Sechin en

el Valle de Casma, encontramos algunas de las formulaciones iconogr‡ficas

m‡s coherentes y completas de la AmŽrica antigua. La iconograf’a total

del mito central de los cultivadores de ma’z no se restringe al monumento

que aqu’ estudiamos. Abarca el santuario central de la primera gran

expansi—n andina, Chav’n de Hu‡ntar, y es el tema principal de la

iconograf’a Nazca-Paracas.

En este libro queremos se–alar, en base a las evidencias iconogr‡ficas

de Sech’n, la vinculaci—n de este monumento al mito central

mesoamericano de los mellizos, hŽroes del ma’z, relatado en el Popol

Vuh. Este documento habr’a empezado a formularse, segœn el ind’gena

guatemalteco Adri‡n 1. Ch‡vez, unos veinte siglos a.C. ²

Del PopolVuh se conoce la versi—n transcrita por un ind’gena maya

quichŽ a caracteres latinos en el siglo XVI d.C., recogida dos siglos m‡s

tarde por el padre dominico Francisco XimŽnez. Este relato, conocido

como la Biblia Maya, consta de dos partes. Una narra la historia y avatares

del pueblo maya quichŽ. La parte principal, en cambio, tiene un valor

general y universal; es especialmente aplicable a todos los cultivadores de

ma’z en la AmŽrica antigua. Sostenemos que Sech’n es una versi—n en

adobe y piedra de este mito y, evidentemente, muy anterior al primer

manuscrito del Popol-Vuh.

Adem‡s de exponer la relaci—n existente entre Sech’n y el PopolVuh,

este estudio intenta demostrar el v’nculo entre las culturas iniciales del

formativo americano y la Tradici—n Primordial. Por Tradici—n Primordial

se entiende las doctrinas orientales que, por su naturaleza intr’nseca, son

producto de revelaci—n o inspiraci—n. Son transmitidas directamente por

² Ch‡vez Adri‡n I.,ÇUna Introducci—n al PopWujÈ Nuevas Perspectivas sobre el

PopolVuh de R. M. Carnack y F. Morales S. p. 37789.

 

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L‡mina VII: Caligraf’a del Dr. David Kamt. Ideograma del vocablo ZeQuin

 

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SECHIN, MONUMENTO  MITO

quienes han realizado en s’ mismos un contacto con la trascendencia, es

decir, con lo que sobrepasa los l’mites de la raz—n y de la ciencia positivista.

Las manifestaciones de estas tradiciones var’an segœn el tiempo y lugar,

pero su esencia es una sola. Su presencia en AmŽrica parece provenir de

una mediaci—n de las culturas orientales tradicionales del Asia.

Esto no es tan s—lo una hip—tesis del autor. Est‡ escrito en toda la

iconograf’a, e incluso en el nombre, del santuario. El nombre 'Sech’n'

proviene indudablemente del Oriente. En el Jap—n el vocablo Ôsesshin'

indica el lugar de retiro en donde se transmite oralmente la tradici—n

religiosa. Segœn el historiador Francisco Loayza, en chino el vocablo

'sechen', que Žl relaciona con el vocablo Sech’n', quiere decir 'cuerpo

visibleÓ. Esto adquiere sentido, como veremos m‡s adelante, al estudiar la

relaci—n del recinto fundacional de Sech’n con el santuario central de

Chav’n de Hu‡ntar, y con las siguientes manifestaciones culturales de la

zona Paracas-Nazca.

Hace poco hemos recibido del doctor David E. Kamt otra posible.

interpretaci—n del sentido de 'ZeQin', basada en sus dos ideogramas.

"Ze' quiere decir ni–o; 'Qin', luz clar’sima. En otras palabras, el nombre

del santuario de Sech’n har’a referencia a la claridad del infante, a la luz de

lo primordial.

A lo largo del libro el lector podr‡ constatar los paralelos existentes

entre la iconograf’a de Sech’n y la Tradici—n Primordial. Las expresiones

de esta tradici—n se encuentran en documentos y ritos muy antiguos. Es

el caso del libro oracular del I Ching y sus versiones anteriores, y de la

danza ritual y terapŽutica llamada Tai Chi Chuang.

He practicado el Tai Chi, lo que me ha permitido reconocer ciertas

secuencias de esta danza en el monumento de Sech’n. Sin embargo, no

soy realmente un disc’pulo de este camino tradicional. He le’do tambiŽn

acerca de las doctrinas metaf’sicas del Oriente. Empero, lo que

verdaderamente me abri— a la visi—n, o al atisbo, de algunos de los

contenidos de este extraordinario c—dex antiguo ha sido mi participaci—n

constante y activa en una ense–anza contempor‡nea en su expresi—n y

tradicional en su profundidad y procedencia. Me refiero a la ense–anza

transmitida por el m’stico y pensador griego-armenio G.I. Gurdjieff. Este

buscador era tambiŽn llamado 'Maestro de Danzas'. Prefiero, por respeto

al contexto actual, referirme a la opini—n del arquitecto norteamericano

Frank Lloyd Wright sobre Gurdjieff:

En el trabajo de este hombre notable...encontramos por primera vez

un fil—sofo que se distingue de todos los dem‡s: un hombre... que ha

sacrificado mucho durante su vida para hacer que la antigua sabidur’a

del Oriente sea no s—lo inteligible para el pensamiento del Oeste, sino para

convertirla en un camino de Trabajo.

Se ha dicho tambiŽn que la ense–anza de Gurdjieff era, y es, esencialmente oral y pr‡ctica. Es as’ como la he recibido de personas que a su vez la recibieron del propio Gurdjieff. Tal vez siempre ha sido as’ la transmisi—n de toda tradici—n. Me parece justo dar testimonio de lo recibido, sobre todo cuando uno continœa nutriŽndose de la fuente inagotable de un camino tradicional.

Se–alarŽ, en mi interpretaci—n iconogr‡fica, esta fuente tradicional e

inici‡tica donde la encuentre. Debo advertir, s’, que una de las

caracter’sticas del pensamiento y de la ense–anza de G.I. Gurdjieff es su

contemporaneidad din‡mica y viva. Es cada vez m‡s evidente la

confluencia de sus ideas y las del pensamiento cient’fico actual. Su visi—n

de la fragmentaci—n del mundo interior del hombre moderno me impact—

desde un principio. Ha sido gracias a la influencia de Gurdjieff que me ha

sido posible ir m‡s all‡ de la primera impresi—n de dualidades contrastantes

y agresivas que el edificio de Sech’n parece suscitar.

Es preciso aclarar que, aunque haya una similitud entre algunos aspectos

de la cosmolog’a expresada en Sech’n y ciertos principios del pensamiento

de Gurdjieff, esto no permite afirmar que ah’ se encuentre su mensaje.

Fragmentos comunes no pueden ser tratados como un todo. S’ sirven,

sin embargo, para indicar un camino. Tan s—lo ponen en evidencia

relaciones que nos eran desconocidas entre diversas manifestaciones de

la Tradici—n Primordial. Estas manifestaciones, en consecuencia, se basan

en una fuente œnica, aunque var’en de acuerdo al tiempo y al lugar. Esta

base o fuente comœn no debe conducirnos a forzar equivalencias, pero s’

a reafirmarnos en el reconocimiento de la universalidad del conocimiento

humano.

Creo que algunas de las evidencias encontradas en Sech’n llevar‡n a una

mejor comprensi—n de la antigua tradici—n americana, tal como ha sido

expresada en el PopolVuh. Destacar‡, sobre todo, el esfuerzo de los que

han visto en este documento algo m‡s que una mera etnograf’a y el folklore

de un ‡rea limitada del mundo maya-quichŽ. Ayudar‡ a despejar algunas

dudas sobre la posibilidad de una cierta influencia de los primeros sacerdotes

cristianos en AmŽrica en la redacci—n de los aspectos cosmog—nicos del

PopolVuh. Tal vez alentar‡ la profundizaci—n de los estudios de los aspectos

universales del documento y de su sentido inici‡tico. A mayores relaciones,

mayor perspectiva. Ojal‡ no se rechace este estudio debido a un positivismo

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SECHIN, MONUMENTO MITO

y a un cientificismo exagerados. Estudiar im‡genes, y ubicarlas en un contexto

claro y comprensible para todos, no es tarea f‡cil.

Estas reflexiones me obligan a precisar mi acercamiento a la iconograf’a

de Sech’n y de Chav’n. Soy esencialmente un icon—logo, un estudioso de

las im‡genes americanas antiguas. Creo que el arte de las culturas iniciales

de AmŽrica expresa verdades de valor universal, m‡s all‡ de su contexto

arqueol—gico, etnol—gico, sociol—gico e hist—rico. Se trata de un arte

simb—lico que habla al hombre entero, a sus necesidades m‡s profundas,

a sus preguntas esenciales. Es un arte que no separa sino que une. Un arte

que ense–a un camino que apunta a la trascendencia y que muestra c—mo

alcanzarla. Est‡ ah’ para instruir y llamar. Su fuerza consiste en eso: en su

llamado. Toca hondo y reanima nuestras preguntas. Nos recuerda, tambiŽn,

que el hombre ha buscado siempre trascender sus limitaciones o,

acept‡ndolas, abrirse a la grandeza de lo alto, es decir, de Dios. Es, pues,

un arte numinoso, y esto a veces espanta y asusta, b‡sicamente porque

obliga. ÇTat twan as’, Çtœ tambiŽn eres esoÈ, como dicen los Vedas.

Compromete, y eso es grave. Grave para el arque—logo, el etn—logo, el

soci—logo, el freudiano, el estructuralista, el marxista, el derechista, el

economista, en general para el hombre que se refugia en sus particularismos

para no enfrentar lo numinoso, la presencia del llamado de la luz.

Cuentan los cronistas que los antiguos peruanos, los que buscaban,

iban al desierto a contemplar el sol. Algunos enceguec’an. Son los locos

de Dios. El arte antiguo peruano es un arte para locos, para los ebrios de

Dios de todas las tradiciones. Por supuesto, se debe ser cuerdo en la

investigaci—n. De lo contrario uno enceguece pronto; o, lo que es peor,

puede guiar a otros al abismo.

En resumen, soy un buscador, como cualquier otro loco sensato. Dice

el Maestro de los maestros: <<sed prudentes como serpientes y sencillos

como palomasÈ>. Dif’cil de alcanzar, pero posible. Eso s’, no acepto que se

me diga que no mire a las estrellas. Por eso me interesa un arte afianzado

en la tierra pero abierto al cielo, un arte que muestra un camino. Un <<Haupt

wegÈ, como dicen los alemanes: la Gran V’a de los tao’stas y de los locos

de Dios.

La tradici—n me ha ense–ado la diferencia entre mirar y ver. Algo he

visto, pero trato de mantener mi esp’ritu cr’tico despierto. Leo a Erwin

Panovsky y a todos los que auscultan el sentido del arte. Creo, con

Coomaraswamy, que la funci—n m‡s alta del arte es expresar ideas.

Un hombre de Mali me dijo: ÇEn mi pa’s, el templo es la tribu entera

danzando y cantando sus ritos, su tradici—n. Juntos, hombres, mujeres y

ni–os, lo hac’an y relataban todo: las alineaciones, las direcciones del espacio

y del cielo. Toda la tradici—n estaba all’, incluidas las estrellas, todo, todoÈ>.

 

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INTRODUCCIîN DEL AUTOR

Sent’ ganas de quemar todos mis libros, y de danzar y cantar todo lo que

hab’a visto.

Quiz‡s Sech’n eso: el canto y la danza de sus constructores. ÀTem’an

acaso olvidar, y por eso hicieron el c—dice en piedra? ÀO pensaron en

nosotros, los intelectuales de Occidente, y en consecuencia enterraron el

monumento dos siglos despuŽs de haberlo construido? ÀPor quŽ reaparece

Sech’n en 1937, cuando el fuego se extiende desde Madrid hasta Pek’n?

No sabemos, y tal vez no lo sepamos nunca.

Leamos el c—dice, y luego bailemos y cantemos, como dice el C—dice

Matricense, segœn los informantes del cronista mexicano Sahagun:

Se estableci— el canto

Se fijaron los tambores

Se dec’a que as’ principiaban las ciudades,

hab’a en ellas mœsica.

M

27

 

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0

Cap’tulo

IC

SEEL

 

Page 22

SECHêN:

UBICACIîN Y DESCUBRIMIENTO

Ubicaci—n geogr‡fica e hist—rica

Uno de los monumentos m‡s antiguos de la costa norte del Perœ

es el recinto de Cerro Sechin, situado a poca distancia del OcŽa

no Pac’fico en el valle de Casma, a 270 kil—metros de Lima. La zona

pertenece ecol—gicamente al desierto subtropical, con una precipitaci—n

anual inferior a los 200 mil’metros. El clima es c‡lido y soleado casi todo

el a–o, aunque fresco y grato en las fŽrtiles vegas al lado de los r’os Sech’n

y Casma. El ma’z es el cultivo principal y le siguen el algod—n, el pallar, la

yuca, el man’ y la alfalfa. Entre los frutales destacan el palto y el mango.

La agricultura prospera gracias a las aguas de avenida que bajan de los

Andes en los meses de enero, febrero y marzo. Actualmente est‡n en uso

m‡s de 200 pozos para el riego, que permiten aprovechar la capa acu’fera.

Es interesante la observaci—n que hace el arque—logo Lorenzo

Samaniego de que existen numerosos restos de terrazas de cultivo en los

cerros adyacentes a la zona de Sech’n. Esto probar’a que las ‡reas de

cultivo utilizadas en el pasado eran quiz‡s mayores que las actuales, y que

el rŽgimen de lluvias era m‡s intenso. El hecho es que el valle es uno de

los primeros productores de ma’z de calidad en la costa.

Toda la provincia es muy rica en restos arqueol—gicos. Se puede se–a

lar, por su cercan’a y contemporaneidad a Sech’n, el complejo de Moxeque

y la Pampa de Llamas, el recinto de Las Haldas, frente al mar, y la enorme

pir‡mide de Sech’n Alto, m‡s grande que la de Cholula en MŽxico. Por

razones de concepci—n y estil’stica, no podemos dejar de mencionar, aun

que sean m‡s tard’os que Sech’n, los extra–os recintos de Chanquillo,

parecidos a las ruinas celtas de Avebury en Inglaterra.

Hasta el momento los fechados radiocarb—nicos se–alan que el tem

plo inicial de adobe de Sech’n fue construido alrededor de 1800 a–os a.C.

Evidencias iconogr‡ficas del muro l’tico lo relacionaban a los finales de la

primera dinast’a china de los Xia y a los inicios de los Shang. Estas com

probaciones cronol—gicas son recientes; por mucho tiempo se crey— que

Sech’n era posterior o contempor‡neo a las primeras expresiones en pie

dra del templo de Chav’n de Hu‡ntar. Sin embargo, las tumbas Chav’n

que se han encontrado en Sech’n est‡n varios metros por encima del

nivel del piso de los corredores que rodean el edificio final. Esto corro

bora la mayor antigŸedad de este monumento y la veracidad de las fechas

radiocarb—nicas mencionadas.

31

 

Page 23

32

Descubrimiento

SECHIN, MONUMENTO  MITO

Sech’n fue descubierto por el renombrado cient’fico y arque—logo pe

ruano Julio C. Tello en 1937, durante una expedici—n al Mara–—n auspi

ciada por la Universidad de San Marcos de Lima y la Fundaci—n Rockefeller.

Esta exploraci—n se inici— por los valles del norte del departamento de

Lima, y lleg— a la zona de Casma a fines de Julio. Si bien Cerro Sech’n se

encontraba en el programa de viaje, Tello ten’a m‡s interŽs en Sech’n

Alto, el recinto de Moxeque en la Pampa de Llamas y otros sitios arqueo

l—gicos cercanos. Sin embargo, un informe casual de un lugare–o trastoc—

los planes de viaje. Escuchemos a Tello narrando los hechos:

"Pero el hallazgo que ha venido a colmar nuestras expectativas es el

realizado el d’a jueves 1¼ de julio a las nueve y media de la ma–ana...

como se trataba de un cerro que presentaba a las claras muros de

fortificaci—n y no se hallaba a mucha distancia, part’ a visitarlo en

compa–’a de los miembros de la expedici—n. Parte del trayecto lo hici

mos en carro y parte, a travŽs de los matorrales y potreros, a pie. El

muchacho que nos guiaba nos condujo directamente a la hoyada, que

supimos m‡s tarde se llamaba "El Indio Bravo", por haberse visto

all’ grabada, en una piedra, la figura de un indio con los cabellos

largos y como flameando en el aire. Este importante hallazgo nos

oblig— a permanecer en Casma durante tres meses".

Al lado del monolito grabado que dio nombre a la huaca asomaba la

punta del monolito contiguo. Tello excav— siguiendo la l’nea que estos

dos monolitos indicaban, descubriendo as’ paso a paso la fachada del

complejo en su totalidad. Casi todos los monolitos mayores conservaban

su lugar original, salvo algunos que estaban ca’dos. Los monolitos meno

res intercalados entre los mayores tambiŽn estaban en su lugar, unos en

cima de otros, o ca’dos al frente. Tello destierra de esta manera 21 de los

23 monolitos mayores y 45 de los 46 menores que conforman el muro

frontal del edificio, lo que le permiti— reconstruir la estructura completa

de la fachada. Pocos a–os despuŽs, en 1943, env’a un informe detallado,

acompa–ado de un dibujo, a la revista "American Antiquity". Este primer

dibujo nos ha servido b‡sicamente para la interpretaci—n del sentido y del

contenido iconogr‡fico del monumento.

Tello sinti— y comprendi— la importancia de su descubrimiento. Se–ala

desde un principio que las estelas de granito del monumento que osten

tan figuras simb—licas y mitol—gicas son partes de un sistema relacionado

al c—mputo del tiempo en el ‡rea andina. A–ade que los grabados en los

monolitos menores tienen un parecido a los de los sistemas cronogr‡ficos

de los Maya.

Ambas intuiciones me parecen acertadas. Posteriormente han apareci

do muchas teor’as o interpretaciones sobrepuestas a las im‡genes de Sech’n

que no guardan relaci—n alguna con su contenido.

Creo importante se–alar aqu’ que el edificio estuvo en uso hasta 1300

a. C. Segœn informes de los arque—logos que han trabajado largos a–os en

el sitio y bas‡ndose en la naturaleza del desmonte acumulado, resulta evi

dente que el templo de Sech’n fue enterrado intencionalmente. Por esta

raz—n, las acumulaciones posteriores de los habitantes de la regi—n de

Casma cuyas huellas se encuentran en el Cerro Sech’n no afectaron la

estructura b‡sica del muro de piedras grabadas que rodea el complejo.

Por todas estas circunstancias es que podemos ahora ver y comprender el

m‡s importante c—dice de piedra de la AmŽrica antigua.

33

 

Page 25

OCE

COMPLEJOS ARQUEOLOGICOS

ZONA DE SECHIN

LEYENDA

3

> 

20

0

TERRACA

MAPA I

GEMENTERIO

CAMONICO.

N

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EPCAL & GEANICE

NORICAM

B

کی ملی جس میں

نشناسی

PAMPA APUDRA

O

TORTUGA

Pane

Playe

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PUERTO DE CA

TUNAS

TAURZACH

Play

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COMPLEJOS ARQUEOLOGICOS ZONA DE SECHIN

MAPA 11

COMPLEJOS ARQUEOLOGICOS

DEL VALLE DE CASMA

LEYENDA

TEMPLO, ADONATORI

PORTALEZA

POBLACION ANTIRAN

COMPLENDARULCO

CEMENTERIO

PON AGAIN

ANNA

WAKA DE

CON ALTO

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Comics

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BAJO

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500

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ROSARIO

COMPLEJOS ARQUEOLOGICOS DEL VALLE DE CASMA

HERRA

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TAIKACHA

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PRAYIsor

Pama

Malva

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ALTO

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MANCHAN

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CHANPLL

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PALLAMAS

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MOMERE

LA CANTA

Pan Lass

4

TOUCHA

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WAKA

YA LLAMAD

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CAPPLA AMA

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IAI.

MTYCK

AANLE

MAMIA CARDIALE

PALLIA

PLURE

DEL PRIO

JAUNOTS

FAHIAKOTO

Bung

 

Page 26

COMPLEJOS

LIMA

OCEANO

PERU

PACIFICO

MA PA III

Tumbes

DEL PERU

CAPITAL DE DEPARTAMENTO

ZONA ARQUEOLOGICA

OCEANO

ARQUEOLOGICOS

LEYENDA

ECUADOR

Plura VICUS

Chiclayo

JOLIVIA

LOMA NEGRA

AKUNTUR WASI

Cajamarca

ATENBLADERA

CUPISNIQUE

HUACA PRIETACHAN CHAN

Trujillo

SIPAN

HUACA DEL BRUJO)

ABATAN GRANDE

ACHONGOYAP Chachapoyas

APAMPA GRANDE

BRASIL

URUGUAY

OCEANO

ANCASH

Casma p

MOXEKE

Huaraz

ACHANKELLO

A

LAS ALDAS

Huanuco.

LOS GAVILANES A CHAVIN KOTOSH

CULEBRAS

HUANTAR

PARAMONGA

PERU

EN LA

AMERICA

SLECHIN

DEL SUR

Moyobamba

APASHASH

ATLANTICO

APAJATEN

Lima

@

PARACAS

PAC IF I C C

Carro de Pasco

APACHACAMAC

Huancayo

0

Pica

Pu

Huancavelica

Ayacucho

WILKAS WAMANA

NAZCAA

WARI

COLOMBIA

alquitos

Abancay

BRASIL

MACHUPICHU...

Pto. Maldonado

nado

ASACSAHUAMAN

@Cuzco

Arequipa a

SILUSTANIA

Puno

Moquegua

Tocno

CHILE

BOLIVIA

 

Page 27

Cap’tulo

II

 

Page 28

V

L‡mina VIII: A la izquierda, el dios de la fertilidad. A la derecha, el dios del ma’z. A ambos se les ve cayendo

del cielo trayendo consigo semillas a la tierra. C—dice de Dresden. Dibujo Homero D’az.

 

Page 29

LA BIBLIA MAYA O POPOLVUH

El PopolVuh es el mito cosmog—nico del pueblo maya-quichŽ

Guatemala. Relata la creaci—n del mundo y las tres sucesivas

creaciones del hombre, que fracasan. Describe el nacimiento y aventuras

de los j—venes hŽroes del ma’z, los mellizos Hunahpœ e IxbalamquŽ. Es

tos hŽroes culturales, a travŽs de sus luchas con las fuerzas que se les

oponen, son transformados, mueren y resucitan al alba de la cuarta, y

œltima, creaci—n. Son un ejemplo del desarrollo tanto del individuo como

de su relaci—n con la comunidad. Curiosamente, se narra esta lucha de los

Mellizos con las fuerzas negativas antes que la historia de su propio naci

miento. Aparentemente el orden est‡ trastocado. Pero creo que el Popol

Vuh se refiere a un doble nacimiento; en otras palabras, a un proceso

inici‡tico de transformaci—n, muerte y resurrecci—n.

La parte final del libro se refiere principalmente a la historia del pueblo

quichŽ, cuyos antecesores fueron los cuatro primeros hombres cuya car

ne fue hecha de ma’z.

La parte interna de adobe y el muro l’tico exterior del edificio de Sech’n

relatan los hechos del mito de los hŽroes del ma’z, los mellizos Hunahpœ

Ž IxbalamquŽ, tal como son narrados en el PopolVuh o "Libro del Con

sejo". Sech’n, como demostraremos en este libro, fue construido por los

Olmecas premayas. La cultura Olmeca es considerada ahora la cultura

matriz de los pueblos de mesoamŽrica. Los œltimos fechados en Sech’n

sitœan la parte interna del templo aproximadamente entre 1800 y 1750

a.C. El muro de piedra debe haber sido terminado, a m‡s tardar, en 1500

a.C. Los edificios principales de los olmecas premayas son algo posterio

res. Las primeras pir‡mides de Monte Alb‡n, por ejemplo, est‡n situadas

alrededor de 1200 a.C.

La historia del PopolVuh proviene de la tradici—n oral del pueblo maya

quichŽ. Su verdadera antigŸedad es desconocida. El primer texto del

que tenemos noticia es el manuscrito de Utatlan. La mitolog’a y la historia

tradicional de los QuichŽs se preservaba oralmente, y era recitada en ocasiones ceremoniales. El texto original inclu’a, segœn Munro S. Edmonson,

una secci—n sobre adivinaci—n, parecida a la que se encuentra en los c—di

ces Yucatecos que han sobrevivido. En la iconograf’a de Sech’n veremos

una versi—n del calendario ritual adivinatorio. El texto, llamado el Manuscrito del QuichŽ, se escribi— en Santa Cruz de QuichŽ, Guatemala, alrededor de 1550 o 1555 d.C. Se desconoce su autor, aunque se especula que

pudo haber sido el indio Diego Reynoso, miembro del Consejo Ind’gena,

quien fue instruido en letras latinas por los primeros misioneros que lle

garon a Santa Cruz.

TRADUCTORES DEL POPOLVUH

El original del manuscrito se ha perdido. Sin embargo, exist’a aœn a

comienzos del siglo XVIII, cuando lo encontr— el Padre Dominico Fran

cisco XimŽnez. ƒste lo copi— y lo tradujo al castellano cuando fue p‡rro

co de Chichicastenango, de 1701 a 1703. Su copia es conocida ahora como

el Manuscrito de Chichicastenango. 1

Otros traductores del PopolVuh, el guatemalteco Miguel çngel Astu

rias y el mexicano J.M. Gonz‡lez de Mendoza, se–alan que el padre

XimŽnez no s—lo traduce el texto quichŽ al castellano, sino que nos pre

senta, en columna paralela, el texto quichŽ original, que transcribe fiel

mente. No contento con su primera traducci—n, realiza, ya con un mayor

dominio del idioma quichŽ, una segunda versi—n, que incluye en su obra

Cr—nica de la Provincia de Chiapa y Guatemala. ƒsta pasa luego a la Uni

versidad de San Carlos Borromeo. Desde entonces se llevan a cabo las

primeras traducciones a diversos idiomas.

El doctor Carl Scherzer copia y traduce el texto, y lo publica en alem‡n

en Viena en 1857, bajo el t’tulo La historia del origen de los indios

de esta provincia de Guatemala. En 1891 el abate Carlos Esteban

Brasseur de Bourbourg traduce el PopolVuh al francŽs, con el t’tulo

PopolVuh, le Livre SacrŽ et les Mythes de l'AntiquitŽ Americaine.

Existe tambiŽn la traducci—n del licenciado J. Antonio Villacorta y el

profesor Flavio Rodas, publicada en 1927 en Guatemala con el texto quichŽ

fonetizado. El licenciado Adri‡n Recinos hizo una versi—n partiendo del

primer texto del padre XimŽnez, que encontr— en la Biblioteca de

Newberry, Chicago. Segœn Asturias y Gonz‡lez de Mendoza, Žsta es la

traducci—n m‡s literal pero no la mejor, pues se bas— en el texto inicial,

que luego fue mejorado por su traductor.

El profesor Georges Raynaud, de la Escuela de Altos Estudios de

Par’s, al cabo de cuarenta a–os de investigaci—n, entrega una versi—n en

francŽs. Bajo su direcci—n, sus alumnos Miguel çngel Asturias y J.M.

Gonz‡lez de Mendoza realizan su traducci—n al castellano. Las versiones

de Recinos y de AsturiasGonz‡lez de Mendoza son las m‡s conocidas

Edmondson, Munro S., The Book of Council: The PopolVuh of the QuichŽMaya

of Guatemala, pag. VII.

 

En el mundo hispano. Ambas han merecido numerosas reimpresiones.

Delia Goetz y Sylvanus G. Morley han publicado una versi—n en inglŽs de

la traducci—n de Recinos que ha tenido gran acogida. Las m‡s recientes

traducciones del PopolVuh al inglŽs son las de Munro S. Edmonson,

publicada en 1971, y la de Dennis Tedlock, en 1986. ²

L‡mina IX: Vista panor‡mica de la fachada de Sech’n. Foto: Jaime Le—n.

² Para evaluar y comparar los aportes de los diversos traductores, y la historia de los diversos manuscritos del PopolVuh, recomiendo la obra de Edmondson y el pr—logo de la edici—n castellana e inglesa de Recinos. Me ha sido tambiŽn de gran utilidad el libro Nuevas Perspectivas sobre el PopolVuh, de Robert M. Carmack y Francisco Morales Santos.

41

 

Page 32

Cap’tulo

III

 

Page 33

BEEE TOES

120,013

FEEFFE

AUBERE

CERBERTE

FTXLS

Lise

TO CORRADORES

LEBER CASCO

L‡mina X: Tela grande (2.64 mt. de altura x 1.82 mt. de ancho) de la costa norte, probablemente

Lambayeque. Tiene 64 campos entre claros y oscuros. Un campo peque–o parece mostrar cromosomas

vegetales. 14 de los campos est‡n referidos al ma’z (zeamays). TambiŽn se ba identificado el floripondio

o datura (brugmancia arborea) planta alucin—gena; el sapote (capparis angulata); y el rocoto (capsicum

pubescens). La quinta planta no ha sido identificada aœn. (Dra. Emma Cerrate de Ferreyra, Museo de

Historia Natural, Lima). Colecci—n Mujica Pinilla. Foto JosŽ Casals.

 

Page 34

EL MAêZ, EL POPOLVUH Y

LA CREACIîN

E

1 ma’z y su mitolog’a son centrales a la interpretaci—n de la

iconograf’a de Sech’n. Por lo tanto es necesario revisar breve

mente el contexto etnohist—rico relacionado a este grano. El ma’z ar

queol—gico m‡s antiguo de la AmŽrica proviene del Valle de Tehuac‡n, en

el centro de MŽxico. Los espec’menes encontrados all’ est‡n fechados

cerca de 5000 a.C. segœn G.W. Beadle. Como Žstos son ejemplares culti

vados y no ma’z silvestre, se puede suponer que la domesticaci—n de la

planta, que tom— milenios, se inici— en algœn momento entre los 6000 a

8000 a. C.¹ En la costa del Ecuador se ha encontrado fitolitos de ma’z en

muestras del primer per’odo de la cultura de Valdivia, con una antigŸedad

que se remonta a 3500 a. C. Hay datos confiables segœn los cuales la

poblaci—n de estos asentamientos subsist’a en base a una dieta en la cual

el ma’z, la achira y los recursos marinos ocupaban un lugar predominan

te.²

Los primeros datos de la zona andina provienen de Ayacucho y est‡n

fechados, con un amplio margen, entre 4300 y 2800 a.C.³ Para la costa del

Perœ, Kelley y Bonav’a han se–alado fechas que van de 2500 a 1800 a.C.4

M‡s recientemente el mismo Bonav’a y Alexander Grobman han aporta

do datos abundantes sobre la presencia del ma’z en un contexto

precer‡mico en la costa peruana. La antigŸedad del ma’z, a escasos trein

ta kil—metros de Sech’n, se ha se–alado entre 3000 y 2000 a.C.5

Entre los investigadores de la antigŸedad americana es casi un‡nime la

convicci—n de que el cultivo del ma’z fue lo que permiti— el florecimiento

y el desarrollo de la vida civilizada en MesoamŽrica y los Andes. El grano

del ma’z era susceptible de ser secado, transportado y almacenado por

largos per’odos. Esto liber— al hombre de la dependencia de los recursos

m‡s inestables que le proporcionaban la caza y la pesca. DietŽticamente,

el ma’z es un alimento casi completo, que se complementa con el pallar y

'G.W. Beadle, ÇThe Ancestry of CornÈ en Scientific American, enero 1980 (#242).

2 D.M.Pearsall, La Producci—n de Alimentos en Real Alto, pp 16570.

3 MacNeish, Richard S. Second Arnual Report of the Ayacucho Archaeological

Botanical Project, pp. 4244.

Kelley y Bonavia, "New Evidence for Preceramic Maize on the Coast of PeruÈ en

Nawa Pacha, #1. Instituto de Estudios Andinos.

Bonav’a y Grobman, Los Gavilanes. p. 172.

4

45

 

Page 35

L‡mina XI: Detalle columna extrema

derecha baja. Tres ‡rboles unidos por

raiz comœn y por ramas. Foto JosŽ

Casals.

SECHIN, MONUMENTO MITO

el frijol, ambos cultivados desde remota antigŸedad por el hombre ameri

cano.

Como se–ala el genetista y bot‡nico George W. Beadle, el ma’z es e

cereal que m‡s eficientemente convierte la energ’a solar, el di—xido de

carbono, el agua, y los nutrientes minerales en alimento. Sigue siendo

como lo ha sido por milenios en AmŽrica, el cultivo m‡s importante

Como dice el paleobot‡nico Paul C. Mangelsdorf, Çes el m‡s eficiente

productor de granos de todas las gram’neasÈ; una semilla puede produci

m‡s de mil granos.

Beadle considera el desarrollo y cultivo del ma’z el logro bot‡nico m‡s

importante de la historia. Tanto Žl como Mangelsdorf destacan que 12

planta de ma’z no puede sobrevivir sin la colaboraci—n del hombre. Escu

chemos lo que acerca del tema dice el mayista y ap—logo de las cultura:

preamericanas Ignacio Magaloni Duarte:

...Los sabios agricultores fueron creando y conformando, en

consejo con la sementera, la mazorca de ma’z, se pusieron de

acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento con la natura

leza. La conjunci—n del pensamiento del hombre y la volun

tad de la sementera lo produjeron. La tierra no hab’a imagina

do, si as’ puede decirse, la mazorca; no hab’a concebido e

ma’z. Y como hemos dicho que el ma’z no fue producto de la

naturaleza sola, aqu’ vamos a dar la prueba: Aœn hoy el ma’

es una planta que no puede propagarse sino por desgrane

ayuda de la mano del labrador. Si el hombre no coopera con la

naturaleza desgranando la mazorca, el ma’z desaparece. El trigo

y el arroz producen granos que pueden ser dispersados por e

viento. Pero si el hombre no desgrana la mazorca de ma’z, ell

cae en la tierra, brotan en un s—lo lugar innumerables plantita

que pronto decaen y no producen mazorcas. Esto prueba sin

ninguna duda que la tierra sola no puede producir campos de

mazorcas. Y es leyenda de milenios que la mazorca fue d—cil

mente dej‡ndose conformar ya sea por hibridaciones

mutaciones. Como la de una paloma, su domesticaci—n dur

mucho tiempo...³8

Hermosas palabras inspiradas en la esencia del mito que habla cons

tantemente de la cooperaci—n del hombre con las energ’as del cosmos

6 G.W. Beadle, ÇThe Ancestry of CornÈ en Scientific American, enero 1980 (#242).

7 Paul C. Mangelsdorf, ÇEl Origen del Ma’zÈ en Scientific American (ed.esp).

octubre 1986, # 121.

8 Ignacio Magaloni Duarte, Educadores del Mundo, p. 123.

 

Page 36

EL MAİZ, EL POPOLVUH Y LA CREACIîN

Los cient’ficos modernos, como Paul Mangelsdorf, hablan del misterio

que rodea el origen del ma’z. A–aden que el ma’z que conocemos es una

planta totalmente domesticada. Las primeras mazorcas, como se–ala

Emilio Choy, entre otros, ten’an el tama–o de una fresa." Las halladas en

las cuevas de Tehuac‡n tienen apenas unos cent’metros. Sin embargo,

cuando llegaron los espa–oles ya hab’a cientos de variedades en cultivo.

Su evoluci—n, por lo tanto, ha estado ligada profundamente al esfuerzo

de generaciones de agricultores en todo el continente americano.

El mito mayaquichŽ convierte el descubrimiento de las mazorcas blan

cas y amarillas en un acto de colaboraci—n c—smica de varias instancias.

Son animales los que se–alan el camino y aportan el alimento que servir‡

para formar la carne y la energ’a del hombre y de su mundo civilizado. El

ma’z fue producto tambiŽn de la meditaci—n de los dioses reunidos. ÇPen

saron dice el PopolVuh y meditaron ah’ mismo y as’ les vino la sabidu

r’a directamente, con brillo y claridadÈ. Luego el gato montŽs, el coyote,

el perico y el cuervo los guiaron a Paxil, Çla casa sobre pir‡midesÈ o el

para’so, donde encontraron el alimento. Hay otras versiones del mito,

como la de la tribu maya de los Cakchiqueles, que aporta luces interesan

tes. Aqu’ transcribimos la versi—n de Munro S. Edmonson:

El hombre no encontraba que comer

Finalmente encontr— algo.

S—lo los animales comprendieron

D—nde se hallaba el alimento:

En Paxil

Que era el nombre de la monta–a

Donde se encontraba las casas de los animales,

Coyote

y el Cerdo, como eran llamados.

Pero el animal Coyote fue muerto all’

Tratando de separar el ma’z,

Y se hizo la bœsqueda de semillas para hacer

la masa.

Por el animal llamado Halc—n

Y del mar

fue tra’do por el Halc—n

la sangre del Tapir

y la Serpiente

con la que hacer la masa del ma’z.

Emilio Choy, Antropolog’a e Historia, Tomo I. pag. 218.

87

L‡mina XII: Fragmento de la parte

baja de la segunda columna de la tela

de Lambayeque. Muestra dise–o del

ma’z (zea mays) y abajo, lo que

parece representaci—n de cromosomas

vegetales. Foto JosŽ Casals.

47

 

Page 37

48

SECHIN, MONUMENTO MITO

Y la masa fue convertida en cuerpo del hombre

Por el Formador

el Engendrador.to

Resulta evidente que no s—lo los animales colaboran para la bœsqueda

de semillas, sino fundamentalmente el pensamiento concertado de los

hombres, dirigidos por la tradici—n representada por el Formador y el

Engendrador. Es igualmente una alusi—n a la tradici—n cuando se dice

que del ÇmarÈ es tra’da, por el ave tutelar, la sangre del Tapir y de la

Serpiente, con la que se har‡ la masa del ma’z que se convertir‡ en la

carne del hombre.

Esta conjunci—n del ave her‡ldica y del animal de tierra unidos a la

serpiente (s’mbolo del agua y de la energ’a de la vida) se encuentra en

forma de tr’ada jerarquizada en todo el arte antiguo de AmŽrica. Es noto

ria esta estructura en piezas axiales o centrales, como es el caso del Lanz—n

o Gran Imagen de Chav’n de Hu‡ntar, y en los relieves de las columnas

de la Portada frente a la plaza central de este santuario andino. Se puede

mencionar asimismo mœltiples representaciones en MŽxico relacionadas

al mito de Quetzalcoatl, la Serpiente Emplumada.

En el mito cakchiquel, el coyote es muerto por el halc—n en el momen

to en que separa o rompe el grano de ma’z. Rafael Girard nos aclara esta

asociaci—n del ave y el coyote en el mito. Se–ala que ambos animales est‡n

relacionados al ma’z salvaje, que Žl identifica con la gram’nea teocinte

sobre la base de datos etnol—gicos recogidos de los indios chorti. Los

chorti llaman al teocinte Nar Mut', que quiere decir 'ma’z del ave'. A–ade

Girard que particularmente en la zona Chorti de Santa Elena, Guatemala,

al teocinte se le conoce vulgarmente como 'la cola del coyote'."

Segœn Paul Mangelsdorf, la hibridaci—n del ma’z primitivo con el

teocinte fue lo que dispar— la evoluci—n explosiva del ma’z como planta

cultivada. Beadle menciona que, segœn Galinat, las mazorcas se pueden

situar en un continuum evolutivo desde el teocinte hasta el ma’z moder

no, sobre la modificaci—n progresiva de la forma de la cœpula de los gra

nos. En el teocinte, y en algunos casos en el ma’z primitivo, las cœpulas de

los granos son m‡s altas que anchas. Por contraste, en el ma’z duro del

norte y sus descendientes modernos, las cœpulas son m‡s anchas que

altas. La posici—n de los granos sufre tambiŽn un proceso evolutivo. El

teocinte tiene de seis a diez granos triangulares o c—nicos en espiga de

una sola fila. Las mazorcas del ma’z moderno est‡n conformadas por

hileras de granos verticales y compactas.

10 Munro S. Edmonson, The Book of Counsel. pag. 1478.

"Raphael Girard, L'Esotherisme du PopolVuh p. 33240.

 

Page 38

2

00

()

L‡mina XIII: 1. Nobogame teosinte, 2. Chalco teosinte, 3. Maiz arqueol—gico, 4. Cruce ma’z = Teosinte,

5. Ma’z chapalote, 6. Ma’z moderno

Evoluci—n de la cœpula del fruto del teosinte a la mazorca m‡s compacta del ma’z moderno, lo que

apoya fuertemente el origen del ma’z en el teosinte. (Los dibujos est‡n basados en el trabajo del Walton

C. Galinat de la Universidad de Massachusetts, USA). Dibujo Homero D’az.

 

Page 39

50

SECHIN, MONUMENTO MITO

Existe todav’a duda sobre si el ma’z moderno evolucion— del teocinte

anual, como sostiene George W. Beadle, o es el producto, segœn œltima

posici—n de Mangelsdorf, del cruce selectivo de un ma’z primitivo y una

variedad de teocinte perenne.

La arqueolog’a del monumento de Sech’n aporta uno de los datos m‡s

importantes sobre este tema. Aqu’ se encuentra el empleo de adobes c—

nicos junto con los troncoc—nicos. Creemos que estas dos formas usa

das conjuntamente no hacen sino repetir la modificaci—n progresiva de la

cœpula de los granos de ma’z. Esto abona la tesis del origen del ma’z en el

teocinte. Toda la iconograf’a sobre los hŽroes del ma’z, especialmente la

iconograf’a textil de Paracas, muestra a los Mellizos con sombreros c—ni

cos, que revelan su origen en la forma de los granos del teocinte. "Teocinte'

quiere decir en lenguaje mesoamericano la hierba de Dios'. TambiŽn

esta forma c—nica de adobe ha sido encontrada en los niveles m‡s anti

guos del asentamiento de la capital nazquense de Cahuachi. Segœn el as

tr—nomo Giuliano Romano de la Universidad de Padua,* su pir‡mide

principal est‡ orientada al norte, igual que el templo de Sech’n. Esta orienta

ci—n no es frecuente en el hemisferio sur pero s’ se encuentra en las zonas

olmecas de MesoamŽrica.

Los investigadores del pasado peruano coinciden en que la expansi—n

del cultivo del ma’z es coet‡nea al fen—meno Chav’n. Dice Pablo Macera:

<<En la fase media del formativo, el hecho fundamental parece haber sido

la generalizaci—n del ma’z, que algunos asocian con la expansi—n de los

Chav’nÈ. En otra ocasi—n se–ala: <<... el ma’z fue la cosecha Chav’n... De

tanta importancia que a partir de entonces se present— el ma’z como ofren

da funeraria en el PerœÈ¹2. Su importancia se acrecent— en el tiempo. Por

eso, se–ala el historiador peruano, los chankas consideraban divino el

grano de ma’z. M‡s tarde, en el Inkario, la mayor’a de los meses del pri

mer semestre del a–o en el calendario ritual cuzque–o llevan nombres

vinculados al ritmo de crecimiento de este grano.

Lo m‡s significativo es la relaci—n del ma’z a la vida ritual y religiosa, a

travŽs de todas las etapas del desarrollo de las altas culturas en la AmŽrica

prehisp‡nica. Esta situaci—n especial del ma’z, como lazo entre las deida

des y el hombre, es se–alada desde el origen por la voz del mito, segœn

relata la "Biblia maya":

"He aqu’, pues, el principio de cuando se dispuso hacer al

hombre y cuando se busc— lo que deb’a entrar en la carne

del hombre".

* En comunicaci—n personal.

12 Macera, Pablo, Historia del Perœ, Tomo I. pag. 112.

 

Page 40

73

L‡mina XIV: Cer‡mica Valle de Casma. Cultura Chimœ. Personaje que representa

mazorca de ma’z con sombrero c—nico con granos de ma’z. Propiedad del arque—logo

J.C. YarlaquŽ.

Û

L‡mina XV: Textil Paracas mostrando a los mellizos con gorros c—nicos.

MNAAH Foto Mar’a Ines Ruiz G.M.

 

Page 41

52

SECHIN, MONUMENTO  MITO

"Y dijeron los Progenitores, los Creadores y Formadores,

que se llaman Tepeu y Gucumatz: "Ha llegado el tiempo

del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan

los que nos han de sustentar y nutrir, los hijos esclarecidos,

los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humani

dad sobre la superficie de la tierra."

Se juntaron, llegaron y celebraron consejo en la oscuri

dad y en la noche; luego buscaron y discutieron, y aqu’

reflexionaron y pensaron. De esta manera salieron a luz

claramente sus decisiones y encontraron y descubrieron lo

que deb’a entrar en la carne del hombre".

44

"Y as’ encontraron la comida y Žsta fue la que entr— en la

carne del hombre creado, del hombre formado; esta fue su

sangre, de Žsta se hizo la sangre del hombre. As’ entr— el

ma’z (en la formaci—n del hombre) por obra de los

Progenitores".

"S—lo comida fueron en un comienzo los cuerpos de nues

tra primera madre y nuestro primer padre". (Recinos)

As’ los cultivadores del ma’z expresan la solidaridad de toda la Crea

ci—n, y as’ conciben que la principal responsabilidad de los hombres es

alimentar a la deidad record‡ndola y alab‡ndola. Segœn el PopolVuh, las

creaciones anteriores perecieron porque no cumplieron con este deber

fundamental.

Esta solidaridad responsable y jer‡rquica es expresada por el mito en

varias instancias. Creada la Tierra por la Palabra, son fecundados luego

los animales, llamados guardianes de todas las selvas' y 'guardianes de los

bejucos'. ÇBueno es que haya guardianes, dicen los Procreadores, los

EngendradoresÈ>.

Luego se les pide a los animales que hablen, que digan los nombres de

sus Procreadores y Engendradores, cosa que son incapaces de hacer.

<<Nuestra adoraci—n es imperfecta si vosotros no nos invoc‡is>>.

Son entonces cambiados. Se les otorga su h‡bitat, pero se les se–ala su

destino, su dependencia. En tŽrminos del mito, Çsu fardoÈ: su carne ser‡

molida entre los dientes. Dice el PopolVuh: ÇTal fue, pues, el fardo de su

carne: as’ el fardo de ser comido, de ser matados, fue impuesto aqu’ sobre

todos los animales de la superficie de la tierra>>.

Se ensaya la creaci—n de seres que puedan ser Çsostenes, nutridoresÈ de

las divinidades, que puedan invocarlas y conmemorarlas sobre la superfi

cic de la tierra. De tierra hacen entonces la carne del hombre, pero este

intento tambiŽn fracasa; los mu–ecos de barro no hablan sino insensate

ces y no pueden sostenerse en pie. Los Engendradores celebran entonces

 

Page 42

EL MAIZ, EL POPOLVUH Y LA CREACIîN

Consejo y, despuŽs de destruir una vez m‡s su construcci—n, se pregun

tan, se–alando as’ lo que esperan del hombre: ÇÀC—mo haremos para que

nos nazcan adoradores, invocadores?È. Acuden a los de la Suerte, a los

sabios, a los augures, a los ancestros, para que hagan sus encantamientos

con el ma’z y el tzitze. Se decide hacer entonces al hombre de madera; se

ech— la suerte, cosa que se hac’a con los granos del ma’z o del tzitze.

ÇSuerte, f—rmateÈ, dijeron el abuelo y la abuela, Antiguo Secreto y Anti

gua Ocultadora. Al instante fueron hechos los maniquiŽs, los hombres de

madera. Los hombres se produjeron y hablaron; existi— la humanidad

sobre la tierra. Pero igualmente no recordaron a sus Constructores, sus

Formadores; no se acordaban de los Esp’ritus del Cielo. Vino la inunda

ci—n y perecieron. Su posteridad son los monos que viven en las selvas.

Pero no s—lo el diluvio hace desaparecer a los hombres de palo. Am

pliando la idea de la solidaridad de todo lo creado, intervienen los dioses,

los Esp’ritus del Cielo y sus mensajeros, representados por los animales

en su aspecto terrible o tenebroso: los "murciŽlagos asesinosÈ>, los Çjagua

res irritadosÈ>, los Çarrancadores de ojosÈ. El equilibrio natural se rompe

al no cumplir el hombre con su destino de recordar a su Creador y a los

Engendradores, los Formadores, los Esp’ritus del Cielo. La naturaleza

entera se rebela. Los objetos y utensilios empleados por el hombre se

unen a los palos y las piedras, para golpear los rostros de los hombres

incapaces de pensar en su padre y en su madre y en el Coraz—n del Cielo.

Sus perros, sus petates, sus ollas, sus morteros, todos a coro, se quejan del

trato imp’o de los que no tienen gratitud en su coraz—n para los que los

han creado, ayudado y sustentado. As’ culmina el experimento de los hom

bres hechos de madera. Tal como lo ha se–alado Imbelloni, huellas de la

historia de la rebeli—n de los animales y objetos se encuentran en toda la

mitolog’a de AmŽrica. ¹3

En la costa peruana, en un friso de la pir‡mide mochica de la Luna,

podemos apreciar la representaci—n de este acontecimiento m’tico que

alude a la misi—n y responsabilidad del hombre en relaci—n al mundo

natural e inanimado.

En un principio Çs—lo comida fue la carne de nuestros primeros pa

dres, de nuestras primeras madresÈ, se dice de los hombres de la Cuarta

Creaci—n. Pero la Cuarta Creaci—n no llega sino despuŽs de la lucha de los

hŽroes con los falsos dioses, de la lucha con los gigantes de las Žpocas de

barbarie. S—lo cuando el hombre ha recuperado su lugar, colaborando

con los dioses en la lucha contra sus enemigos y los esp’ritus depravados,

es que logra superar su destino sujeto a la Naturaleza y al orden c—smico,

13 Imbelloni, J. La 'Weltanschauung' de los Amautas Reconstruida: Forma Peruana

del Pensamiento Templario. p. 20.25.

53

 

Page 43

54

SECHIN, MONUMENTO  MITO

al cual est‡ obligado a servir y comprender con su inteligencia y su senti

miento.

El monumento de Sech’n conmemora estos hechos producidos en la

m‡s remota antigŸedad. Como relato cosmog—nico nos habla de la creaci—n inicial y del paso de las eras de barbarie a la era del ma’z, llamada la

Cuarta Creaci—n. Por eso une la primera creaci—n al nacimiento m’tico

del dios del ma’z, representado por los mellizos, hŽroes culturales de la

era patriarcal-agr’cola. Como todo verdadero mito, es relato y camino.

Vincula el destino de la sociedad al desarrollo del cult’geno principal de la

Žpoca. El trabajo sobre el mejoramiento y desarrollo del ma’z es s’mbolo

del desarrollo del individuo y de la colectividad. Se introduce de esta

manera el trabajo y la responsabilidad humana como factores importan

tes del devenir c—smico.

Segœn todos los pueblos precolombinos, el ma’z est‡ estrechamente

vinculado a la metamorfosis espiritual del hombre e interviene en casi

todas las ceremonias y rituales agrarios y sociales. El paciente trabajo so

bre la evoluci—n de la planta simboliza el crecimiento y la transformaci—n

de la consciencia del individuo y del grupo. La historia y evoluci—n de los

mellizos hŽroes del ma’z es paralela al desarrollo de la planta hasta su

perfecci—n. Segœn los mayas, sus antecesores fueron Çcuatro hombres

perfectosÈ hechos de ma’z. Para que el maiz sea perfecto, los indios ame

ricanos hopis consideran que la mazorca debe terminar en cuatro granos,

que aluden a los cuatro mundos o soles, a los cuatro elementos y a las

cuatro direcciones del espacio.

Como se–ala Raphael Girard, la divinizaci—n del cereal no se alcanza

sino cuando Žste adquiere un cierto grado de desarrollo, lo que explica

que en la religi—n maya se considere que s—lo en los granos m‡s logrados.

reside el esp’ritu del dios del ma’z.¹4 En el Perœ el ma’z del valle sagrado

de los Incas es el ma’z blanco, parakaysara, del que se extrae la mejor

harina.

Segœn recientes estudios de Alexander Grobman de la Escuela Nacio

nal de Agricultura, se ha ubicado cerca de treinta razas de ma’z en el Perœ.

La mayor’a de las razas ubicadas son ind’genas y se desarrollaron en la

costa y en la sierra en forma independiente. Como ya lo hemos mencio

nado, segœn Margaret Towle, quien ha estudiado la etnobot‡nica de la

zona andina, el Perœ parece ser el hogar del desarrollo del ma’z de diver

sos colores. Esto se puede comprobar con las descripciones de los hallaz

gos en los sitios arqueol—gicos del Formativo Temprano en la costa

peruana.¹5 Uno de los ma’ces de color de m‡s difusi—n e importancia es el

14 Girard, Raphael, L'Esotherisme del PopolVuh, p. 33240.

Margaret Towle, The Ethnobotany of PreColumbian Perœ. p.24

 

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L‡mina XVI: Cer‡mio cultura Tolita (ca. 600 a C400 dC). Dios del Ma’z naciente, surgiendo de las

fauces de un Shamanjaguar Museo Nacional del Banco Central de Quito. Foto: Malœ Fletcher.

 

Page 45

L‡mina XVII: Ceramio cultura Tolita, costa norte de Ecuador Tiene, como el monolito de Kunturwasi,

un motivo de serpiente que le surge del ojo. Museo Nacional del Banco Central de Quito

 

Page 46

EL MAIZ, EL POPOLVUH Y LA CREACIîN

ma’z morado, kullisara o vinosara, que se emplea en la fabricaci—n de la

chicha. Los kanas de la regi—n del Cusco, segœn el investigador peruano

Abraham Valencia Espinoza, lo emplean en la ceremonia m‡gica que lla

man Turkasqa, que quiere decir 'trocar' y que consiste en cambiar los

males por bondades, los hechos negativos en positivos. DespuŽs de los

ritos y las invocaciones, el ma’z morado es enterrado en un lugar ceremo

nial como ofrenda de cari–o y de perd—n.16

Segœn el Vocabulario de la Lengua Quechua del siglo XVI de Diego

Gonz‡lez Holgu’n, 'kulliruna' es el hombre Çde mucho br’o y esfuerzo

en el trabajo, diligente, incansableÈ. Las interesantes informaciones que

proporciona Valencia C‡rdenas sobre el rito vinculado al ma’z morado

nos han llevado a indagar sobre el sentido del vocablo 'kulli' (morado)' y

su empleo unido al concepto de 'runa' u hombre. El morado, uni—n del

rojo y el azul, es la base del culto contempor‡neo al Se–or Morado o

Se–or de los Milagros. Varios investigadores, principalmente Mar’a

Rostworowski de Diez Canseco, han comenzado ya a se–alar el probable

origen andino de este culto." Estos colores b‡sicos, el rojo y el azul, se

encuentran desde temprano en la iconograf’a de Sech’n. El azul est‡ vin

culado al cielo o a las aguas celestes, y el rojo a la naturaleza, a su crecimiento

y expansi—n. Se trata, pues, de un matrimonio de lo celeste y lo terrestre,

unidos a la idea de pasi—n y sacrificio, de cambio y de evoluci—n. Creo que

la saga del ma’z y la historia de sus hŽroes culturales est‡ en la ra’z del

culto tan peruano del Se–or Morado.

16 Abraham Valencia Espinoza, ÇNombres del Ma’z y su Uso Ritual por los K'AnasÈ>.

en Revista Antropolog’a Andina, # 3, 1979.

17 Rostworowski de D.C., Mar’a. Pachac‡mac y el Se–or de los Milagros, p. 143.

57

 

Page 47

Cap’tulo

IV

G

10

 

Page 48

APOSENTO1

TERRAZA

RECTANGULAR

CAMARA

SAGRADA

ATRIO

APOSENTO2

L‡mina XVIII: Plano de la c‡mara sagrada, peque–a escalera de acceso, y terraza rectangular posterior

(Arq. Elena Maldonado, Proyecto Sechin, U. Cat—lica del Perœ).

 

Page 49

LA CçMARA SAGRADA

E

1 templo de Sech’n est‡ orientado hacia el norte, la direcci—n

polar primordial. En el eje central del edificio se encuentra la

c‡mara sagrada, cuyo contorno interior, un cuadrado con esquinas cur

vas, es igual al del muro exterior de piedra que circunda el recinto total.

La entrada principal de la c‡mara est‡ enmarcada por dos gruesas pare

des, tambiŽn con esquinas curvas. Estas paredes se engrosan desde la

mitad de los muros laterales, asemejando por esto dos gruesos ganchos

que se oponen. Esto podr’a aludir a las dos fuerzas en equilibrio din‡mi

co simbolizadas en el signo astrol—gico de C‡ncer o en el s’mbolo del Yin

y el Yang. Este concepto se ve ampliado en todo el conjunto de la primera

fase constructiva. La c‡mara sagrada, la plataforma rectangular detr‡s de

Žsta, las antec‡maras, los aposentos laterales con dos columnas cada uno

y el atrio forman un conjunto org‡nico que nos sugiere un esquema referi

do al cangrejo o a la langosta, ambos animales relacionados al signo astro

l—gico de C‡ncer.

J.C. Tello afirma que las construcciones laterales a la c‡mara son, m‡s

bien, plataformas elipsoidales o edificios casi cil’ndricos. Esta primera

observaci—n de Tello refuerza la impresi—n de que aqu’ se tratar’a de las

extremidades del animal de C‡ncer, tambiŽn elipsoidales y casi cil’ndri

cas.

La c‡mara sagrada est‡ a cielo abierto. Tello, en 1937, encontr— la parte

superior de los muros enlucida, lo que induce a pensar que no tuvo techo.

Tampoco encontr— columnas ni cosa que pudiera sostener un techo o

segunda planta.

Otro elemento a considerar es la escalera de cinco escalones del ingre

so lateral a la c‡mara por el lado oeste. La escalera viene de la plataforma

rectangular de muros bajos detr‡s de la c‡mara, cuya funci—n es princi

palmente simb—lica, como lo es todo el esquema de la primera fase cons

tructiva.

Cabe resaltar que son cinco los escalones. Este nœmero est‡ relaciona

do al nacimiento del dios del ma’z, ya que son cinco los d’as que demora

la salida de la primera hoja de esta planta. El cinco tambiŽn representa la

suma de los dos primeros nœmeros, par e impar, femenino y masculino

J.C. Tello. Arqueolog’a del Valle de Casma. p. 248 p.252

61

 

Page 50

62

SECHIN, MONUMENTO  MITO

(no consider‡ndose la Unidad). Como se–ala el Chilam Balam de

Chumayel, al referirse a la deidad suprema,

CC

En fecha de Uno Chouen sac— de s’ mismo su divinidad

e hizo el cielo y la tierra. En fecha de Dos Eb hizo la pri

mera escalera para descender al medio de las aguas... Todo

fue creado por Dios nuestro Padre y por su Palabra; all‡

donde no hab’a ni cielo ni tierra, su Divinidad estaba pre

sente; ella misma se transform— en lluvia y cre— el Univer

"32

SO

Se dice que los americanos somos hijos del ma’z. Los hopis creen que

el ma’z fue creado en forma divina en la Primera Creaci—n, y que repre

senta tambiŽn la metamorfosis espiritual del hombre.

Volviendo a la c‡mara, con sus muros redondeados y su plataforma

rectangular posterior, podemos visualizar el dise–o de una concha de aba

nico. Probablemente se trate de la concha Spondylus, sagrada para el mun

do andino. El color rosado de este molusco reviste las paredes externas

de la c‡mara. Como se–ala Tello, esta concha est‡ representada en un

monolito del muro exterior de piedra.

La concha es considerada el continente del sonido primordial e impe

recedero, es decir del monos’labo sagrado 'AUM', que es por excelencia

el nombre del verbo expresado en los tres mundos o grados de la mani

festaci—n: tierra, aire y los cielos. Los tres elementos geomŽtricos esencia

les en todas las representaciones de la s’laba sagrada son: el punto o Prin

cipio no manifestado; la U s‡nscrita, elemento de espiral; la l’nea recta o

el desarrollo completo de la manifestaci—n, es decir, el estado corp—reo³.

Segœn RenŽ Guenon, estos tres elementos conforman el esquema de una

concha. Son tambiŽn los elementos esenciales del esquema del o’do hu

mano, que es el —rgano de la audici—n y del equilibrio.

Todos los elementos simb—licos estudiados aqu’ est‡n referidos al o’do

humano como —rgano de equilibrio. Estos elementos, m‡s el canal estre

cho que va desde la c‡mara hasta el exterior del edificio, atravesando to

das las fases constructivas, ligan una vez m‡s este templo a la idea central:

la recuperaci—n del equilibrio social y humano. Este equilibrio se alcanza

despuŽs de un proceso de desarrollo y transformaci—n.

En la tradici—n maya se representa al dios del ma’z naciendo de una

concha, como se puede apreciar en el C—dice de Dresden. En la cultura

mexicana, a Xololt, el doble de Quetzalcoatl, se le representa tambiŽn

2 Baudot, Georges. Las Letras Precolombinas p.155

3 RenŽ Guenon, S’mbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. p.117

 

Page 51

PR 178

PH

SHOT

Nor

d

L‡mina XIX: Vaso de piedra serpentina. ChavinCupisnique. Encontrado en Guayabo, Limoncarro. Dibujo

en plano de G. Sanchez. Muestra figura de cangrejo antropomorfo que sostiene la cabeza del hŽroe del maiz

conectada a un s’mbolo de la planta del ma’z y representaci—n del ave tutelar. N—tese, igual que el plato

"Dumbarton Oaks" la peque–a c‡mara frente a la boca bumana de los crust‡ceos. Foto: Victor Phumpiu,

Comunicaci—n personal Jaime Deza Rivasplata.

 

Page 52

L‡mina XX: Nacimiento de Xolotl, saliendo de una concha. Para los mayas y mejicanos, la concha es el

emblema del nacimiento, el punto de partida de la vida. Por eso en la numeraci—n maya la concha es el

s’mbolo del cero, punto de partida de la cuenta numŽrica (C—dice Borgia).

L‡mina XXI: Dios del Ma’z naciendo de una

concha. (C—dice de Dresden, cultura Maya).

 

Page 53

O

L‡mina XXII: Plato de piedra "DUMBARTON OAKS". Estilo La Pampa. 1250 a C.

Sobre el caparazon. cabezas chavinoides en formaci—n. El crustaceo sostiene en

la mano la cabeza cortada del hŽroe, cuya caballera son hojas de ma’z. (Salazar

Burger citado por Henning Bischof Smithsonian Institute. Washington. D.C.

Smithonian Institute. Washington, D.C.

 

Page 54

66

SECHIN, MONUMENTO MITO

naciendo de una concha (C—dice Borgia, 42). Afirma Raphael Girard que

en ambas ‡reas culturales, la concha es el emblema del nacimiento, el

punto de partida de la vida 4. Se trata, pues, en Sech’n, de un poema

cosmog—nico, de la manifestaci—n del Verbo despuŽs de una Žpoca de

disoluci—n o barbarie. La c‡mara sagrada representar’a la Creaci—n inicial,

y al mismo tiempo, el nacimiento de los hŽroes del ma’z.

El signo astrol—gico de C‡ncer est‡ representado indistintamente por

la langosta, el cangrejo o el camar—n. Para crecer, los crust‡ceos inverte

brados tienen que desechar sus caparazones cada cierto tiempo, y adqui

rir unos nuevos. En este proceso de muda, el animal descarta tambiŽn su

—rgano de equilibrio. ƒste œltimo tiene la forma de una peque–a c‡mara

dentro de la cual est‡n sus resonadores u otolitos. Durante el per’odo de

muda, el animal queda desvalido. Para recuperar sus resonadores, los crus

t‡ccos recolectan peque–as piedrecillas que introducen en la c‡mara de

equilibrio. Si el animal es encerrado en un acuario donde no hay piedrecillas

o arena se comporta como si estuviera ebrio y permanece sin sentido de

direcci—n.

Apreciamos ahora el œltimo elemento iconogr‡fico importante de la

c‡mara sagrada. Se trata del primer friso pintado en la zona interior del

templo de Sech’n. La figura tiene aproximadamente 2.60 metros de largo

por 1.50 metros de alto, como puede apreciarse en la foto y grabado

presentados en el libro de Tello.

Debido al deterioro de la parte alta del muro no es posible apreciar la

cabeza del monstruo, pero da la impresi—n de que se dirige activamente

hacia la entrada de la c‡mara. Se trata, sin duda, de un monstruo mitol—

gico con un cuello protuberante, el cuerpo y los dedos pintados de negro,

un mu–—n rojo y grandes u–as blancas y curvas que parecen lunas cre

cientes. Como ha sido se–alado por varios autores, garras semejantes a las

que muestra este monstruo mitol—gico s—lo se han hallado en la repre

sentaci—n de un felino negro, en una l‡pida encontrada en el templo de

Chav’n de Hu‡ntar.

Este monstruo podr’a representar a uno de los gigantes mitol—gicos

contra los cuales, segœn el PopolVuh, luchan los mellizos Hunahpœ e

IxbalamquŽ, hŽroes del ma’z. Son cuatro los gigantes de la era de barbarie

que se oponen a los designios de Hunrak‡n, el Coraz—n del Cielo. Esta

deidad suprema maya ordena a los mellizos la destrucci—n de estos sober

bios, que representan los vicios de las eras que preceden a la del ma’z.

En las horas inmediatas a la salida del Sol o de la Luna, el astro de

mayor brillo en el cielo es Venus. El PopolVuh relata c—mo, en la era

Raphael Girard. Le PopolVuh. p.320

5 J. C. Tello. Arqueolog’a del Valle de Casma. p. 2512

 

Page 55

a

L‡mina XXIII: El gr‡fico muestra una

langosta cabezaabajo se–alando el

lugar en que Žsta tiene su c‡mara de

equilibrio (estatocisto). En la Žpoca de

muda deshecha su caparazon junto con

la membrana interna del estatocisto y

sus resonadores, causando una total

falta de orientaci—n. Para recuperar su

—rgano de equilibrio introduce unas

peque–as piedras dentro de los

estatocistos. Si una langosta estuviera

dentro de un acuario donde no hubiese

piedrecillas o arena le ser’a imposible

reemplazar sus resonadores y dar’a

tumbos como si estuviera ebria. Dibujo:

Homero Diaz.

(Fragmento de una ilustraci—n del libro:

Man in Structure and Function de Fritz

Kahn, M.D.). New York; Alfred A. Knopf

1956.

L‡mina XXIV: Ceramio Moche con

cintur—n de maices y, en la parte

superior, camar—n y cangrejo (animales

del signo de C‡ncer). Propiedad Pastor

Bautista de Pacasmayo, Octavio Polo

Briceno. Foto Patricia Llosa.

 

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L‡mina XXV: Fragmento de un unku (textil) con langostas dentro de un dise–o

octogonal Costa sur, influencia Nazca  Huari tard’o. (ca de 600700 d.C.a).

Museo Textil Washington, D.C.

 

Page 57

LA CçMARA SAGRADA

matriarcal hort’cola que precede la creaci—n del Sol y de la Luna, Venus

reg’a los cielos. Para los maya, Vucub Caquix (Siete Guacamayos) y

Chimalmat (La que se Torna Invisible) equivalen a Venus. Esta pareja de

gigantes representa, por su brillo, su riqueza y por su pretensi—n de ocu

par el centro del cielo, la soberbia. Se vanaglorian de ser m‡s que el Sol y

la Luna, que traer‡n finalmente la luz y la civilizaci—n a los hombres en la

Cuarta Creaci—n.

Los dos hijos de la pareja de gigantes, Zipacn‡ y Caprak‡n, llamados

tambiŽn SabioPezTierra y Gigante de la Tierra, simbolizan el orgullo y

la vanidad, respectivamente. Zipacn‡, predominantemente masculino,

muere convertido en piedra, aplastado dentro de una gruta a la que ha

descendido por incitaci—n de los hŽroes solares. ƒstos han colocado all’

un enorme cangrejo para tentar la gula del gigante. Zipacn‡ estar’a repre

sentado en Sech’n por un enorme monolito sin grabar que se encontr—

enterrado intencionalmente en uno de los aposentos rectangulares delan

te de la c‡mara sagrada. El segundo de los gigantes, Caprak‡n, de natura

leza fundamentalmente femenina, ser’a el monstruo fel’nico con enor

mes garras lunares que hemos descrito m‡s arriba.

El œltimo motivo iconogr‡fico a considerar de la primera fase cons

tructiva se encuentra en los pilares que enmarcan las ventanas de las dos

antec‡maras. Son figuras de hombres de perfil en posici—n cabezaabajo,

delineados en bajo relieve. Tienen nariz aguile–a, cuatro dedos en las

manos, el o’do sugerido por un gancho y el ojo marcado por un arco. De

la cabeza cae hacia atr‡s un turbante o capa en forma de gran 'S'. Estas

figuras est‡n pintadas de gris sobre fondo gris. La capa o turbante que

surge de la cabeza y envuelve el cuerpo est‡ formada por tres bandas en

amarillo, negro y rojo, como se puede apreciar en las fotos tomadas al

momento de la excavaci—n. Estos mismos colores los veremos repetidos mellizos, segœn el PopolVub. Foto

en las bandas oblicuas a ambos lados de los grandes peces de la tercera

fase constructiva.

L‡mina XXVI: Piedra sin grabar

encontrada in situ en la habitaci—n

del lado este, vecina a la c‡mara

sagrada. Representa a Zipacn‡, uno

de los gigantes con quienes luchan los

Fernando Llosa.

Estas figuras de hombres cabezaabajo representan iconogr‡ficamente

a los buhos mensajeros del mundo subterr‡neo. En el PopolVuh es a

Xibalb‡, nombre del mundo subterr‡neo maya, adonde se dirigen los

hermanos Hunhunapœ (padre de los hŽroes solares) y Vucubhunapœ.

Son guiados hacia all’ por los bœhos mensajeros para enfrentarse con los

Se–ores de Xibalb‡ en el juego de la pelota. Al ser derrotados, encon

trar‡n la muerte.

1. Los colores de la c‡mara y recintos aleda–os

Todas las paredes de los recintos de la primera fase se encontraron

enlucidos de azul por dentro y rosado por fuera. El azul es el color del

cielo y de las aguas. En Sech’n encontramos el color azul en dos lugares.

69

 

Page 58

L‡mina XXVII: Dibujo que reproduce

el dise–o grabado de un hombre

cabeza abajo en una de las columnas

de los aposentos rectangulares

laterales al vest’bulo de la c‡mara

sagrada. Estos aposentos en adobe son

parte de la 1era. fase constructiva del

templo interior. Hay cuatro columnas,

dos por aposento. Se ha encontrado

buellas que bacen suponer que cada

columna ten’a un dise–o semejante.

70

Primero, como hemos visto, en el interior de la c‡mara y en todos los

ambientes de la primera fase constructiva, y luego en un monolito menor,

inmediato al de la esquina oeste, en el lado de la fachada que corresponde

al Cielo.

Acerca del rosado, F. Portal se–ala que simboliza el amor a la sabidur’a

divina. El rosa est‡ referido al hombre regenerado que recibe la palabra

sagrada. Portal a–ade que tanto la rosa como el color rosado son s’mbo

los del primer grado de regeneraci—n y de iniciaci—n en los misterios.

Afirma, m‡s adelante, que ÇEn los libros sagrados de los hindœes, el roc’o

es el s’mbolo de la palabra divina. El color rosado tiene el mismo signifi

cadoÈ. En experimentos psicol—gicos recientes se ha demostrado el

que

color rosado tiene un efecto tranquilizante que reduce y atenœa el impul

so a la violencia.

SECHIN, MONUMENTO  MITO

Advertimos que por tratarse de un relato cosmog—nico y de las aven

turas de seres semidivinos o hŽroes ejemplares, hemos empleado el senti

do metaf—rico m‡s elevado en la interpretaci—n de los colores. Portal

establece tres niveles de interpretaci—n: el divino, el sagrado y el profano.

B‡sicamente, el primero tiene un sentido universal. El segundo nace con

el culto religioso, y el tercero se expresa en las Žpocas en las que predomi

nan las concepciones materialistas. Por supuesto, en toda expresi—n con

creta de arte simb—lico, el sentido de los colores depende tambiŽn de

leyes de oposici—n, combinaci—n, lugar, y relaci—n con el soporte mate

rial. Influyen tambiŽn el contexto etnol—gico, cultural y religioso en el que

se apoyan las im‡genes simb—licas.

En el caso del monstruo mitol—gico a la entrada de la c‡mara, el color

dominante es el negro. Como se–ala Portal, por ley de oposici—n, el ne

gro, unido al rojo, convierte a Žste œltimo en s’mbolo del amor infernal,

del ego’smo, del odio y de todas las pasiones del hombre degradado. El

negro, en dominante, es negaci—n de la luz. ÀY quŽ decir de las u–as blan

cas del monstruo, que sugieren el aspecto fœnebre de este color? Lo cu

rioso es que estas caracter’sticas negativas se encuentran atenuadas por el

rosado, color de fondo del muro exterior de la c‡mara. Consideramos

que se alude aqu’ al sentido inici‡tico del rosado, y a los cambios que,

segœn la tradici—n maya, se operan en los esp’ritus negativos de una era,

transform‡ndose, luego de un proceso regenerativo, en sostenes del cos

mos o pilares de las eras sucesivas.

7

8

Portal, Frederic. El Simbolismo de los Colores. p. 109

cit., p. 410

cit., p.83 sgts.

op.

op.

 

Page 59

00

L‡mina XXVIII: Felino negro tallado en piedra. Galeria subterr‡nea. Templo de Chav’n de Huantar.

N—tese el parecido de las garras con las del monstruo de la l‡mina XXIX.

L‡mina XXIX: Vista del interior del Templo de

Sechin. Se ve la puerta de ingreso a la c‡mara

sagrada y el dise–o retocado del Gigante

Caprakan en el muro este.

 

Page 60

Cap’tulo

V

 

Page 61

NO

41

L‡mina XXX: Dibujo de frotado de piedra de Pashash, Callej—n de Conchucos, Ancash. La parte

superior muestra cuatro rostros humanos dentro de un recinto cuadrangular Representaria a

los cuatro gigantes del mito del maiz. Debajo, hay un dise–o abstracto que podr’a sintetizar el

sistema o aparato equilibratorio de los animales. La parte inferior hace m‡s precisa la relaci—n

de este dise–o con el —rgano de equilibrio de los crust‡ceos que representan el signo de C‡ncer.

Muestra una pequena c‡mara con objetos como piedrecillas que estos crust‡ceos introducen en

su —rgano de equilibrio para reconstruir el que pierden cada vez que mudan su caparaz—n.

Exposici—n en la Universidad Nacional de San Marcos. Lima. Trabajo de Terence Grieder y

Arque—logo Alberto Bueno. Dibujo Homero D’az.

 

Page 62

LA RECUPERACIîN

DEL EQUILIBRIO

S

ech’n es b‡sicamente un monumento en el que se formula el

calendario de la nueva era del ma’z en los Andes. Es, por lo tan

to, el monumento en el que se relata el mito central de los cultivadores de

este cereal. Como hemos visto, los recintos interiores de Sech’n est‡n

referidos al relato cosmog—nico y al nacimiento de los Mellizos, hŽroes

solares y dioses del ma’z. Como en el PopolVuh, inmediatamente des

puŽs de la historia de la creaci—n del universo, la iconograf’a de la c‡mara

central nos introduce de golpe al relato de la lucha con los gigantes, que

representan las Žpocas de barbarie que anteceden a la era del ma’z.

La lucha con los gigantes representa el primer paso hacia el necesario

restablecimiento del equilibrio previo a la instauraci—n de la nueva era o

Cuarta Creaci—n. Es as’ como el paso de las eras o el paso de un ciclo a

otro se liga al proceso transformativo representado por las vicisitudes,

sufrimientos, luchas y transformaciones que tienen que vivir los hŽroes

ejemplares.

DespuŽs de la derrota de los gigantes, los Mellizos, precedidos por sus

padres, descienden al mundo subterr‡neo maya, o Mundo de Xibalb‡.

Esto representa la segunda etapa de su proceso transformativo, que cul

minar‡ con su muerte y resurrecci—n, y finalmente con su salida del mun

do subterr‡neo, del fondo de las aguas, que ellos metaf—ricamente atra

viesan sobre su cerbatana, s’mbolo del rayo solar.

Iconogr‡ficamente, este paso est‡ representado en Sech’n por el canal

estrecho que atraviesa el recinto desde la c‡mara sagrada, en medio de

tres series de escaleras dobles. Los tres conjuntos dobles, de trece escalo

nes cada uno, simbolizan el paso de las cras, las tres creaciones previas.

Representan el pasado en sus dos ritmos simult‡neos, ascendente y des

cendente, en su total despliegue a travŽs del tiempo.

Estos tres conjuntos de escaleras se suceden unos a otros apretada

mente, mostrando as’ su car‡cter simb—lico. De manera expresiva y sintŽ

tica incorporan la totalidad del pasado, que equivale al mundo subterr‡

neo, y que el rayo solar o cerbatana atraviesa.

Los tres conjuntos de escaleras dobles, s’mbolos de las cras, evocan el

empleo de dos nœmeros importantes en la calend‡rica maya. El trece es el

principal nœmero c’clico. Segœn fuentes mayas, es la fuerza inmanente de

todas las cosas. El vocablo que lo representa, 'oxlahun', quiere decir 'cos

75

 

Page 63

L‡mina XXXI: Fotograf’a tomada desde la puerta de la c‡mara sagrada. Se puede apreciar el canal estrecho

que atraviesa todas las fases constructivas de adobe llegando hasta el gnomon, monolito central del edificio.

L‡mina XXXII: Escaleras dobles de 13 escalones cada una que asoman al nivel de la portada, separadas

por el canal estrecho que viene de la c‡mara sagrada. Delante de ellas se encuentra el gnomon o monolito

central. Las escaleras se muestran parcialmente reconstruidas.

 

Page 64

LA RECUPERACIîN DEL EQUILIBRIO

mos'. Su doble, el veintisŽis, est‡ tambiŽn ’ntimamente relacionado al c—m

puto del tiempo.

Trece son las horas del d’a y trece las de la noche en el mundo maya.

Dos series de veintisŽis suman cincuentid—s, que es el nœmero de a–os

del siglo maya. Por supuesto, el veintisŽis tambiŽn est‡ relacionado al

Tzolk’n, calendario adivinatorio maya de doscientos sesenta d’as. Volve

remos a encontrar el trece en el nœmero de vueltas que da la cuerda de

uno de los postes axiales que enmarcan la portada del recinto de Sechin.

En la segunda etapa constructiva del monumento de Sech’n no se en

contr— frisos ni motivos iconogr‡ficos. Como se–ala Samaniego, el desa

rrollo en esta fase era predominantemente vertical. Se supone que inclu’a

cuartos que destruyeron los huaqueros o buscadores de tesoro. Queda el

recinto en alto que se encuentra detr‡s del aposento rectangular oriental

de la primera fase. Este recinto se puede apreciar en la maqueta del edifi

cio. Fue construido despuŽs de cubrirse intencionalmente la primera cta

pa.

La segunda fase constructiva marca la aparici—n del mundo subterr‡

neo. Representa la Žpoca en que predomina el trabajo hort’cola del que se

encargan las mujeres en peque–os huertos. La comunidad se desarrolla y

comienza la vida sedentaria, en contraste con el nomadismo de la Žpoca

de los cazadoresrecolectores. El advenimiento de la horticultura, junto

con la importancia de la siembra y el cuidado de las plantas, se liga simb—

licamente al descenso inici‡tico de los hŽroes al mundo subterr‡neo. Este

paso a la profundidad tambiŽn est‡ indicado por una rampa situada en el

eje del templo, entre las columnas frontales que tienen representaciones

de hombres cabezaabajo.

En la tercera fase se encuentran los grandes peces, uno a cada lado de

la portada. Est‡n incisos en muros bajos de adobe que terminan en del

gadas proyecciones perpendiculares o alfardas. ƒstas son vecinas a las

escaleras dobles que asoman al muro l’tico final.

Los dos grandes peces apuntan al eje central del edificio. El pez es un

s’mbolo conocido, en la iconograf’a maya, como 'nagual' o alter ego de

los dioses del ma’z. Presentamos im‡genes de Cop‡n y otras arcaicas en las

que se aprecia esta relaci—n que Rafael Girard ha destacado con mœltiples

ejemplos. En toda la iconograf’a universal el pez es s’mbolo de fertilidad y

abundancia. ƒstas tambiŽn son las caracter’sticas de la era patriarcal agr’

cola del ma’z. Como dice el PopolVuh, ÇY cuando de nuevo se manifesta

ron, ten’an en verdad sus mismas caras (las de Hunahpœ e IxbalanquŽ). Al

quinto d’a volvieron a aparecer y fueron vistos en el agua por la gente.

Raphael Girard, Le PopolVuh. p.199

77

 

Page 65

78

SECHIN, MONUMENTO  MITO

Ten’an ambos la apariencia de HombresPecesÈ. Como hemos se–alado,

cinco d’as demora la germinaci—n del ma’z.

En cuanto a las bandas oblicuas que enmarcan la direcci—n de emer

gencia de los peces, encontramos primero el negro, color del camino cen

tral de Xibalb‡, luego el color amarillo de la muerte y por œltimo el rojo,

que representa aqu’ la salida de los mellizos hacia la claridad del sur y del

verano. Los peces como 'naguales' de los Mellizos est‡n dise–ados sobre

fondo rosado, que es la uni—n del blanco luminoso y el rojo. Los peces

est‡n pintados de azul.

Podemos ver que los colores establecen una conexi—n entre los hom

bres cabezaabajo y los peces. Los hombres cabezaabajo de la primera

fase, como bœhos mensajeros, marcan el camino hacia el mundo subte

rr‡neo maya. Los peces en actitud emergente, cercanos a la fachada, sim

bolizan la salida Çdel fondo de las aguasÈ>.

En estudios recientes, Samaniego, Vergara y Bischof, al referirse a las

bandas oblicuas diagonales vecinas a los peces, manifiestan que sus colo

res son el rojo, el negro y el anaranjado. Este œltimo color, el anaranjado

o azafr‡n, en la simbolog’a tradicional se refiere al Çamor divino revelado

al alma humanaÈ o a Çda uni—n del hombre con DiosÈ. Estos tŽrminos se

adaptan bien al estadio que atraviesan los mellizos al emerger de las aguas

y acercarse a su apoteosis. El anaranjado es tambiŽn el color de la aurora,

en este caso la aurora de la Cuarta Creaci—n que se avecina.

Los peces tienen penachos amarillos que simbolizan aqu’ la inteligen

cia esclarecida por la revelaci—n divina. El fondo, que es rosado segœn

Bischof y rojo segœn otros, marca el final de la iniciaci—n y la emergencia

a la Vida.³

Dos alfardas enmarcan el œltimo conjunto de escaleras dobles. Son

altas y perpendiculares al muro bajo de los grandes peces. Como puede

verse claramente, la parte alta del dise–o en la alfarda oriental muestra un

rayo. Este dise–o continœa en lo que Bischof ha considerado la repre

sentaci—n de una pierna o un brazo.

Por coincidencia, a la primera manifestaci—n del Coraz—n del Cielo se

le llama 'Caculh‡ Hurac‡n, Rayo de una Pierna', o sea el rel‡mpago. En

cuanto a las tres bandas que caen hacia la tierra, representan a mi parecer

la energ’a que proviene de lo alto y que se descarga verticalmente sobre el

suelo.

En Sech’n el rel‡mpago en la alfarda del lado occidental es m‡s peque–o

y las bandas de energ’a caen diagonalmente hacia la tierra. Segœn datos

etnol—gicos recogidos por Gary Urton en la regi—n del Cuzco, el rel‡m

2 L. Samaniego, C. Vergara y N. Bischof. New Evidence on Cerro Sech’n, Casma

Valley, Perœ. p. 178

3 Portal, FrŽderic. El Simbolismo de los Colores. p. 123.

 

Page 66

L‡mina XXXIII: El Pez del lado oeste,

Sechin

L‡mina XXXIV: Uno de los grandes peces en bajo relieve del nuevo muro final de

adobe. Lado este, fase 3, Sechin.

 

Page 67

L‡mina XXXV: Dibujo que muestra el Dios del Ma’z y su nabual, se–alada por un pez. Cultura Maya,

Cop‡n.

L‡mina XXXVI: Alfarda del lado este. N—tese

en el muro la cabeza del pez, nabual de los

mellizos. En la alfarda el dise–o del rayo

termina en tres bandas que descargan

diagonalmente. Reproducci—n en el Museo de

Sitio, Sechin.

L‡mina XXXVII: Alfarda del lado Oeste. Se ve

el otro pez que asoma. Al lado se nota una

parte de una de las escaleras dobles. En la

alfarda, el rel‡mpago que cae verticalmente.

 

Page 68

LA RECUPERACIîN DEL EQUILIBRIO

pago macho golpea entre el Cielo y la Tierra en diagonal. El rel‡mpago

femenino, que corresponder’a al dise–o de la alfarda del lado oriental y

para el cual se utiliza con mayor frecuencia el tŽrmino 'rayo', Çgolpea

verticalmente, muy r‡pidamente, casi sin ruido, directamente a la tierra>>.*

Creemos que se trata de las tres formas del Illapa andino: el Trueno, el

Rayo y el Rel‡mpago. El primero de ellos est‡ representado por el sonido

primordial, el Verbo que emana desde la c‡mara sagrada. Los otros dos,

el Rel‡mpago y el Rayo, dise–ados desde lo alto de las alfardas, anuncian

el nacimiento de la Cuarta Creaci—n. Segœn el PopolVuh, los tres juntos

son el Coraz—n del Cielo. El Verbo en sus tres manifestaciones es pues el

origen del Rayo de la Creaci—n que la primera Tr’ada Creadora anuncia

desde lo alto y desde la profundidad del templo de Sech’n. La totalidad

del Rayo de la Creaci—n est‡ expresada por la fachada l’tica.5

Los Esp’ritus del Cielo: Maestro Gigante Rel‡mpago, Huella del Re

l‡mpago y Esplendor del Rel‡mpago, son mencionados por primera vez

en el PopolVuh unidos a la Creaci—n de la Tierra y al proyecto de Crea

ci—n de aquellos que ser’an capaces de adorar y cumplir la voluntad de

Hunrak‡n, el Coraz—n del Cielo. Aparecen representados en Sech’n con

la salida de los mellizos de la profundidad subterr‡nea en el alba de la

Cuarta Creaci—n. Se trata del nacimiento del dios del ma’z y de la creaci—n

de los primeros hombres cuya carne fue hecha de ma’z.

Gary Urton, At the Crossroads of the Sky. p. 912

5 El tŽrmino "Rayo de la Creaci—n" es empleado por P.D. Ouspensky en En Busca de

lo Milagroso al explicar la cosmolog’a aportada al Occidente por G.I. Gurdjieff.

81

 

Page 69

Cap’tulo

VI

 

Page 70

L‡mina XXXVIII: Monolito de la esquina suroeste. Venus vespertina. La abuela que come a

boca llenaÈ. Expresi—n de LehmannNitsche, Coricancha. Foto A. Guillen.

L‡mina XXXIX: Monolito de la esquina sureste del recinto de Sechin. Venus Matutina. El abuelo

madrugador y lega–osoÈ, segœn expresi—n de LehmannNitsche en su libro Coricancha, Foto A.

Guillen

 

Page 71

LA LUCHA CON LOS GIGANTES

I relato de la lucha de los mellizos hŽroes solares con los gigan

tes es considerado literaria y mitol—gicamente el m‡s valioso e

interesante de los cap’tulos del PopolVuh.

E

El primero de los gigantes, Siete Guacamayo, pertenece a la era del se

gundo intento fallido de la creaci—n del hombre, en la que se crearon los

hombres de madera o 'mu–ecos de palo'.

Aœn no se le ve’a la cara al sol, ni a la luna, ni a las estrellas.

Por esta raz—n VucubCaquix (Siete Guacamayo) se envane

c’a como si Žl fuera el sol y la luna. Su œnica ambici—n era

engrandecerse y dominar. Y fue entonces cuando ocurri— el

diluvio a causa de los mu–ecos de palo¹.

Los gigantes contra los que emprenden lucha los hŽroes solares son cua

tro: VucubCaquix, su pareja Chimalmat y sus dos hijos Zipacn‡ y Caprak‡n.

Estos cuatro, una vez derrotados y muertos por los futuros dioses del ma’z,

se convierten en los portadores de las esquinas del cosmos. Los hŽroes

emprenden esta lucha para cumplir con los designios de Coraz—n del Cie

lo, la principal deidad maya. Los gigantes representan los vicios de las eda

des de barbarie antes de la aparici—n del hombre hecho de ma’z. La victo

ria sobre VucubCaquix y su pareja es la victoria sobre la soberbia y la

riqueza; el gigante VucubCaquix se vanagloria de ser el Sol y la Luna que

traer‡n la luz y la civilizaci—n a los hombres, usurpando as’ el rol de Cabahuil,

el Creador, el Coraz—n del Cielo.

A nuestro parecer VucubCaquix o Siete Guacamayo y su pareja

Chimalmat, 'La que se Torna Invisible', est‡n representados en Sech’n en

dos monolitos que ocupan las esquinas del muro sur del edificio l’tico. Se

trata, como puede apreciarse en las im‡genes (l‡mina 38 y l‡mina 39), de la

figuraci—n de Venus en sus dos aspectos: lucero de la ma–ana y lucero ves

pertino. Como lucero de la ma–ana es 'El Abuelo Madrugador y Lega–o

so', y como lucero vespertino, 'La Abuela que Come a Boca Llena'. Estos

apelativos, pertenecientes al mundo aymaraandino, han sido recogidos por

Versi—n de Recinos, PopolVuh. p. 33.

85

 

Page 72

ENC

FLOSL

FEVE

 

Page 73

LA LUCHA CON LOS GIGANTES

L‡mina XL: UrnaHuari  Nazca

Esta pieza es b‡sicamente calend‡rica; segœn su orientaci—n, la cabeza en relieve de

la figura central sirve como un gnomon (reloj solar). Bajo el rostro hay una amplia

pechera en semicirculo con 4 filas de peque–os rect‡ngulos dispuestos radialmente.

Cada fila tiene 19 rect‡ngulos. Esto podr’a referirse a los 19 meses del a–o solar

maya, presente en Sechin. Este a–o solar est‡ constituido por 18 meses de 20 d’as y 1

mes de 5 d’as considerados inauspiciosos. Lo m‡s notable del rostro son los ojos,

rodeados en un caso de un c’rculo oscuro, en el otro, claro. Una m‡scara blanca y

negra de extra–o dise–o termina en bigotes curvos enmarcando la boca abierta donde

se puede apreciar 11 grandes dientes. Bajo la pechera, la vestimenta muestra 8 cabezas

de felino dispuestas en 2 bileras, alternando una cabeza oscura con una clara, las

que se contraponen 4 a 4. Los dientes var’an en nœmero y disposici—n. Por tratarse de

felinos parecen referirse al calendario lunar.

El personaje sostiene en una mano lo que parece ser un arco, y una flecha que apunta

bacia abajo, y en la otra, un b‡culo extra–o con un dise–o rectangular con diez

circulos claros sobre un fondo oscuro. Este personaje central que sirve de gnomon

representar’a a la Venus Matutina y Vespertina que en el Popol Vub son 7 Guacamayo

y Chimalmat, los dos gigantes principales.

En el bonete o tocado oscuro hay dos bongos alucin—genos.

M‡s abajo se ven los pies de la figura con cuatro dedos en un pie y tres en el otro.

Las dos cabezas secundarias que miran a la figura central representan a los hijos

Zipacn‡ y Caprac‡n con los que se completar’an los cuatro gigantes contra quienes

lucban los hŽroes del mito del ma’z:

Cabeza a la izq. Esta figura (Zipacn‡) lleva signo ornitomorfo alrededor del ojo,

dividido en 2 campos. Su nariz ganchuda parece ser de guacamayo. En el tocado

aparece sobre fondo azul el naciente dios del ma’z con amplia sonrisa y peque–a

corona de 5 puntos. El tocado termina en 11 peque–os rect‡ngulos. La figura es

evidentemente solar, porque el guacamayo es ave solar.

La cabeza a la derecha representa a Caprac‡n. El ojo est‡ envuelto en un rombo

oscuro; el tocado est‡ dividido en dos mitades de distinto color. La figura es dual,

femenina. Lleva por ese motivo, como rasgo fel’nico adicional, colmillos en las

comisuras de la boca. La nariz es totalmente redonda, diferente a la de Zipacn‡.

Parte posterior de la urna NazcaHuari. Bajo el asa vertical que lleva signos referidos

al ma’z vemos una figura central formada por un rostro circular con un tocado

alto que termina en cuatro c’rculos peque–os. El rostro esta flanqueado por dos

felinos con cuerpos de serpiente. Sobre cada uno, hay dos signos del ma’z. Arriba y

a cada lado hay parejas de monos de color claro y oscuro alternados que parecen

estar volando y que lleva cada uno cinco signos que representan al ma’z. Esta

profusi—n de signos del ma’z de colores claros y oscuros, as’ como los simios que

siguen el mismo patr—n, vinculan definitivamente esta vasija a la mitolog’a del

ma’z. En la fachada de Sechin bay 4 oficiantes del rito del palo volador: 2 en el

lado claro de la fachada y 2 en el lado oscuro. Son avesmono como los simios

voladores de esta vasija HuariNazca.

La numerolog’a de los dientes de estas aves.monos bace referencia al a–o solar tal

como la figura central de la parte delantera de la vasija. Esta pieza puede fecharse

al final del per’odo Nazca e inicios de la Žpoca Huari, 2000 a–os despuŽs de

Sechin. No nos extra–a sin embargo este hecho ya que conocemos diversos ceramios

y tejidos NazcaHuari que tratan temas directamente vinculados a la mitolog’a del

ma’z, tal como est‡ relatada en el Popol Vuh, y tambiŽn magistralmente sintetizada

en el monumento de Sechin.

87

 

Page 74

88

SECHIN, MONUMENTO MITO

Lehmann Nitsche² y se aplican a Venus, el astro de mayor luminosidad en

el cielo despuŽs del sol y de la luna. La posici—n que ocupan estos monolitos

en las esquinas posteriores del templo aluden a la Žpoca matriarcalhort’

cola, regida por Venus. Esta era dar‡ paso a la Žpoca cultural del ma’z,

regida por uno de los mellizos, Hunahpœ, en su calidad de dios de la Auro

ra de la Cuarta Creaci—n.

En el mito, VucubCaquix y Chimalmat est‡n ligados a la soberbia y a

la riqueza. Sus hijos Zipacn‡ o Sabio PezTierra' y Caprak‡n o 'Gigante

de la Tierra' encarnan el orgullo y la vanidad. Zipacn‡, ÒSabio PezTierra',

es el que se llama a s’ mismo Yo, hacedor de monta–as', y tiene la facul

tad, segœn el PopolVuh, de o’r todo lo que pasa en el mundo. El segun

do, Caprak‡n o 'Gigante de la Tierra', se envanece de su poder y potencia

y se vanagloria de atemorizar al Cielo haciendo temblar la Tierra y destru

yendo las monta–as. Como deidad o gigante de la Tierra su naturaleza es

predominantemente femenina, mientras que Zipacn‡ es una figura mer

curial, masculina, como lo indican su capacidad de hacer, su orgulloso

aislamiento y su af‡n de mando.

De incidencia muy directa para la interpretaci—n de la iconograf’a de

todo el monumento de Sech’n, como veremos al estudiar a fondo la fa

chada l’tica, es la leyenda de los 400 j—venes que inician la lucha con

Zipacn‡. Raphael Girard ha destacado la importancia del trabajo comunita

rio contrapuesto al falso individualismo de Zipacn‡, Çque trabaja soloÈ>.

Zipacn‡ carga solo el ‡rbol que los 400 j—venes quieren llevar para ser

utilizado como viga maestra de su casa comunal. Los j—venes le pregun

tan al gigante si tiene padre y madre. ƒl dice que no, y ellos le piden que se

quede y traiga al d’a siguiente otro ‡rbol que sirva de pilar para la casa.

Por no parecerles bien que el gigante levante solo este ‡rbol, intro

duciŽndose as’ como el principal o primero entre ellos, traman su muerte.

Creen haber logrado su objetivo sepult‡ndolo en un hoyo que le han

hecho excavar, pero Zipacn‡ los burla cavando a la vez un tœnel lateral de

salvamento. Tres d’as despuŽs encuentra a los j—venes embriagados, cele

brando su desaparici—n, y derriba sobre ellos la casa, caus‡ndoles la muerte.

Estando ebrios, dice el PopolVuh, no ten’an ya sabidur’a y acabaron por

ser destruidos. As’ mueren los 400 j—venes. ÇEntraron entonces en la

constelaci—n llamada a causa de ellos El Mont—nÈ>. Son las PlŽyades. Los

hŽroes solares vengar‡n m‡s tarde la muerte de los cuatrocientos j—venes

matando a Zipacn‡ o Sabio PezTierra, quien muere enterrado por una

monta–a que cae sobre Žl convirtiŽndolo en piedra. Pero es s—lo al produ

cirse la apoteosis final de los dioses del ma’z que los 400 j—venes resucita

r‡n.

2 Lehmann Nitsche, R. Coricancha.

P. 115.

 

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SECHIN, MONUMENTO MITO

Lehmann Nitsche² y se aplican a Venus, el astro de mayor luminosidad en

el cielo despuŽs del sol y de la luna. La posici—n que ocupan estos monolitos

en las esquinas posteriores del templo aluden a la Žpoca matriarcalhort’

cola, regida por Venus. Esta cra dar‡ paso a la Žpoca cultural del ma’z,

regida por uno de los mellizos, Hunahpœ, en su calidad de dios de la Auro

ra de la Cuarta Creaci—n.

En el mito, VucubCaquix y Chimalmat est‡n ligados a la soberbia y a

la riqueza. Sus hijos Zipacn‡ o ÒSabio PezTierra' y Caprak‡n o ÔGigante

de la Tierra' encarnan el orgullo y la vanidad. Zipacn‡, ÒSabio PezTierra',

es el que se llama a s’ mismo 'Yo, hacedor de monta–as', y tiene la facul

tad, segœn el PopolVuh, de o’r todo lo que pasa en el mundo. El segun

do, Caprak‡n o ÔGigante de la Tierra', se envanece de su poder y potencia

y se vanagloria de atemorizar al Cielo haciendo temblar la Tierra y destru

yendo las monta–as. Como deidad o gigante de la Tierra su naturaleza es

predominantemente femenina, mientras que Zipacn‡ es una figura mer

curial, masculina, como lo indican su capacidad de hacer, su orgulloso

aislamiento y su af‡n de mando.

De incidencia muy directa para la interpretaci—n de la iconograf’a de

todo el monumento de Sech’n, como veremos al estudiar a fondo la fa

chada l’tica, es la leyenda de los 400 j—venes que inician la lucha con

Zipacn‡. Raphael Girard ha destacado la importancia del trabajo comunita

rio contrapuesto al falso individualismo de Zipacn‡, Çque trabaja soloÈ>.

Zipacn‡ carga solo el ‡rbol que los 400 j—venes quieren llevar para ser

utilizado como viga maestra de su casa comunal. Los j—venes le pregun

tan al gigante si tiene padre y madre. ƒl dice que no, y ellos le piden que se

quede y traiga al d’a siguiente otro ‡rbol que sirva de pilar para la casa.

Por no parecerles bien que el gigante levante solo este ‡rbol, intro

duciŽndose as’ como el principal o primero entre ellos, traman su muerte.

Creen haber logrado su objetivo sepult‡ndolo en un hoyo que le han

hecho excavar, pero Zipacn‡ los burla cavando a la vez un tœnel lateral de

salvamento. Tres d’as despuŽs encuentra a los j—venes embriagados, cele

brando su desaparici—n, y derriba sobre ellos la casa, caus‡ndoles la muerte.

Estando ebrios, dice el PopolVuh, no ten’an ya sabidur’a y acabaron por

ser destruidos. As’ mueren los 400 j—venes. ÇEntraron entonces en la

constelaci—n llamada a causa de ellos El Mont—nÈ>. Son las PlŽyades. Los

hŽroes solares vengar‡n m‡s tarde la muerte de los cuatrocientos j—venes

matando a Zipacn‡ o Sabio PezTierra, quien muere enterrado por una

monta–a que cae sobre Žl convirtiŽndolo en piedra. Pero es s—lo al produ

cirse la apoteosis final de los dioses del ma’z que los 400 j—venes resucita

r‡n.

2 Lehmann Nitsche, R. Coricancha. p. 115.

 

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imina XLI: Ceramio Nazca Alt. 20 cms., boca 16 cms.

ondo ladrillo claro, dise–os ladrillo oscuro y blanco, delineados en negro. Tanto la forma de la vasija

Omo sus dise–os tri‡dicos hacen referencia al ma’z (zea mays).

 

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90

SECHIN, MONUMENTO  MITO

Los mellizos, hŽroes del ma’z, logran atrapar a Zipacn‡ imitando en

piedra y madera un gran cangrejo que colocan en el fondo de una gruta o

ca–—n, al pie de una monta–a. Aprovechando el hambre del gigante me

rodeador, que vive y se alimenta de peces y cangrejos al borde del agua, lo

convencen de que entre en la gruta. Como relata el PopolVuh,

...As’ pues, quiso intentar, quiso encorvarse, quiso entrar.

El cangrejo fue hacia lo alto. Entonces el se retir—. ÇNo lo

has alcanzado?È> dijeron los engendrados. ÇNo est‡ ah’, sino

que subi—; pero al principio por poco lo cog’a. Quiz‡s fue

ra bueno que yo entraseÈ, respondi— Žl. DespuŽs

encorv‡ndose entr—; acab— de entrar; no mostr— afuera m‡s

que la punta de sus pies. La gran monta–a acab— de minar

se, se aplast—, descendi— sobre su coraz—n. ƒl ya no se re

volvi— m‡s; Sabio PezTierra fue piedra³.

Dennis Tedlock, bas‡ndose en sus estudios lingŸ’sticos y en un infor

mante maya, considera que el cangrejo es una mujer y toda la escena una

met‡fora del acto sexual. El hambre del gigante ser‡ tambiŽn la lujuria y la

avidez sexual.*

Los hŽroes Hunahpœ e IxbalamquŽ (Maestro MagoBrujito) derrotan

a Caprak‡n, el œltimo de los gigantes, por orden de Hunrak‡n (Maestro

GiganteRel‡mpago, segœn Asturias).

<<Que tambiŽn sea vencido el segundo hijo de Principal Guacamayo o

VucubCaquixÈ>, les dice Hunrak‡n. ÇTal es nuestra palabra, porque no

est‡ bien lo que Žl hace sobre la tierra: exaltar su gloria, su grandeza en

potencia. Que ya no sea as’. Atraedle dulcemente hacia el OrienteÈ>, les

dice a los engendrados, ya que el este es el lugar propicio a los hŽroes

solares. Indic‡ndole la direcci—n a seguir, acompa–an al Gigante, uno a la

derecha y otro a la izquierda, de manera de poder disparar sus cerbatanas,

lo que hacen sin utilizar munici—n. Para asombro del Gigante cazan los

p‡jaros s—lo con el soplo de su aliento. Los Ç<engendradosÈ encienden

fuego frotando dos palos y ponen a cocinar un p‡jaro untado con arcilla

blanca que dan de comer al Gigante.

Aprovechando la gula del Gigante, le dan de comer el ave para vencer

lo. El Gigante comienza a desvanecerse y pierde fuerzas en los pies y en

las manos.

No pod’a ya hacerles nada a las monta–as ni acabar de derri

barlas. Y entonces, ligado por los engendrados, estando sus

Versi—n de M. A. Asturias y J. M. Gonz‡lez de Mendoza, PopolVuh. p. 34.

*Tedlock, Dennis, The Spoken Word and the Work of Interpretation. PP. 312  320.

 

Page 78

LA LUCHA CON LOS GIGANTES

manos atadas atr‡s, sus manos guardadas por los extranje

ros, el cuello y piernas ligados juntamente, fue en seguida

tendido en tierra, fue inhumado. Tal fue la derrota de Gi

gante de la Tierra... 5

Zipacn‡ y Caprak‡n est‡n representados en la primera etapa de Sech’n.

Como hemos visto, el primero es el enorme monolito sin grabar encon

trado en el aposento oriental de la c‡mara sagrada, y el segundo, el mons

truo mitol—gico pintado en la parte tambiŽn oriental del muro norte de la

c‡mara. Ambos se encuentran en el lado este. Caprak‡n es llevado en esa

direcci—n por los mellizos; Zipacn‡ simboliza en su transformaci—n y

muerte el paso de la naturaleza mineral a la vegetal, como indica la etimo

log’a de su nombre: 'zi' = 'le–a'; 'pac' = 'corteza dura'; 'na', de 'naoj' =

'modo de ser'. El Oriente es el lugar del alba y de la transformaci—n. Es

hacia all’ donde apuntan los hŽroes solares y donde se producir‡ el naci

miento de la nueva era, lugar representado en los Andes por el santuario

central de Chav’n de Hu‡ntar. La evoluci—n comienza con los elementos

sustanciales inmanentes en la piedra. Los hŽroes solares perforan el cen

tro de la monta–a con la fuerza m‡gica de la Palabra, llegando as’ al cora

z—n mismo del elemento primordial, mineral. Zipacn‡ enterrado se con

vierte, como sostienen los indios chorti, en el alma de la monta–a que lo

sepulta.

Desde otro punto de vista y tomando en cuenta que hemos relaciona

do la primera fase constructiva a la germinaci—n del ma’z, Zipacn‡ y

Caprak‡n constituyen los elementos complementarios relacionados al

proceso de germinaci—n de la semilla: uno es la esencia fecundante o

germen y el otro es el cuerpo de la semilla. La semilla produce en su

transformaci—n y muerte, por intermedio de la influencia celeste, el mila

gro del nacimiento de la planta que ha de ser el alimento principal del

nuevo ciclo cultural. Los mellizos o hŽroes solares encarnan otro nivel

del mismo proceso, ilustrado maravillosamente en las mœltiples peripe

cias que sufrir‡n en Xibalb‡, el mundo subterr‡neo maya, hasta alcanzar

su liberaci—n y emerger como se–ores de la Aurora.

5

Op. cit. p. 38, versi—n de Asturias.

* Magaloni Duarte, Ignacio, Educadores del Mundo. pp. 1856.

91

 

 

Page 79

Cap’tulo

VII

 

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OC

L‡mina XLII: Mortero de piedra hallado en Pan de Azœcar, Pampa de Llamas, a espaldas del cerro

Sechin. 22 cms de alto. En el fragmento que se conserva se observa un rostro dividido en dos secciones:

la m‡s grande, la del lado izquierdo, muestra un ojo en arco hacia arriba atravesado por una banda

ornitomorfa que desciende basta la base de la oreja. La boca, se–alada por una banda dividida

borizontalmente, desciende en una de las comisuras. La otra secci—n del rostro est‡ ocupada por un

dise–o geomŽtrico octogonal que sobresale por un lado formando el perfil de la oreja derecha. Debajo

de este dise–o bay un rect‡ngulo vertical. Este conjunto geomŽtrico evoca de inmediato el rect‡ngulo

del gnomon central de la fachada de Sech’n y el dise–o octogonal sobrepuesto indica las dos cruces

fundamentales de una brœjula adivinatoria oriental, marcando as’ claramente las 8 direcciones del

espacio. Los brazos que marcan las direcciones cardinales est‡n formados por l’neas de ‡ngulos agudos

que apuntan sobre una figura romboidal en cuyo centro existe un dise–o circular cuya peculiaridad es

que est‡ formado por l’neas rectas y curvas.

y

Las dos cruces en oct—gono que la tradici—n llama 'el de FuHsi' es la esencia de los emblemas que

sostienen las dos figuras de las esquinas de la fachada norte del monumento. El dise–o al centro de

l’neas curvas y rectas alude a la uni—n fundamental de lo circular lo cuadrado.

Podemos decir que por su contenido iconogr‡fico Žsta es la pieza m‡s importante de todo lo encontrado

basta ahora en el Valle de Casma. Un lado de la pieza muestra el rostro de un bombreave. Esto nos

babla del origen de los hombresaves, tradici—n que proviene de las costas chinas. Foto Fernando Llosa.

 

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VISION DE LA FACHADA

E

n fecha de Uno Chouen sac— de s’ mismo su divi

nidad e hizo el cielo y la tierra. En fecha de Dos Eb

hizo la primera escalera para descender al medio de las.

aguas... Todo fue creado por Dios nuestro Padre y por su

Palabra; all’ donde no hab’a ni ciclo ni tierra, su Divinidad

estaba presente; ella misma se transform— en lluvia y cre—

el Universo...".

Chilam Balam de Chumayel

Parados frente a la fachada l’tica de Sech’n lo primero que podemos

apreciar es dos conjuntos de monolitos mayores grabados entre los que

destacan representaciones de figuras humanas que se dirigen hacia el

Centro. Hay once monolitos a cada lado, semejantes entre s’ y comple

mentarios. Dos monolitos que presentan postes con cuerdas anudadas y

dise–os geomŽtricos enmarcan el Centro.

En medio de estos postes o estandartes asoman dos escaleras de trece

escalones separadas por una estrecha ranura central que marca la l’nea

zenital o medianera del edificio. Delante de la Portada se encuentra un

monolito rectangular que se yergue como un gnomon o reloj solar frente

a esta ranura.

Como primera idea estructural, la fachada del edificio de Sechin ex

presa en todos sus elementos el concepto de dos fuerzas opuestas y com

plementarias en relaci—n a un centro. Este concepto, de origen tradicio

nal, est‡ basado en una concepci—n tri‡dica que relaciona las dualidades u

oposiciones a una unidad o centro. La primera de las dualidades es la

divisi—n en Esencia y Substancia universales, surgidas del Ser o Unidad.

En la tradici—n hindœ esta primera dualidad se designa como Purusha

y Prakriti; en la tradici—n extremooriental como Cielo y Tierra, siempre

en relaci—n a un principio superior que las preside. De una tr’ada metaf’

sica constituida por el Ser y el NoSer y su referencia a una Unidad supe

rior (que la tradici—n extremooriental llama el Tao) se desprenden otras

triadas tal como la conformada por el Ser Trascendente, el Cielo y la

Tierra, y en menor grado, la triada del Cielo, la Tierra y el hombre como

mediador.

95

 

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SECHIN, MONUMENTO  MITO

La fachada del edificio de Sech’n expresa como primera dualidad la

divisi—n inicial del huevo c—smico en Cielo y Tierra. Esta dualidad que el

mundo andino conoce como la divisi—n primordial en alto y bajo, Hanan

y Hurin, cielo y tierra, es importante en la estructura jer‡rquica, religiosa,

espacial y social de la cosmovisi—n andina.

Una segunda dualidad que se encuentra expresada en la fachada es la

divisi—n fundamental del a–o en dos per’odos: una Žpoca clara (primave

ra y verano) y una Žpoca oscura, de lluvias (oto–o e invierno). En los

c—dices mayas se muestran jeroglifos cuadrados bicolores (blanco y ne

gro) con esta misma divisi—n del a–o. La imagen es de un campo cuadra

do dividido por la l’nea de pasaje del sol por el zenit, que ellos llaman, con

raz—n, la secci—n mediana del mundo.

No son Žstas las œnicas dualidades o polaridades que expresa la facha

da. Otra corresponde a la de los dos hemisferios celestes indicados por la

imagen de la Osa Mayor y la Cruz del Sur presentes en la zona central de

la fachada. La constelaci—n de la Osa Mayor est‡ simbolizada por el mono

lito principal ubicado al lado de la Portada y que preside la marcha de las

figuras humanas desde la esquina oeste. Esta figura es la m‡s compleja

del lado que llamamos lado de Cielo, del Invierno y Oto–o. Tiene una

doble espiral que lo envuelve de la cabeza a los pies. En la tradici—n ame

ricana y oriental esta doble espiral es el s’mbolo de la Osa Mayor. En

Sech’n este motivo, de vasta aplicaci—n en muchas tradiciones, representa

al mismo tiempo a la divisi—n en dos hemisferios tanto del cielo como de

la tierra. En el ser humano, por otro lado, est‡ relacionado a las dos co

rrientes sutiles de energ’a, la de la derecha y la de la izquierda. Se emplea

con frecuencia en el ExtremoOriente para representar la constelaci—n

polar que preside los cuadrantes del cielo.

Este s’mbolo de la doble espiral est‡ ligado siempre a figuras de car‡c

ter m’tico o ejemplar, tal como el Emperador Yu el Grande en la tradi

ci—n oriental. En el arte Olmeca vemos un sacerdote, encarnaci—n de la

divinidad central, sosteniendo la doble espiral en su regazo y sentado

dentro de la boca de la TierraJaguar de la cual emanan signos solares de

fertilidad y s’mbolos celestes relacionados a la lluvia.

En Sech’n la figura principal tiene un s—lo pie ya que el otro est‡ cu

bierto por un extremo de la doble espiral. Este personaje con un s—lo pie

se encuentra tambiŽn en la mitolog’a maya y azteca: Hunrak‡n en lo Maya

y su rŽplica, Tezcatlipoca, el Se–or del Espejo Humeante. El color de

Tezcatlipoca es el negro, como el de su piedra que es la obsidiana. Es a la

vez el inventor del fuego y el Se–or del A–o, como dice Alfonso Caso.¹

¹ Samuel Marti, Canto, Danza y Mœsica PreCortesianos. p.238242

 

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1941

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L‡mina XLIII: Dibujo del llamado relieve de ChalcatzingoÈ, Morelos, MŽjico. Muestra un personaje sentado

dentro de un recinto que representa la TierraBoca de Jaguar. Sostiene un s’mbolo de la doble espiral,

motivo que se repite en el asiento. De la boca abierta del recinto emanan 10 volutas, 5 a cada lado de un

eje central; arriba, nubes de lluvia, gotas de agua y s’mbolos vegetales. Indudablemente, se trata de un

sacerdote del culto a la lluvia. Las volutas pueden estar referidas al ma’z. Grabado, Fondo de Cultura

Econ—mica. MŽjico.

 

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L‡mina XLIV: Monolito menor de la

fachada de Sechin. Ten’a, segœn

Tello, manchas de p‡tina ocre

amarillo en su lado frontal.

Presenta la imagen de un infante

con rasgos olmeca, ojos cerrados, la

cara mirando hacia el este, una

mano levantada en posici—n

ascencional, la otra detr‡s de la

cabeza. La figura muestra el cuerpo

dividido a la altura de la cintura.

La proporci—n de la parte alta de la

figura en relaci—n a la parte baja

es la misma proporci—n que la de

los dos brazos de la Cruz del Sur.

98

SECHIN, MONUMENTO  MITO

Es interesante lo que dice Tello respecto a este monolito de Sech’n:

"Es una de las piedras mejor trabajadas, su superficie fue nivelada conve

nientemente antes de ser grabada y es de granito con muchas manchas

negruzcas de mica".

Es pertinente se–alar que del otro pie de Tezcatlipoca o Hunrak‡n,

nace el tallo de ma’z. En muchas representaciones el monstruo de la Tie

rra tiene el pie en su poder. "Hijo del pie", segœn Raphael Girard, es uno

de los nombres que designa al Dios del Ma’z.

La Cruz del Sur est‡ representada, segœn nuestro parecer, por uno de

los monolitos menores m‡s importantes del lado de Ciclo. Tiene grabada

la figura de un infante en posici—n ascensional, como si emergiera de la

profundidad; lleva la mano izquierda levantada sobre la cabeza y la mano

derecha detr‡s de la misma. La figura muestra el cuerpo dividido, seccio

nado a la altura de la cintura. La proporci—n de la parte alta de la figura en

relaci—n a la parte baja es la misma que la de los brazos mayor y menor de

la Cruz del Sur.

La visi—n de los hemisferios celestes representados por estas dos cons

telaciones est‡ complementada por la presencia iconogr‡fica de Ori—n.

La constelaci—n de Ori—n se encuentra, vecina a Tauro, en el ecuador

celeste. En Sech’n, el motivo de esta constelaci—n est‡ repetido a todo lo

largo de la fachada en la procesi—n de figuras humanas con cascos semi

hexagonales que se dirigen hacia el centro de las esquinas este y oeste. El

semihex‡gono es la forma geomŽtrica que marca las cuatro estrellas m‡s

conspicuas de Ori—n. Este semihex‡gono encierra a las estrellas llama

das las "Tres Mar’as" que est‡n representadas iconogr‡ficamente por tres

rect‡ngulos incisos en los cascos. La œnica excepci—n es la figura principal

cuyo casco est‡ cubierto por uno de los brazos de la doble espiral de la

Osa Mayor.

Viendo la fachada en conjunto, s—lo dos constelaciones est‡n repre

sentadas a todo lo largo de su eje esteoeste. Estas son Ori—n y las PlŽyades.

Las PlŽyades, que se encuentran tambiŽn cercanas al ecuador celeste, es

t‡n representadas, como veremos luego con m‡s detalle, por los monolitos

menores que est‡n situados entre los mayores en la fachada. La asocia

ci—n de estas dos constelaciones a todo el ciclo anual y sus cuatro estacio

nes ha sido se–alada como importante en todo el hemisferio sur segœn

datos etnogr‡ficos de Levi Strauss.²

Un elemento importante para el estudio iconogr‡fico es la calidad de

la factura de los monolitos situados en uno u otro lado de la fachada. Es

evidente, a simple vista, la calidad 'arquet’pica' de las piezas del lado de

Cielo. Muchas de ellas se encontraron revestidas con p‡tina de diversos

2 Levi Strauss, Claude. Mitol—gicas, Lo Crudo y Lo Cocido, Cuarta Parte, II

 

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G

(

3

L‡mina XIV: Monolito grabado. Recuay, Callej—n de Huaylas, Huar‡z, Perœ (1er milenio de nuestra era).

Lleva tocado con dos cabezas de drag—n e ideograma chino Wuang que significa REY.

 

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SECHIN, MONUMENTO MITO

colores a diferencia de las del lado de Tierra donde s—lo dos o tres ten’an

color. No comprendemos con facilidad la manera en que los constructo

res de Sech’n hac’an uso de todo elemento sensible, concreto y material.

Por ejemplo, la forma y calidad de cada piedra, y aœn incluso el peso de

las piedras mismas, tienen la finalidad de transmitir contenidos o siste

mas clasificatorios importantes. Por eso, cuando una caracter’stica espe

cial se muestra en una pieza, ya sea en su forma, calidad, tratamiento,

lugar, cuidado en su dise–o o acentuaci—n de un rasgo u otro, debemos

preguntarnos a quŽ alude esta diferencia o a quŽ secuencia pertenece este

detalle, motivo o forma. Esta diferencia de calidad en la forma y trabajo

de las piezas del lado de Cielo es una impresi—n que se recibe de algunas

de estas huancas en especial y del conjunto en general.

El que mira superficialmente a ambos lados de la fachada, s—lo ve dos

agrupaciones de monolitos semejantes. Con una mirada m‡s sensible, sin

embargo, se puede notar esta diferencia que hemos se–alado. Hablando

en tŽrminos sencillos, una cosa es 'mirar' y otra, 'ver'. Se trata, evidente

mente, de un lenguaje diferente al nuestro. Quiz‡s nos sea œtil considerar

la ciencia oriental conocida como el fengshui o ciencia del viento y el

agua. Las brœjulas geom‡nticas del feng shui muestran anillos concŽntricos

con diversas series de s’mbolos que pertenecen a distintos —rdenes clasi

ficatorios de la realidad. Un anillo, por ejemplo, puede referirse a s’mbo

los estelares, otro a signos calend‡ricos, otro a los trigramas b‡sicos o a

los hexagramas del I Ching, y otro a los diversos colores de las direccio

nes del espacio. En Sech’n cada monolito puede pertenecer, por una u

otra caracter’stica, o por su ubicaci—n dentro del contexto general, a uno

u otro orden.

La fachada, como hemos visto, puede dividirse en dos, se–alando as’ la

primera dualidad de Cielo y Tierra. Puede dividirse, igualmente, en tres

partes fundamentales, usando como base de esta nueva divisi—n los dos

monolitos que marcan los solsticios y que ocupan el octavo lugar desde

cada esquina. Estos dos monolitos con dos columnas de seis cabezas

cada una indicar’an los momentos de aparente detenci—n del sol, o solsti

cio. Tomando el esquema de la escala musical de siete notas la fachada

quedar’a dividida en tres octavas: la octava descendente que comienza en

la esquina oeste, la octava ascendente que comienza en la esquina este y la

octava intermedia que va desde un monolito solsticial (Do) al otro mono

lito solsticial (Do). Esta octava intermedia es a la vez ascendente y descen

dente. Si seguimos esta idea tri‡dica, tendr’amos la octava del Cielo, la

octava de la Tierra, y en medio de ellas, la octava del Hombre.

Esta divisi—n de la fachada en tres octavas surge de la tr’ada Cielo

Tierra el hombre como mediador. Esta tr’ada fundamental usualmente

se expresa verticalmente pero en Sech’n est‡ presentada en el plano hori

 

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VISION DE LA FACHADA

zontal. Hemos se–alado ya el origen oriental de esta estructura tri‡dica que

encontramos trasladada a AmŽrica tanto en el mundo quichŽ como en el

andino. En el mundo andino se muestra en la divisi—n espaciotemporal de

los tres mundos: el de arriba, el de abajo, y el del medio. En la lengua

quechua son HANAN PACHA, HURIN PACHA Y KAY PACHA.

El autor guatemalteco, L. Mendez, quien estudia los fundamentos socia

les del pueblo quichŽ hace uso de esta estructura tri‡dica vertical para ex

plicar la organizaci—n y sistema de producci—n de los quichŽs hist—ricos tal

como los encontraron los espa–oles en la Žpoca de la conquista. Nos re

cuerda que los quichŽs ya hab’an sufrido la influencia y dominaci—n de los

toltecas que aportaron esta misma concepci—n vertical y jerarquizada.

Mendez cree que esta tr’ada se origina en la estructura social y de pro

ducci—n. Se trata, segœn Žl, de sociedades regidas por castas de sacerdotes

y guerreros, estos a su vez son sostenidas por una masa de artesanos y

campesinos que forman el estrato dominado.³

En el mismo art’culo, Mendez trae a colaci—n la antigua divisi—n tem‡

tica del PopolVuh en tres partes: los dioses, los hŽroes, y los hombres.

En el plano superior se hallaban los dioses, luego ven’an los personajes

semidivinos o sea los hŽroes o protagonistas de los mitos, y por œltimo

los personajes hist—ricos que reflejaban a los dos estratos superiores y

que encarnaban lo terrestre' del propio pueblo. Casi todos los primeros

comentaristas del PopolVuh compartieron esta visi—n estructural y so

ciol—gica del mito quichŽ.

Queda, y dejamos abierta la pregunta, por decidir si tenemos que op

tar por un mundo que se origina en lo alto o por uno que proviene funda

mentalmente del mundo de abajo. Quiz‡s es en el hombre donde se ori

gina esta concepci—n dual’stica y es en Žl donde se tiene que resolver o

conciliar estas oposiciones de ra’z metaf’sica.

Los mellizos hŽroes del PopolVuh nos muestran quiz‡s un camino de

servicio a los designios de lo alto y a los ideales de la comunidad. Dejan

de lado los intereses ego’stas para asumir su tarea, con modestia y alegr’a.

El soci—logo Maurice Godeliere 4 se–ala que el esquema cielohom

bretierra en disposici—n vertical recuerda el idcograma chino Wuang que

significa rey.

Este ideograma esta formado por tres trazos horizontales paralelos. El

primero representa al cielo, el del centro y m‡s corto al hombre, y el de

3 L Mendez en 'Algunas Consideraciones sobre la Estructura Social de los QuichŽs en

el PopolVub' pp. 181199. Nuevas Perspectivas sobre el PopolVub de R. Camacho y

E Morales Santos.

* Maurice Godeliere, Las Sociedades PreCapitalistas en Nuevas Perspectivas sobre

el PopolVub. p.192

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L‡mina XLVI: ÇHacha que representa una cabeza humana con tocado y boca de delfin. Lleva signo

ornitomorfo en el rostro, y dos hongos (probablemente alucin—genos) sobre los ojos. Estilo cl‡sico de

Veracruz, Museo Nac. de Arqueolog’a, MŽjico.

 

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VISION DE LA FACHADA

abajo a la tierra. Un trazo vertical que reune el cielo y la tierra atraviesa al

hombre y lo aprisiona en la aceptaci—n de su condici—n.

En Sech’n esta divisi—n en tres octavas, se–alada por los monolitos sols

ticiales, est‡ confirmada por una pieza l’tica extraordinaria que adorna el

muro lateral este del recinto. Muestra una cabeza humana con la boca rien

te, abierta, en la que se distinguen claramente siete dientes, cuatro arriba y

tres abajo. Del ojo, dibujado con un arco, descienden tres largos lagrimones

en curva que se extienden hasta m‡s abajo del cuello de la figura.

Una incisi—n profunda atraviesa el dise–o desde la parte superior de la

oreja hasta la punta de la nariz, lo que, junto con una depresi—n en el

perfil, dibuja la cabeza de un delf’n. El ojo del delf’n est‡ marcado por

una incisi—n cerca de la frente. En la figura de Sech’n se tratar’a pues de

una cabeza solar que r’e y llora. Usando tŽrminos de la simbolog’a tradi

cional cristiana, se tratar’a del 'San Juan que r’e, San Juan que llora' reco

nocido s’mbolo del gremio de los constructores del Medioevo.

En la tradici—n grecolatina, el delf’n est‡ estrechamente vinculado a

Apolo, la divinidad solar, patrono de los mœsicos. Existe una hermosa

representaci—n olmeca en Veracruz, MŽxico, que muestra una cabeza

humana con tocado y boca de delf’n.

El car‡cter extraordinario de la figura de Sech’n, que antecede en cerca

de dos milenios a las representaciones cristianas y medioevales del patro

no de los constructores, reside en su gran poder expresivo. Asimismo,

evoca una relaci—n entre la triada y la octava, por medio de los tres lagri

mones que descienden del ojo, y los siete dientes de la boca riente.

Si Sech’n conmemora el inicio de una Žpoca patriarcal agr’cola, la era

del ma’z, resulta interesante el hecho de que la octava del Hombre est‡

enmarcada entre los dos monolitos solsticiales. En la tradici—n americana

hay una clara correspondencia entre la cabeza humana, el sol y el grano

de ma’z. Teniendo este dato en cuenta, podr’amos deducir que las veinti

cuatro cabezas que forman columnas en estos monolitos solsticiales re

presentar’an veinticuatro per’odos, de quince d’as cada uno. Esta es una

de las formas de dividir el a–o solar, tanto en Oriente, como en los m‡s

antiguos calendarios andinos.

Como hemos visto anteriormente, todo motivo o elemento iconogr‡fico

es significativo. Un detalle de la vestimenta o un adorno espec’fico, puede

indicar si las figuras que lo portan pertenecen a una cofrad’a de danzantes, de

astr—nomos o de agrimensores. Por lo tanto debemos prestar atenci—n a cada

elemento simb—lico de los monolitos, tanto aisladamente, como en relaci—n a

las diversas secuencias a las que puedan pertenecer.

La visi—n de la fachada resulta m‡s compleja aœn si incluimos los dos

monolitos con dise–os relacionados a las constelaciones de la Osa Mayor

y a la Cruz del Sur. Estos monolitos est‡n en el lado de Cielo, cercanos al

103

 

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104

SECHIN, MONUMENTO MITO

eje central del edificio, y aluden a los dos hemisferios celestes, marcando

con su presencia un eje vertical: el zenit y el nadir del cielo.

Hay otras cuatro figuras sugestivas, dos cercenadas por la mitad y dos

sin las extremidades inferiores. Las cuatro tienen faldell’n de plumas y

representan seres alados. Si las interpretamos como participantes del rito

panamericano del PaloVolador, habr’a que concebirlas girando alrede

dor de los postes axiales que enmarcan la Portada. Ambos postes tienen

cuerdas anudadas, que se–alan los nœmeros de vueltas que deben dar los

hierofantes de este rito, desde el momento en que inician su vuelo circu

lar alrededor de estos postes o ejes centrales. Estas cuerdas tienen trece

vueltas en un caso y nueve en el otro. Estas dos cifras son importantes en

el mundo maya. El trece est‡ ligado estrechamente al Tzolkin, el calenda

rio sagrado y adivinatorio maya de 260 d’as. Este nœmero se obtiene de la

multiplicaci—n de los trece meses del a–o por los viente d’as del mes

maya. El nueve, por otro lado, est‡ relacionado al Tun, el a–o solar de 365

d’as, que es la suma de dos series de nueve meses con veinte d’as cada

uno, y los cinco d’as considerados inauspiciosos. 5

La fachada es una secuencia de monolitos ordenados en parejas, seme

jantes y complementarias, a ambos lados de los ejes. Podr’amos tal vez

imaginar un conjunto de esferas concŽntricas. Los l’mites de la primera

esfera interior estar’an marcados por los dos monolitos solsticiales que

ocupan el 8vo. lugar desde las esquinas. En el 5to. lugar se encuentran los

monolitos que forman la primera pareja de 'voladores' marcando posi

ciones cenitales del a–o. Al lado de cada esquina en el 2do. lugar tenemos

los monolitos que se–alar’an los extremos del a–o solar de 365 d’as, o

Tun maya. Quiz‡s la fachada entera de diez monolitos a cada lado, sin

contar los dos monolitos axiales, aluda al m‡s antiguo calendario maya,

llamado Huna, de 400 d’as. Cada monolito, veinte en total, tendr‡ el valor

de un uinal o mes maya de 20 d’as.

El nœmero cuatrocientos est‡ ligado a la leyenda de los cuatrocientos

j—venes del PopolVuh, sobre los cuales el gigante Zipacn‡ derriba el poste

central de la casa comunal, caus‡ndoles la muerte. Estos j—venes est‡n

representados a todo lo largo de la fachada por los monolitos menores

que muestran cabezas humanas con ojos cerrados.

Situ‡ndonos frente a la fachada vemos de inmediato el mundo de la

dualidad, tal como se muestra en el nivel horizontal, como dos fuerzas

opuestas que convergen hacia el centro. No percibimos, en primera ins

tancia, la din‡mica impl’cita en el mundo de relaciones que estas dualidades

en movimiento evocan. Olvidamos tambiŽn que el monumento de Sech’n

³ Rafael Girard. L'EsotŽrisme du PopolVub.p.31013

 

Page 91

VISION DE LA FACHADA

expresa solamente un momento de todo un proceso de cambio y transfor

maci—n.

Definitivamente debemos dejar de lado el prejuicio, muy moderno por

cierto, de que antiguo significa b‡rbaro. Asimismo, debemos considerar

que conocemos muy poco acerca de los movimientos de expansi—n te

rrestre o mar’tima de las antiguas culturas del Oriente y de la zona circum

pac’fica. Un monumento como el de Sech’n, donde podemos ver un sex

tante representado en piedra, revela que sus constructores ten’an conoci

mientos avanzados de navegaci—n. No hay duda acerca de sus altos cono

cimientos astron—micos y constructivos, evidentes en las zonas cercanas

a Sech’n. En las Pampas de Chao existen cuatro pozos astron—micos

constru’dos siguiendo la conformaci—n estelar de la Cruz del Sur. Estos

pozos han sido fechados, gracias a restos org‡nicos hallados all’, alrede

dor de 2000 a. C. La pir‡mide de Las Aldas, a pocos kil—metros de Sech’n,

fechada en 1850 a.C., muestra indudables habilidades constructivas. En

las construcciones urbanas de la Pampa de las Llamas, tambiŽn cercanas

al Cerro Sech’n se encuentran grandes almacenes. Segœn los arque—logos

polacoestadounidenses Shelia y Thomas Pozorski estos almacenes de

muestran que la zona ten’a, hace 35003800 a–os, un alto desarrollo en las

tŽcnicas de planificaci—n urbana. Esta zona, as’ como el conocido Tem

plo de Moxcque, puede divisarse desde las alturas del Cerro de Sech’n, al

pie del cual se encuentra el monumento de las piedras grabadas que esta

mos estudiando en este libro.

Recordemos que el templo de Sech’n ocupa el centro del conjunto

arqueol—gico de Cerro Scch’n. A cada lado de este recinto central hay dos

edificios menores, lo que hace un total de cinco construcciones. El 5 es

una cifra importante en la tradici—n oriental y Maya. En el oriente es el

nœmero central del cuadrado m‡gico de la tierra y representa la suma de

los dos primeros nœmeros y’n (2) y yang (3) que siguen a la Unidad. Por

eso tambiŽn es importante se–alar que el nœmero de monolitos de la fa

chada solar est‡ formada por dos series de once monolitos m‡s el gnomon

central. Esto nos lleva a la cifra 23 que es otra vez, (sumando las dos

cifras 2 y 3) 5.

En el mundo Maya, el 5 representa tambiŽn a la pareja de mellizos

hŽroes del ma’z, por ser el per’odo de d’as que demora el brote de la

semilla de ma’z. Se–alamos tambiŽn que el nœmero de monolitos meno

res es 46, cifra que igualmente, sumados sus d’gitos, nos lleva al 10, 2

veces 5. 4 veces 5 son los dedos de las cuatro manos que los mellizos

juntan antes de lanzarse al sacrificio. Nace as’, como dice Raphael Girard,

el uinal, el mes maya.

Quiz‡s, fuera del nœmero m’stico 5, la cifra a profundizar es el 23. Segœn

JosŽ Arguelles, KIN, nuestro sol en Maya, tiene un ciclo ligeramente menor

105

 

Page 92

L‡mina XIVII: Monolito en piedra encontrado en la parte baja del cerro Sechin. Representa un octante,

instrumento para medir ‡ngulos, antecesor del sextante. El dise–o es un peque–o c’rculo del que emanan

dos segmentos de 45¡ cada uno. El octante era un instrumento manual utilizado principalmente en el

mar para medir la altura de un cuerpo celeste y as’ determinar la posici—n de la nave.

Foto Fernando La Rosa.

 

Page 93

VISION DE LA FACHADA

a los 23 a–os, ciclo dividido en dos pulsaciones promediando 11.3 a–os

cada uno. Este ciclo 11.3 a–os produce un fen—meno conocido como el

heliopausa. El heliopausa causa una fluctuaci—n en la burbuja casi impercep

que forma el heliocosmos, esto es, la totalidad del campo gravitacional

y electromagnŽtico que engloba las —rbitas de los planetas de todo el siste

ma solar. "Creemos que los antiguos mayas tambiŽn conoc’an los ciclos de

las manchas solares y su influencia sobre la naturaleza org‡nica.

tible

Lo central en Sech’n es que su fachada marca el paso del sol en el d’a y en

el a–o. Incluye a la vez un lado soleado y un lado oscuro, las fuerzas com

plementarias de luz y sombra, el sol del mediod’a y el sol invisible del

cielo nocturno.

JosŽ Arguelles, The Mayan Factor. p.59

107

 

Page 94

Cap’tulo

VIII

 

Page 95

L‡mina XLVIII: Monolito de la esquina este o lado de tierra de la fachada de

Sechin. Representa a NiuKua, personaje m’tico del oriente, esposa de FuHsi.

La mano izquierda, levantada, sostiene 6 varitas de aquilca dispuestas en

escuadra en la forma de cruz de San AndrŽs. En el faldell’n est‡ inscrito el

Hexagrama XI La Paz. Se–ala el inicio de la primavera. Marca probablemente

el comienzo de un calendario arcaico lunar solar Foto A. Guillen.

 

Page 96

INTERPRETACIîN

DE

LAS FIGURAS DE LAS ESQUINAS

A

ntiguamente, cuando Niukua emprendi— el arre

glo del Universo, Çlos Cuatro Polos estaban derri

bados, las Nueve Provincias divididas, el Cielo no cubr’a

en todas partes, la Tierra no soportaba todo el contorno, el

Fuego quemaba sin extinguirse jam‡s, las Aguas lo inunda

ban todo sin aquietarse nunca, las Bestias feroces devora

ban a los hombres v‡lidos y las Aves de presa arrebataban

a los dŽbiles. Entonces, Niukua fundi— las piedras de cin

co colores para reparar el Cielo azulado; cort— los pies de

la Tortuga para endurecer los Cuatro Polos; mat— al Dra

g—n negro para poner en orden el pa’s de Ki; amonton—

ceniza de ca–a para detener las Aguas licenciosas. El Cielo

fuc reparado, los Cuatro Polos se levantaron, las aguas li

cenciosas fueron desecadas, el pa’s de Ki fue puesto en

equilibrio, los animales feroces perecieron, los hombres

v‡lidos subsistieron, la Tierra cuadrada lo lleva sobre su

espalda y el Cielo redondo la tiene abrazadaÈ, y la Uni—n se

hizo entre el Yin y el Yang.

Marcel Granet "El Pensamiento Chino"

Las dos figuras grabadas en los monolitos de las esquinas de la fachada

de Sech’n representan a la pareja m’tica de los albores de la historia del

extremo oriente: FoHi y NiuKua. Segœn la tradici—n oriental eran her

manos y constituyeron Çda primera pareja de casadosÈ. La obra de FoHi,

quien rein— a partir del a–o 3468 a.C., est‡ formada por tres libros o

tratados, dos de los cuales se han perdido: el Lien Shan, Libro de las Cadenas

de Monta–as o Libro de los Principios Inalterables, y el Koneitsang, Libro del Retor

no. El tercer libro es el I Ching, Libro de los Cambios dentro de la Revoluci—n

Circular, considerado el primer monumento o Libro de Sabidur’a del cual

tenemos conocimiento.

A FoHi se le atribuye la invenci—n del sistema de cuerdas anudadas y de

los grafismos lincales que constituyen los ocho trigramas sobre los cuales

est‡n basados los 64 hexagramas del I Ching. Estos grafismos lineales est‡n

formados por el trazo pleno () y el trazo cortado () en todas sus

111

 

Page 97

L‡mina XLIX: Dibujo basado en los fragmentos encontrados por Julio C. Tello, 1937.

N—tese el brazo levantado que sostiene probablemente, varitas en cruz. Dibujo tomado

del libro Arquelog’a del Valle de Casma, Sechin.

L‡mina L: Estado actual del monolito de la esquina oeste. El personaje

es FuHsi inventor de los grafismos lineales de los trigramas y

bexagramas, y de las cuerdas anudadas.

 

Page 98

combinaciones. Segœn el iniciado tao’sta Matgioi, antes de dise–ar los trigramas

FoHi mir— al cielo y luego a la tierra, y observ— las particularidades de

ambos. Luego dirigi— sus ojos hacia el cuerpo humano y hacia todas las cosas

exteriores. As’, <<juntando en todas las posiciones posibles el trazo pleno y el

trazo cortado, la perfecci—n activa y la perfecci—n pasiva, se obtiene los ocho

trigramas que son los trigramas de FoHi...>>.¹

INTERPRETACIîN DE LAS FIGURAS DE LAS ESQUINAS

Matgioi afirma que FoHi, personaje m’tico, considerado primer sobera

no de la China antigua, es en realidad Çla raz—n social de una escuela

metaf’sica y de algunos siglos del pensamiento humanoÈ>.²

NiuKua, la contraparte femenina de FoHi, inici— los ritos del matri

monio y de los regalos. Asimismo, segœn el mito, asegur— la estabilidad

del mundo despuŽs de una Žpoca de caos y barbarie.

La principal representaci—n de esta pareja m’tica nos ha llegado a travŽs

de los bajorrelieves de ChanTong, revelados a Occidente por la misi—n

Chavannes. Estos bajorrelieves pertenecen a los primeros siglos de nuestra

era. Muestran a la pareja m’tica con sus colas de drag—n entrelazadas.

Las figuras de ChanTong presentan a FoHi y NiuKua portando en

alto sus atributos, que son, respectivamente, el comp‡s y la escuadra. El

comp‡s sirve para trazar el c’rculo que corresponde al cielo, al Yang o

principio masculino. La escuadra se utiliza para trazar el cuadrado, s’m

bolo de la tierra, lo Yin, el principio femenino complementario. Al inter

cambiar sus atributos, NiuKua porta el comp‡s y FoHi la escuadra. Se

tratar’a de una hierogamia o matrimonio sagrado, producto de la uni—n o

complementariedad de los contrarios. ƒste es el caso de las figuras cen

trales del bajorrelieve de ChanTong y tambiŽn el de las figuras de las

esquinas de la fachada de Sech’n, donde est‡ se–alado este intercambio

de atributos. La figura que representa a NiuKua porta seis varitas en la

forma de la cruz de San AndrŽs, que corresponde a lo circular o celeste y

a las direcciones intermedias del espacio: noreste, sureste, noroeste y su

roeste. Siguiendo el concepto de complementariedad, a FoHi le corres

ponder’a la cruz simple, que equivale a la escuadra, y que sirve para medir

lo cuadrado y la extensi—n de la tierra. La cruz simple marca las direccio

nes cardinales. Las ocho combinaciones de tres l’neas horizontales, parti

das o continuas, conocidas como trigramas, tambiŽn se disponen en un

arreglo circular o brœjula adivinatoria.

En Sech’n el monolito grabado que representar’a a NiuKua se encuen

tra en la esquina este del edificio, y felizmente se ha preservado intacto.

Del monolito de la esquina oeste Tello encontr— s—lo ocho fragmentos.

Puede suponerse, sin embargo, que se tratar’a de la figura complemen

1

2

Matgioi, La Voie Metaphisique. p. 35.

op. cit. p. 18.

113

 

Page 99

IT

FUEGO

SUN

VIENTO

LAGO

TUI

CH'TEN

CIELO

K'UN

TIERRA

MONTA„A

KEN

NAHO

TRUENO

AGUA

K'AN

L‡mina LI: El arreglo de las trigramas que Niu  Kua sostiene en su mano es igual al que se ve en este

gr‡fico que segœn John Blofeld, traductor del I Ching, es usado en talismanes para alejar el mal. Dice

Blofeld que no es claro el origen y la raz—n de este arreglo.

L‡mina LII: Detalle del monolito de la izquierda de la esquina este, Niu  Kua con casco semihexagonal de

los constructores astr—nomos y agrimensores de la escuela del Dosel Celeste. Sostiene seis varitas

adivinatorias en cruz de San AndrŽs indicando las direcciones intermedias del espacio NE, SE, NO, SO. Las

varitas que apuntan al NE conforman el trigrama Sun, el Viento; las de SE, Tui, el Lago; las de NO, Ken, la

Monta–a; las de SO, Chen, el Trueno. El pulgar con su u–a larga es una alusi—n a las pr‡cticas adivinatorias

arcaicas. Los dedos cerrados sobre las varitas forman un cubo, s’mbolo de lo cuadrado y de la estabilidad,

vocaci—n principal de NiuKua.

 

Page 100

 

 

Page 101

L‡mina LIII: Hacha antropomorfa de jadeita llamada Çbacha KunzÈ, cultura Olmeca. Se cree proviene

de Oaxaca, MŽjico. Presentamos la pieza en la posici—n en la que se exhibe. El rostro muestra deformaci—n

por las pr‡cticas respiratorias.

 

Page 102

INTERPRETACIîN DE LAS FIGURAS DE LAS ESQUINAS

taria, es decir, de FoHi. En uno de estos fragmentos, segœn el grabado que

presenta el libro Arqueologia del Valle de Casma, se puede apreciar el brazo

levantado de la figura. Recordemos que todos los monolitos mayores de

ambos lados de la fachada forman parejas complementarias, lo que facilita

la interpretaci—n iconogr‡fica. Este hecho y los fragmentos existentes nos

permiten deducir el contenido de la imagen original. El brazo levantado

de esta figura deber’a haber sostenido un emblema complementario al de

su pareja de la esquina este. De ser as’, estar’a constituido por varitas que

forman la cruz simple, indicando las direcciones cardinales del espacio y

complet‡ndose as’ las ocho direcciones y los ocho trigramas de la brœjula

adivinatoria del or‡culo del I Ching.

Como hemos visto, la representaci—n de NiuKua, en la esquina este,

tiene el brazo izquierdo levantado y sostiene en la mano seis varitas o

tallos de aquilea. El pulgar tiene una u–a muy larga, lo que, segœn datos

que nos proporcionan diversas representaciones arcaicas, est‡ relacionado

a antiguas pr‡cticas adivinatorias.

Los tallos de aquilea (milenrama) se empleaban primitivamente para la

adivinaci—n con el I Ching. Se utilizaba cincuenta tallos, de los cuales se

separaba uno. Con estos cuarentinueve restantes se iniciaba el proceso

adivinatorio. Siempre que se divide el nœmero 49 en dos grupos se obtie

ne una cantidad par y otra impar. As’, en la adivinaci—n con este libro

oracular los cuarentinueve tallos de aquilea se divid’an en dos grupos al

azar. Luego se continuaba con un complejo sistema de separaci—n y divi

si—n en grupos de cuatro tallos para determinar las seis l’neas continuas o

quebradas, din‡micas o est‡ticas, con las cuales se construye, desde abajo

hacia arriba, los hexagramas.

Las dos figuras de las esquinas son complementarias, y representan los

dos extremos de la manifestaci—n Cielo y Tierra, lo esencial y lo sustan

cial. Debemos tener presente el hecho de que esta pareja ha sido tallada a

comienzos del segundo milenio a.C. en la zona circumpac’fica. Por lo

tanto est‡ necesariamente ligada a tradiciones que han desarrollado con

ceptos metaf’sicos representados por s’mbolos constructivos, tales como

el comp‡s y la escuadra. Estas tradiciones cosmol—gicas tienen una avan

zada concepci—n de la importancia de la divisi—n del a–o en estaciones y

de las orientaciones y direcciones del espacio. S—lo podemos atribuirle

estos conceptos en la zona circumpac’fica, y en tan temprana fecha, a

culturas como la hindœ, la china, la babil—nica o la sumeria.

1.1. INTERPRETACIîN DE LOS TRIGRAMAS Y

HEXAGRAMAS DE LAS FIGURAS DE LAS ESQUINAS

Tres hechos fundamentales llaman la atenci—n en la iconograf’a de la fa

chada. En primer lugar, las figuras de las esquinas llevan la mano en alto,

L‡mina LIII: Hacha Kunz. Vist

cabeza abajo el rostro es m‡

apacible y el cuerpo de la figura

se convierte en un casco sema

hexagonal parecido al de lo

constructoresastr—nomos d

Sechin. El arte olmeca, como e

chav’n, tiene obras que, com

se–ala Claude LeviStraus

pueden ser vistas en do

direcciones.

117

 

Page 103

L‡mina LIV: Grabado que muestra a la pareja FoHi y NiuKua con

colas entrelazadas y sosteniendo el compas y la escuadra. Publicado

por la misi—n Chavannes a China. Tomados del libro The I Ching y el

C—digo GenŽtico del Dr. Martin Schonberger.

359

993

PA

L‡mina LV: Dibujo de un pectoral de oro encontrado en la tumba N¡ 2 de

KunturWasi por los arque—logos de la Universidad de Tokyo. Forma parte

de un rico ajuar que incluye una corona real entre otros objetos de oro y

ceramios. Muestra una compleja composici—n iconogr‡fica dispuesta en

forma de "H". El centro es un rostro con rasgos de drag—n y de felino. Los

rasgos fel’nicos no son los del jaguar americano pues se ve tres l’neas que

corresponder’an a las del tigre asi‡tico a ambos lados de la figura central

bay colgajos que representan cabezas de serpientes, tres en un lado y cuatro

en el otro. La presencia en KunturWasi de representaciones de los soberanos

llamados "augustos", Hoangti y Chenong, as’ como el fundador de la

primera dinast’a china, Yu el Grande, permite sugerir que los gemelos de

esta pieza de oro son dos principes chinos llamados Tchunkiltess y Tchun

tropel mencionados como principes reales de la civilizaci—n china temprana

en el cap. 40 del 3er Tomo de Relatos de Belcebœ a su Nieto por G. I.

Gurdjieff Este autor vincula estos pr’ncipes al tŽrmino Tchungari que es

empleado en ciertos lugares del oriente para referirse al maiz. Dibujo Museo

de Sitio, San Pablo de KunturWasi, Cajamarca. Las piezas de oro de la

tumba N¡ 2 se pueden apreciar en el libro del Banco de CrŽdito Oro del

Antiguo Perœ. Foto Fernando Llosa.

 

Page 104

INTERPRETACIîN DE LAS FIGURAS DE LAS ESQUINAS

portando emblemas an‡logos a los de iconograf’as orientales. Segundo,

diversos monolitos est‡n directamente relacionados a la mitolog’a del ma’z,

planta vinculada, en toda AmŽrica, a la adivinaci—n. Por œltimo, las cuatro

figuras humanas que visten faldellines hechos de hojas lanceoladas, t’pi

cas de la planta de ma’z, tienen indentaciones o cortes claramente incisos

en la mitad de algunas de las hojas. Como estas indentaciones est‡n pre

sentes o ausentes en distintas hojas de los faldellines, podr’a tratarse de las

l’neas continuas o partidas del sistema de hexagramas del I Ching.

Las vestimentas de las dos figuras de las esquinas est‡n hechas de ho

jas lanceoladas del ma’z. En ambas figuras las hojas posteriores surgen de

la parte alta de la placa pŽlvica y las hojas delanteras, de la parte baja. En

el caso de la figura de la esquina este, las dos hojas posteriores superiores

est‡n cortadas en la mitad por una indentaci—n claramente marcada en el

dise–o. La tercera hoja va pegada al cuerpo de modo que no es posible

se–alar una indentaci—n. Lo que vemos aqu’ es una incisi—n claramente

marcada en la mitad de la hoja.

Tenemos entonces tres hojas delanteras continuas y tres hojas poste

riores partidas. Al leer las tres l’neas continuas como el trigrama inferior

y las tres l’neas partidas como el trigrama superior, resulta el hexagrama

11, Tai, La Paz. Este primer monolito del lado este se–alar’a el inicio del

a–o, lo que concuerda con los antiguos calendarios orientales. ƒstos co

menzaban con la primavera, estaci—n inicial del a–o, cuyo primer mes est‡

relacionado al hexagrama 11.

En el caso del monolito de la esquina oeste, los fragmentos que se han

preservado indican que los dos faldellines est‡n formados por hojas con

tinuas, sin indentaciones.

Aqu’ se tratar’a del hexagrama 1, Chien, Lo Creativo, El Cielo, com

puesto por dos trigramas iguales de l’neas continuas. Esto reafirma la

posici—n de este monolito, que encabeza el lado de Cielo de la fachada.

Esta figura representa lo activo, lo Yang, lo creativo, y su figura

complementaria, la de la esquina este, corresponde a la tranquila pasivi

dad, a lo Yin, la sustancia.

L‡mina LVI: Ilustraci—n China

arcaica de FuHsi y NiuKua

rodeados de constelaciones. Sus

colas est‡n constituidas por bandas

entrelazadas que pueden repre

sentar —rbitas de los astros. En sus

manos llevan el comp‡s y la

escuadra, portando en alto estos

atributos. Sus colas entrelazadas

bacen referencia a una hierogamia

y, por lo tanto a un intercambio de

sus emblemas. En este caso FuHsi

tiene la escuadra y una plomada y

D’az.

En resumen, la fachada entera est‡ dividida en dos por la portada, NiuKua, el comp‡s. Dibujo Homero

mostrando as’ la separaci—n inicial de Ciclo y Tierra. Mirando hacia la

fachada, el lado derecho corresponder’a al Cielo, y el izquierdo a la Tie

rra. Como dice el TchcouLi, ÇLa V’a del Cielo prefiere la derecha, el sol

y la luna se desplazan hacia el occidente. La V’a de la Tierra prefiere la

izquierda...È.³

3 RenŽ Guenon, La Grande Triade. p. 57.

00

119

 

Page 105

CIELO

64

19

9

62

53

51

TIERRA FUEGO TIERRA VIENTO TRUENO VIENTO TRUENO CI

TAI

AGUA LAGO

WEDS!

L

A DO

CIELO MONTANA MONTA„A TRUENO TIE

LIN SIAU TSHUSIAU GO DSIEN DSHEN

L‡mina LVI: Como resultado de la investigaci—n iconogr‡fica de los monolitos mayores de la fachada de

Sechin presentamos el siguiente cuadro panor‡mico de los hexagramas que les corresponder’an.

Debemos advertirle al lector que, evidentemente, puede haber errores de interpretaci—n en la asignaci—n

de hexagramas y estoy seguro de que voceros autorizados de la tradici—n oriental podr‡n encontrarlos.

Estoy abierto a ser corregido.

I

El cuadro presenta un hexagrama para cada uno de los once monolitos de cada lado, incluidos los de las

esquinas curvas, los postes axiales y el gnomon central. Las excepciones son las figuras que representan la

Osa Mayor y el Dios Agrario. La primera muestra dos hexagramas, uno en cada lado de su compleja

vestimenta. A la segunda se le ha asignado trs hexagramas: dos por su vestimenta igualmente compleja y

uno como resultante de dos l’neas que consideramos din‡micas en el hexagrama de la parte frontal de la

picza. Este œltimo punto es especulativo y esta basado m‡s en una intuici—n que en una prucha

iconogr‡fica s—lida y demostrable.

Se ha se–alado tambiŽn tres hexagramas para cada poste axial, bas‡ndose en los tres elementos de estas

piezas: la soga en espiral que envuelve los postes, los rect‡ngulos superpuestos y los peque–os c’rculos

unidos en rosario paralelo a los otros dos dise–os.

F

 

Page 106

12

DE

CIELO

TIERRA

PI

TIERRA

42

14

54

VIENTO FUEGO TRUENO

1

TRUENO CIELO LAGO CIELO

DAYU GUIME

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

43

28

LAGO LAGO CIE LO

13

33

CIELO

VIENTO FUEGO MONTANA

GUAI DA GO TUNG YæN DUN

Esta relaci—n de hexagramas contempla 30 de la serie total de 64 hexagramas del I Ching. Is notoria in

ausencia de hexagramas representados por un s—lo digito, a excepci—n de los hexagramas 1 y 9. Esto me

llev— a recordar que podria haber referencia a estos hexagramas en los dise–os de los instrumentos que

llevan las dos figuras principales. Como hemos visto al estudiar estas figuras, los dise–os en cruz en los

instrumentos est‡n referidos a los nœmeros de las direcciones cardinales de los cuadros m‡gicos de

centro 5 (51397) y de centro 6 (6284), cuyos dise–os en cruz suman 25 y 30, respectivamente. La

suma de estos dos nœmeros nos conduce al hexagrama 55, que relaciona estos instrumentos a los

implementos arcaicos que serv’an para producir fuego por frotaci—n. Por lo tanto podemos a–adir los

hexagramas 55, 25 y 30 a la relaci—n de hexagramas, adem‡s de los hexagramas de un s—lo d’gito,

consideramos los nœmeros que corresponden a los dise–os en cruz de los cuadros m‡gicos. Hasta aqui

tenemos 40 hexagramas.

Existe todavia una operaci—n que debemos tomar en cuenta. La secuencia de los hexagramas en la versi—n

que conocemos como el I Ching est‡ compuesta por 28 pares conjugados en los que un hexagrama se

obtiene del otro por inversi—n, es decir, par‡ndolo de cabeza. (Ejemplo). La exepci—n de esta regla se da

en los casos de los hexagramas constituidos por dos trigramas iguales que al voltearse

 

Page 107

LEAR

L

BO

A DO

DE

CO

SIAU TSHU FU

(噩噩噩

23

9

24

34

9

MONTA„A VIENTO TIERRA

TIERRA TRUENO VIENTO AGUA TIERRA

==

48

TIERRA CIELO TRUENO CIELO CIELO VIENTO TRUENO

DA

DSHUANG

SIAU TSHU DSING

(1385080par (51)

03031P

de cabeza seguirani dando la misma imagen y secuencia de lincas. En estos casos se forma cambiando las

lineas Yung por lincas Yin y viceversa (po ejemplo, el hexagrama I invertido es el 2; el 27 es el 28; el 29 es el

30; el 61 da cl (2).

CI

En el cuadro que se presenta adjunto se ha dibujado los hexagramas correspondientes a cada monolito.

En el caso de los monolito de cada esquina y de su vecino se presenta tambiŽn, como ejemplo, el

hexagrama que le corresponderia al invertido o el hexagrama que deviene del intercambio de las lincas

Yang y Yin. Comenzando con la esquina oeste, el hexagrama 1, Lo Creativo, El Cielo, se torna el hexagrama

2, Lo Receptivo, La Tierra. F‡cilmente se entiende el hexagrama 1, con todas sus lineas Yang o enteras, sc

convierte en el hexagrama 2, donde todas las lineas son Yin o quebradas. El monolito siguiente se refiere

al hexagrama 50, La Revoluci—n, que al ponerse de cabeza se convierte en el 49, La Marmita. (La pareja 50

19 es muy importante en la adivinaci—n cuando se realiza con las varillas de milcurama. 50 es el lote

completo de varillas, del cual se retira una para iniciar el procedimiento adivinatorio).

1:1 hexagrama 50, La Marmita, corresponde al gnomon central que tiene valores mœltiples ya sea como cjc,

como Hombre Verdadero (hexagrama 20) que comtempla el nivel de manifestaci—n de la

fachada, como varilla de adivinaci—n o como el nœmero 5 que preside los cinco recintos que conforman el

24

FU

 

Page 108

ELO

17

LAGO

44

22

26

CIELO MONTANA MONTA„A

SUI

TRUENO VIENTO

GOU

FUEGO CIELO

BI

60

AGUA

H

LAGO

DA TSHU DSIE

49

LAGO CIELO

FUEGO

I

GO

CIELO

KIEN

complejo de Cerro Sechin.

En la esquina este del otro extremo de la fachada el hexagrama 11, La Paz, al invertirse se convierte en el

12, La Detenci—n. En el monolito vecino, el hexagrama correspondiente, el 64. Antes de la Consumaci—n,

se torna, cabeza abajo, el 63, DespuŽs de la Consumaci—n. Aqu’ no vamos a comentar el sentido de estas

transformaciones, aunque parecen estar relacionadas al nivel total de la fachada que est‡ referido al

Hombre Verdadero, nivel que precede al del Hombre Trascendente, representado por el templo central

de ChavIn de Huantar.

Adem‡s, en el estudio de los monolitos menores de la fachada se ha encontrado referencia a los

hexagramas 40, La Lluvia, 41 y 42, que corresponder’an a los Mellizos, hŽroes del maiz. Asimismo, se ha

referido los hexagramas del 43 al 46 a los monolitos menores que no representan cabezas humanas.

Concluimos por se–alar que si se toma en cuenta estas consideraciones se puede afirmar que la secuencia

de los 64 hexagramas del I Ching est‡ casi completa. Cabe agregar que son dejados de lado dos o tres

pares de hexagramas por diversas razones.

Page 109

Cap’tulo

IX

 

Page 110

L‡mina LVII: Gnomon El Hombre Verdadero. Monolito que preside la

fachada de Sechin. Rectangular. El dise–o muestra un eje vertical.

Representa al jefe de la comunidad al que las culturas americanas llaman

el hombre verdadero. Es a la vez un gnomon o indicador solar. Foto

Fernando Llosa

 

Page 111

EL GNOMON

F

rente a la portada se encuentra un monolito rectangular de dos

metros de altura que cumple la funci—n de gnomon o reloj

solar. El dise–o grabado es el m‡s abstracto de toda la fachada. Reœne, en

admirable sintesis, cl asa y las orejeras de una vasija con el eje de un carro

de combate, dispuesto verticalmente. Se tratar’a de la representaci—n de

una vasija ceremonial o caldero neol’tico. Dentro del esquema del libro

oracular, el I Ching, este monolito representar’a el hexagrama 50, Ting, el

Caldero. El dise–o del eje sugiere la forma abstracta de un pu–o cerrado

sosteniendo la varilla que se–ala el poder adivinatorio.

Hay que destacar que en la parte superior del monolito est‡ insinuado

el perfil de un ojo, y que la parte baja de la vasija est‡ indentada y oscure

cida.

Este monolito est‡ situado en el intervalo entre las fuerzas celestes y

las terrestres, indicando que se trata de la posici—n que corresponde al

Hombre Verdadero. Segœn la tradici—n oriental, Žste ocupa el lugar de

iniciaci—n previo al del Hombre Trascendente. Estos tŽrminos se refieren

a los dos grados m‡s altos de la jerarqu’a taoista. Los preceden, en orden

descendente, el Hombre del Camino, el Hombre Dotado y, en œltimo

lugar, el Hombre Sabio. El tŽrmino 'Hombre Verdadero' ha sido em

pleado por las culturas precolombinas maya y andina para referirse al

cargo rotativo del jefe y gu’a de la comunidad. Se considera que el Hom

bre Verdadero es una reflexi—n del Hombre Trascendente en el plano

horizontal de la existencia. Se encuentra en el centro de la rueda de la

vida, sujeto a las fuerzas de la vida y de la muerte, del Yin y del Yang, es

decir, de las fuerzas que constituyen la corriente de las formas.

Ambas culturas, la centroamericana y la andina, han destacado este

lugar del hombre responsable ante s’ y ante su comunidad, y lo han llama

do igualmente el del Hombre Verdadero, veraz e individual.

RenŽ Guen—n, La Grande Triade. p. 127.

L‡mina LVIIIRestos de un carruaje o

carro de combate de la dinastia

Shang, encontrados en la ciudad de

Yin Hsu, China N—tese la caja del

eje de forma rectangular.

 

125

 

Page 112

Cap’tulo

X

dipen

 

Page 113

5)

L‡mina LIX: Monolito en 2do. lugar del lado oeste,

templo de Sechin. Cuando lleg— alli J. C. Tello en

1937, la cabeza de esta figura con sus cabellos

llameantes era lo œnico visible, raz—n por la que

el lugar era conocido como la buaca del Indio

Bravo. Tello destac— el borde frontal de la piedra

que parece mostrar un perfil bumano. Lo consider—

como relacionado al Lanz—n monolitico de Chavin.

Representa el ave fŽnix roja que preside el

calendario y que inicia el movimiento

adivinatorio, por lo que le corresponde el

hexagrama 49, La Revoluci—n. Foto A. Guillen.

 

alle

L‡mina LX: Monolito en 2do. lugar del lado

este. Es el drag—n al pie de la columna, con

cabellera de fuego, parecido a su pareja

complementaria. El cuerpo est‡ dividido por

un canal estrecho. Encima, plumas de ave, y

abajo, media placa pŽlvica. Las extremidades

inferiores terminan en pies bumanos con pies

de palmipedo sobrepuestos. Le corresponde el

bexagrama 63, Antes de la Consumaci—n. Foto

A. Guillen.

 

Page 114

MONOLITOS

EN SEGUNDO LUGAR

A

I lado de los monolitos de las esquinas se encuentran dos per

sonajes que inician la marcha hacia el centro. Si la fachada in

cluye la expresi—n de los extremos de cielo y tierra, existe una relaci—n

jer‡rquica, vertical, entre los dos lados. Podemos considerar entonces a la

figura representada en el monolito en el lado de Ciclo cl Ç<drag—n en lo

alto de la columnaÈ, y al monolito del lado de Tierra como el Çdrag—n que

est‡ al pie de la columna>>.

Ambas figuras tienen cabelleras fulgurantes, una como llamas de fue

go que ascienden y la otra como plumas de ave al viento. Estas plumas de

ave tienen como fondo una superficie brillante y rojiza. El cuerpo de

estas figuras est‡ dividido en la mitad, mostrando un canal entre la parte

superior y la inferior. La parte superior termina en tres motivos plumarios

grandes. Los pies de la figura del lado de Tierra son mitad humano y

mitad de ave palmipeda, cuyas membranas indican su habitat acu‡tico. La

figura del lado de Ciclo no tiene delincada la planta de los pies, indicando

as’ su car‡cter celeste. Aqu’ se tratar’a entonces del ÇDrag—n que trae la

lluviaÈ, del Ç<FŽnix que produce la luz solarÈ. La figura complementaria, el

Çdrag—n al pie de la columnaÈ, cl avc acu‡tica, es probablemente el pato

mandar’n, ya que sobre el ojo lleva el emblema de esta ave. El pato

mandarin representa la felicidad conyugal, debido a que decac y muere al

desaparecer su pareja.

La relaci—n jer‡rquica entre lo alto y lo bajo est‡ reafirmada por el

hecho de que estas dos figuras extremas est‡n cortadas por la mitad, como

se ha dicho, por un canal que marca el paso del viento creador. Este

'aliento', que viene de lo alto, atraviesa simb—licamente toda la extensi—n

de la fachada. Los dos monolitos menores al pie de estas dos figuras, y

vecinos a las esquinas, confirman esta intenci—n. Ambos representan ca

bezas humanas, de cuyas bocas emanan tres bandas, se–alando la direc

ci—n de este soplo divino de oeste a este, del extremo del lado de Cielo al

de Tierra.

En la tradici—n oriental, el ave FŽnix en su variante roja preside el ca

lendario. El monolito del lado de Cielo, por su posici—n en un lugar extre

mo de la fachada, iniciar‡ el movimiento oracular. Esta figura apunta con

sus dos manos al adorno plumario intermedio, indicando de esta mancra

su rol central, o de emperador, entre las aves. En contraste, la figura

129

 

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130

SECHIN, MONUMENTO  MTTO

complementaria del lado de Tierra, que tiene pics de ave palmipeda, mar

ca con las u–as cl motivo plumario m‡s cercano a la esquina estc. Con

esta indicaci—n hacia el extremo lado de Tierra de la fachada, se–ala su

relaci—n con el fundamento o el mundo de abajo.

Recordemos que en el rito adivinatorio del I Ching se emplea cincuenta

varillas de aquilea. Una es separada del mont—n, dejando cuarentinueve

para el proceso. Por lo tanto el hexagrama 49, Ko, La Revoluci—n, podr’a

corresponder a este Drag—nAve FŽnix. Este hexagrama habla de la revolu

ci—n y del cambio. Por esto se–ala que el hombre superior pone en orden

el calendario y establece la sucesi—n de las estaciones. En la mitolog’a

oriental, en efecto, el Ave FŽnix aparece en Žpocas de paz y prosperidad.

Finalmente, Tello se–ala que la figura del lado de Cielo tiene la nariz

redondeada, casi esfŽrica o periforme. Esta forma de pera est‡ relaciona

da en el Oriente al amor y a la sublimaci—n del instinto. Curiosamente el

famoso personaje de la tumba real en la ciudad maya de Palenque tam

biŽn tiene una pera encima del apŽndice nasal.

Texto de la imagen del hexagrama 49:

Fuego en el lago: la imagen de la Revoluci—n

As’ el hombre superior

Pone orden en el calendario y marca claramente las estaciones.

El monolito complementario del lado de Tierra corresponder’a al

hexagrama 64, WeuChi, Antes de la Consumaci—n. El nombre 'Antes de

la Consumaci—n' se refiere al inicio del proceso que llevar‡ al estadio del

Hombre Verdadero que preside la fachada de Sechin.

El hexagrama 64 est‡ formado por los trigramas Lo Adherido, El Fuc

go (arriba) y Lo Abismal, cl Agua (abajo). En su relaci—n complementaria

llamaremos a este monolito el del agua ardiente' y al del lado de Ciclo 'el

fuego l’quido'. Estos dos tŽrminos corresponden, dentro de la tradici—n

alqu’mica, a dos instancias del proceso de cambio que expresa la fachada:

la realizaci—n del Hombre Verdadero y la inauguraci—n de una nueva era

patriarcalagr’cola basada en el maiz.

 

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L‡mina LXI: Vista de la fachada tomada desde la esquina este.

 

Page 117

Ru

Cap’tulo

XI

 

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L‡mina LXII. Monolito en 7mo. lugar que cierra la Octava del Cielo. Es trapezoidal,

bien asentado sobre su base. El instrumento que lleva el personaje est‡ apoyado

sobre su hombro y conectado a la banda ormitomorla que desciende del casco.

Foto Wilfredo Loyza

 

Page 119

MONOLITOS EN SEPTIMO LUGAR

FIGURAS CON FALDELLINES

E

n la fachada hay otras dos figuras humanas que llevan faldellines

constituidos por tres hojas de ma’z. ƒstos les surgen de cada

lado de la parte alta de la zona pŽlvica, y en ellas se emplea el mismo

sistema de indentaci—n que hemos descrito anteriormente para marcar la

presencia de una l’nca partida o continua. Esta pareja de monolitos se

encuentra en el sŽptimo lugar desde las esquinas, es decir, al lado de los

monolitos solsticiales que ocupan el octavo lugar. Los personajes a los

que nos estamos refiriendo marcan respectivamente el final de la Octava

del Cielo y el final de la Octava de la Tierra. Ambos llevan cascos

semihexagonales y portan un instrumento constructivo, cuya parte alta

tiene el dise–o de un tri‡ngulo rect‡ngulo con el dibujo de un rayo enci

ma. Las dos figuras sostienen el instrumento diagonalmente hacia la dere

cha, se–alando el curso del Sol en el dia. El del lado de Tierra lleva la parte

alta del instrumento frente al rostro, y el del lado opuesto lo descansa

sobre el hombro. Lo peculiar del personaje del lado de Tierra es que

sostiene el instrumento con las manos en una posici—n imposible. Esto lo

relacionamos a una idea que surge de la ubicaci—n del monolito al final de

la Octava de Tierra. El sentido detr‡s de esto es que el hombre, basado en

la tierra y sin contacto con lo alto, no puede hacer' un acto creativo. La

figura complementaria, en cambio, porta el instrumento sobre el hombro

de tal manera que la parte superior se encuentra conectada con la banda

solar ornitomorfa que le desciende desde el casco. Al mismo tiempo est‡

se–alada la conexi—n del instrumento con el o’do de la figura. Representa

el hombre que tiene contacto con lo celeste, con lo luminoso, con el escu

char.

El constructor del lado de Tierra tiene una hoja de cada faldell’n pega

da al cuerpo. Estas hojas son continuas y las otras dos, partidas. Esto

relaciona el conjunto al hexagrama 51, Chen, El Despertar, Shock, el Truc

no, que est‡ formado por la duplicaci—n del trigrama Chen, El Trucno. La

imagen dice:

El trueno repetido

La imagen del shock

As’ en pavor y conmoci—n

135

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136

SECHIN, MONUMENTO MITO

El Hombre Superior ordena su vida

Y sc examina a s’ mismo.

El comentario a la imagen se–ala que la base de una verdadera cultura

es la reverencia a lo Alto, a la voluntad del Ciclo. Por esto, la respuesta

justa del hombre ante el shock repetido del trucno es detenerse y buscar

en su coraz—n alguna oposici—n concreta a la voluntad divina. Es curioso

que esta figura de la fachada estŽ situada en el sŽptimo lugar, al final de la

Octava ascendente de la Tierra. El sŽptimo lugar es considerado usual

mente el lugar de reposo y reflexi—n en la tradici—n maya, y unc de mane

ra original esta idea de pausa y reflexi—n con la idea del despertar y del

shock, ambos producidos por el trucno repetido, manifestaci—n de lo

Alto

La figura complementaria, en el lado de Cielo, evoca la idea del hom

brc que puede seguir el camino por estar conectado con el mundo lumi

nico, solar. Su capacidad de escuchar est‡ se–alada por la conexi—n del

instrumento constructivo con la banda solar y con la zona del o’do. Este

monolito muestra, por las indentaciones en su vestimenta, que se refiere

al trigrama Tui, Lo Alegre, El Lago, arriba, y a Chen, El Despertar, Shock,

El Trucno. Esto nos conduce al hexagrama 17, Sui, Seguir la Huella. El

trigrama superior, cuyo atributo es la alegr’a, y el trigrama inferior, cuyo

atributo es el movimiento, nos llevan a la idea de la alegr’a en el movi

miento que convoca al seguimiento. La imagen de este hexagrama del

monolito, que ocupa el lugar de Re en la Octava descendente del Ciclo,

trac, segœn el I Ching, un pensamiento que incorpora tambiŽn la idea de

descanso y recuperaci—n. Otra importante idea manifestada en este

hexagrama, Seguir la Huella, es la idea de la adaptaci—n a las exigencias

del tiempo. La imagen dice as’:

En medio del lago est‡ el trueno

La imagen de seguir la huella

As’ el hombre superior vuelve

A su casa al caer la noche

Para descansar y recuperar fuerzas.

 

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L‡mina LXIII: Monolito en 7mo. lugar que cierra la Octava de la Tierra.

Sostiene el instrumento en una posici—n anat—micamente imposible. El

personaje es el que recibe el doble shock del trucno. Foto Wilfredo Loayza

 

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Cap’tulo

XII

Page 123

S

L‡mina LXTV: La Osa Mayor. Figura principal de la fachada. Gu’a a los constructores astr—nomos del lado

de Cielo. Es un personaje prototipico. de un solo piŽ. Representa a Hunrakan, deidad maya: Hu Gadarn en

tradici—n celta: Yu el Grande en la tradici—n extrema oriental. A todo lo largo del monolito est‡ grabado

el perfil de la doble espiral, simbolo de la constelaci—n de la Osa Mayor. Sobre esta hay cuatro cabezas

peque–as, semejantes a las de los monolitos solsticiales en la fachada. Foto Wilfredo Loayza.

 

Page 124

LA OSA MAYOR Y LA DEIDAD

AGRARIA

P

asemos a estudiar la pareja principal de los constructores. ƒsta

preside la marcha de personajes que se inicia en la portada sur

del edificio, pasa por las esquinas este y oeste y culmina en la portada

principal. La pareja, representada en los dos monolitos vecinos a los

monolitos axiales, es la m‡s compleja en dise–o, no s—lo porque se trata

de los que gu’an la marcha de los dem‡s, sino tambiŽn porque representa

dos aspectos principales de la mitolog’a del ma’z.

El monolito del lado Oeste, lado de Cielo, tiene el dise–o m‡s sofisti

cado de todos los constructoresastr—nomos. Vemos grabada aqu’ una

enorme espiral doble que surge del casco semihexagonal, cubriendo dos

de los tres peque–os rect‡ngulos interiores. Esta doble espiral se extiende

por toda la figura, marca un centro a la altura del plexo solar y envuelve

totalmente un pie. En la mitolog’a maya, la constelaci—n de la Osa Mayor

es representada por la doble espiral y tambiŽn por Hunrak‡n, el personaje

de un s—lo pie.

En el brazo superior de la espiral se dos cabezas humanas y en el

brazo inferior hay otras dos, cabeza abajo. Lo particular de estas cabezas

es que son semejantes a las que encontramos en cada uno de los monolitos

solsticiales, que tienen dos hileras de seis cabezas dispuestas verticalmen

te. Como hemos se–alado, estas cabezas simbolizan el sol u otra deidad

astral y a la vez representan el grano de ma’z. Aqu’, por estar dise–adas

sobre el s’mbolo de la Osa Mayor, se refieren a los cuatro cuadrantes del

cielo y a las cuatro estaciones del a–o.

Como se–ala Raphael Girard, en la iconograf’a americana s—lo hay dos

constelaciones representadas por un personaje a quien le falta una extre

midad: la Osa Mayor y Ori—n. ÇLas dos presentan, al primer golpe de

vista, un grupo de siete estrellas, cuatro de ellas situadas en las extre

midades de un cuadril‡tero. En Ori—n las otras tres se encuentran en el

interior del cuadril‡tero (las llamadas Tres Mar’as). En la Osa Mayor for

man un arco de c’rculo que parte de un ‡ngulo del cuadril‡tero. Sobre el

grupo de siete estrellas brillantes se dise–a el ideograma del Dios Siete

que es el nombre de Hunrak‡n, el Coraz—n del Cielo; la etimolog’a de

cuyo nombre (El de un S—lo Pie) corresponde a la Osa MayorÈ. ¹

1

'Raphael Girard, Le PopolVuh, Histoire Culturelles des MayaQuichŽs. p. 6061.

Q

alineamiento

L‡mina LXV: El Paso o Danza de Yu.

Antigua pr‡ctica taoista que segu’a

el

de las

constelaciones consideradas mas

poderosas, en este caso la de la Osa

Mayor. TambiŽn se le llama el paso

del Shaman. Dibujo Homero D’az.

141

 

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Page 126

L‡mina LXVII: Peque–a pieza, estilo Nazca. Muestra dos maices en bueso. Tela con motivos

alados.

De

L‡mina LXVIII: a. Maiz Naltel Maya, b. Monolito mazorca, Sechin, c. Maiz, Anc—n. Dibujo

Moises Alvarado

L‡mina LXVI: La Deidad Agraria. Este monolito tiene forma de mazorca de ma’z.

Preside la marcha de los constructores  astr—nomos en el lado de Tierra.

 

Page 127

144

SECHIN, MONUMENTO  MITO

La figura de la Osa Mayor y la de su monolito complementario, al otro

lado de la Portada, tienen faldell’n anterior y posterior. ƒstos no termi

nan en puntas foliadas y no asemejan hojas de ma’z, a diferencia de las

figuras que acabamos de estudiar. Un detallado an‡lisis nos muestra tres

cordones a cada lado, cada uno dividido en dos por una franja intermedia

con dos adornos rectangulares. Los cordones terminan con franjas iguales.

Hemos llegado a la conclusi—n de que esta divisi—n se–ala dos trigramas

superpuestos verticalmente. Como el faldell’n tiene dos lados, cada lado se

referir’a a un hexagrama completo.

Estudiando los cordones de la figura de la Osa Mayor, vemos que el

del medio de la parte superior del faldell’n cubre o interrumpe el paso del

primer cord—n cerca de la placa pŽlvica. De esta forma se indica que la

primera l’nea de este trigrama es cortada y las otras dos continuas, resul

tando el trigrama Sun, lo Gentil, el Viento. Hay tres cordones continuos

en la parte inferior, llev‡ndonos al trigrama Ch'ien, lo Creativo, el Cielo.

El hexagrama que corresponder’a, entonces, al faldell’n delantero, es el 9,

Siau Tshu, la Fuerza Amansadora de lo Peque–o.

En el faldell’n posterior de esta figura tenemos lo siguiente: arriba el

cord—n pegado al cuerpo es continuo y los otros dos est‡n cortados por

la u–a del pulgar, cuya importancia en la pr‡ctica adivinatoria ya hemos

se–alado. Conforma as’ el trigrama Dshen, Lo Excitante, el Trueno. Los

tres cordones de la parte de abajo son continuos, dando el trigrama Ch'ien,

lo Creativo, el Cielo. Esto nos conduce al hexagrama 34, Ta Shuang, El

Poder de lo Grande.

Estudiemos ahora la figura complementaria que dirige la marcha de

los 'constructores' que vienen de la esquina este. Lo m‡s notorio de esta

figura es que sus extremidades superiores est‡n recortadas y parecen

amarradas al cuerpo, de manera que los antebrazos se encuentran unidos

directamente a los hombros. Todas las coyunturas est‡n formadas por el

encuentro de dos ganchos, uniendo as’ la cabeza al cuello, los antebrazos

a los hombros y las pantorrillas a los muslos. Esta caracter’stica alude al

relato m’tico del PopolVub en el cual los mellizos amarran al Gigante de

Tierra o Caprak‡n para dominarlo y vencerlo, luego de haberle hecho

comer el p‡jaro que han dorado al fuego para tentar su gula. En la nueva

era del ma’z el gigante se convierte en la Deidad Agraria, siguiendo el

principio transformativo por el cual los esp’ritus negativos de una Žpoca

se convierten en pilares o sostenes del cosmos en las eras siguientes.

El PopolVub dice:

"He aqu’ que ya el Gigante de la Tierra se desvanec’a de los

pies, de las manos, estaba sin fuerzas a causa de la tierra

con la cual se hab’a untado todo alrededor el p‡jaro que

 

Page 128

LA OSA MAYOR Y LA DEIDAD AGRARIA

hab’a comido. No pod’a hacerles nada a las monta–as, ni

acabar de derribarlas. Y entonces, ligado por los engendra

dos, estando sus manos atadas atr‡s, sus manos guardadas

por los extranjeros, el cuello y las piernas ligados junta

mente, fue enseguida tendido en tierra, fue inhumado. Tal

fue la derrota de Gigante de la Tierra, solamente por Maes

tro Mago, Brujito.² 3"

L‡mina LXIX: Tezcatlipoca, deidad

azteca. RŽplica de Hunrakan

(Maya). Tiene un solo piŽ. El otro

piŽ aparece en las fauces del

monstruo de la tierra y de este piŽ

nace el tallo de ma’z. 'Hijo del piŽ'

es el nombre que designa al dios del

ma’z y que explica la idea que un

otro dios. (Raphael Girard).

La primera tarea de los hŽroes del ma’z es vencer a los gigantes, quie

nes representan el orgullo y la vanidad. La muerte y transformaci—n de

Žstos equivale a un estadio de la evoluci—n de los mellizos, hŽroes del

ma’z. La historia de la lucha con los gigantes est‡ situada en el PopolVub

en la Žpoca arcaica, contempor‡nea a la creaci—n de los hombres de palo'

u hombres de madera', que fueron destruidos por no ser capaces de

alabar y nutrir a los dioses y colaborar con sus designios. En Sech’n he

mos identificado a Zipacn‡ y Caprak‡n, hijos del Gigante Principal. dios es el pedazo desprendido de

Zipacn‡ ser’a la piedra sin grabar que simboliza la esencia, encontrada en

el recinto vecino a la c‡mara sagrada, y Caprak‡n ser’a el monstruo fel’nico

guardi‡n de esta c‡mara. DespuŽs de eras sucesivas, Žstos aparecen en la

fachada como regentes y pilares de la nueva Era del Ma’z. Zipacn‡ se

convierte en Hunrak‡n, el de un s—lo pic, que tiene grabado el ideograma

del Dios Siete, el de la doble espiral. El monstruo de la tierra tiene en su

poder el otro pie, del cual nace el tallo de ma’z. Caprak‡n se convierte en

la deidad agraria que ya hemos descrito. Esta figura est‡ tallada en la huanca

que tiene forma de mazorca de ma’z. En la fachada ocupan lugares opues

tos y complementarios. Zipacn‡, incorporado a la figura de la Osa Mayor,

preside las figuras del lado oeste. Caprak‡n, convertido en la Deidad Agra

ria, gu’a a los personajes que provienen de la esquina este.

El ser y la sociedad pasaron por una Žpoca de barbaric en la que los

hombres se alimentaban de fuentes precarias como la caza y la pesca.

Luego atravesaron una Žpoca de agricultura incipiente y una tercera Žpo

ca matriarcalhort’cola, para culminar en la Žpoca patriarcal agr’cola del

ma’z. Los hŽroes solares est‡n guiados por Hunrak‡n, el Coraz—n del

Cielo, que representa las fuerzas celestes que descienden hasta el nivel del

agua y de la tierra para fecundarla y crear el ma’z, alimento que produce la

estabilidad y el desarrollo continuo de la Cuarta Creaci—n o Era del Ma’z.

Las piezas que estamos estudiando confirman nuestra interpretaci—n del

templo interior de Sech’n en relaci—n al PopolVub y al sentido

transformativo del paso de las eras. ƒstas est‡n representadas en el tem

2 Versi—n de M. A. Asturias y J. M. Gonzalez de Mendoza, PopolVuh. p. 38.

En la traducci—n del PopolVuh de M. A. Asturias y J. M. Gonzalez de Mendoza,

Hunahpœ e Ixbalanque son llamados Maestro Mago' y 'Brujito'.

145

 

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146

SECHIN, MONUMENTO  MITO

plo interior por las tres secuencias de escaleras dobles de trece escalones

cada una. Trece es el nœmero de pisos del mundo superior maya; este

mundo superior se asienta sobre el mundo inferior, donde se muestra el

camino y la direcci—n hacia la trascendencia.

Sech’n muestra este mundo inferior de las formas regidas por la duali

dad, as’ como marca y se–ala el camino hacia el centro. Esta idea central

de la bœsqueda del equilibrio social, comunal y humano es la gran met‡

fora del Templo, que fundamentalmente liga la idea del equilibrio a la del

cambio y la transformaci—n. El PopolVub nos habla en forma muy simple

desde un comienzo, cuando nos relata la lucha de los hŽroes con el Gi

gante de la Tierra o Caprak‡n y el Gigante SabioPezTierra o Zipacn‡.

Subraya la necesidad del apoyo celeste de la tradici—n y de la bœsqueda

activa del equilibrio. ÀNo nos dice acaso la Biblia Maya que los hŽroes

solares acompa–an al gigante Caprak‡n uno a la derecha y otro a la iz

quierda, en direcci—n del Oriente, mientras disparan con sus cerbatanas a

las aves? Por este equilibrio alcanzado por los hŽroes, con la ayuda del

Coraz—n del Cielo, son capaces de derribar m‡gicamente a las aves por la

sola fuerza de su aliento. Usan sus cerbatanas sin municiones. Esto con

trasta con la actitud del Gigante Caprak‡n, sumido en la vanidad y domi

nado por su fuerza como Gigante de la Tierra y dios de los temblores.

Estas debilidades, sumadas a su gula, lo llevar‡n a su ruina.

El faldell’n de la figura que representa a la deidad agraria es m‡s dif’cil

de interpretar que el de su pareja complementaria. Apoy‡ndonos en el

hecho de que en la Osa Mayor se ha utilizado la terminaci—n superior de

los cordones de la doble espiral para indicar si se trata de una l’nea conti

nua o partida, consideramos que el trigrama superior indicado en el fal

dell’n delantero de la deidad agraria es Chen, El Despertar, El Trueno, ya

que el cord—n pegado al cuerpo est‡ completo, y los otros dos se inte

rrumpen con un marcado desnivel para luego continuar el dise–o hasta la

placa pŽlvica.

En el dise–o inferior los dos primeros cordones son continuos y el

tercer cord—n tiene una hendidura claramente marcada bajando hasta la

mitad. El trigrama indicado aqu’ es Tui, Lo Alegre, El Lago. De estos dos

trigramas resulta el hexagrama 54, Kuei Mei, La Joven Casadera.

El dise–o inferior del faldell’n posterior de esta misma figura no ofre

ce problema. Se trata del trigrama Chien, Lo Creativo. En el dise–o supe

rior, la primera l’nea es continua; las otras dos tienen una serie de marcas

pero ninguna llega a cortar ’ntegramente el cord—n. El œltimo cord—n

tiene unas raras protuberancias a todo lo largo. Esto nos deja dos alterna

tivas: en la parte superior del faldell’n las l’neas, al igual que en la parte

inferior, son todas continuas y tendr’amos como resultado el hexagrama

Chien, Lo Creativo, el Cielo; de otro modo, las marcas sobre el segundo y

 

Page 130

LA OSA MAYOR Y LA DEIDAD AGRARIA

tercer cord—n hacen referencia a l’neas din‡micas que se mueven. En el

caso del segundo cord—n podr’a tratarse de una l’nea quebrada, Yin viejo,

de valor numŽrico 6, que se mueve, convirtiŽndose, segœn la tŽcnica

adivinatoria, en una l’nea continua. En el caso del tercer cord—n se trata

r’a de una l’nea continua, Yang viejo, de valor numŽrico 9, que tambiŽn se

mueve. Esto dar’a como resultado arriba el trigrama Li, Lo Adherido, El

Fuego, que junto con el trigrama del faldell’n, Ch'ien, Lo Creativo, El

Cielo, nos conduce al hexagrama 14, Ta Yu, La Posesi—n en Gran Escala.

Las l’neas 5 y 6 son para tomarse en cuenta, adem‡s del texto general. El

dinamismo de la quinta y de la sexta l’nea nos lleva a un nuevo hexagrama,

el 43, Kuai, Abrirse Paso (La Determinaci—n), formado por los trigramas

abajo Ch'ien, Lo Creativo, El Cielo y arriba Tui, Lo Sereno, El Lago.

Resumiendo, tenemos en el monolito que preside el lado claro de la

fachada y que representa la deidad agraria dise–ada sobre una huanca en

forma de mazorca de ma’z, la siguiente constelaci—n de hexagramas. Fal

dell’n delantero: hexagrama 54, Kuei Mei, La Joven Casadera. Faldell’n

posterior: hexagrama 14, Ta Yu, La Posesi—n en Gran Escala, cuyas l’neas

en movimiento conducen al hexagrama 43, Kuai, Abrirse Paso (La Deter

minaci—n).

Si la figura est‡ relacionada a la deidad del ma’z y el contorno del

monolito es el de una mazorca, debemos recordar que en la tradici—n

americana el ma’z es considerado masculino y femenino. El monolito se

encuentra al final del lado de Tierra, y el hexagrama 54, que corresponde

al faldell’n delantero de la figura, La Joven Casadera, marca principalmen

te su car‡cter femenino o Yin. El faldell’n posterior destaca el aspecto

creativo, masculino, ya se trate del hexagrama 1, Lo Creativo, o del 14, La

Posesi—n en Gran Escala, cuyo trigrama inferior es tambiŽn Lo Creativo,

El Cielo. Parece que estos aspectos balancean aqu’ los rasgos negativos y

de peligro a los que alude el hexagrama La Joven Casadera.

Con los datos que nos proporcionan el casco semihexagonal y el tri‡n

gulorect‡ngulo del instrumento podr’amos considerar que las medidas

est‡n se–alando el predominio de la acci—n de lo celeste, de lo din‡mico,

sobre el monolito que encabeza el lado de Tierra. El casco semihexa

gonal de esta figura es notoriamente m‡s alto que los de las dem‡s figuras

con casco del lado de Tierra. Recordemos que en el simbolismo de los

constructores de templos y carros en el Oriente la base del semihex‡gono

representa la tierra, y el contorno de los otros tres lados, el cielo. El tri‡n

gulo rect‡ngulo tiene igualmente dos ‡ngulos marcadamente agudos. Todo

esto alude a un predominio de lo celeste. Simb—licamente se est‡ se–alan

do aqu’ la acci—n del cielo sobre la tierra y su participaci—n en la creaci—n

del ma’z, alimento central de la nueva era.

147

 

Page 131

Cap’tulo

XIII

Page 132

Instrumento que lleva el personaje que representa la Osa Mayor. N—tese en la

parte baja los dise–os circulares en cruz.

 

Page 133

INSTRUMENTOS DE LOS

CONSTRUCTORES

PRINCIPALES

LOS CUADRADOS MçGICOS DE CENTRO 5

Y DE CENTRO 6

L

a idea de los contrarios complementarios est‡ tambiŽn expre

sada numŽricamente en los dise–os de los instrumentos que

portan estas dos importantes y centrales figuras. Esto es evidente en los

dise–os en cruz en los c’rculos que conforman la parte inferior de las

varas o instrumentos. Los dise–os en cruz en el instrumento de la deidad

agraria son rectangulares, y curvos en el caso de la figura celeste de la Osa

Mayor. Lo rectangular se refiere a la tierra, lo Yin, y lo curvo o redondo,

al cielo, lo Yang.

En estos dise–os se hace referencia a los nœmeros cardinales de los

cuadros m‡gicos de la tradici—n extremooriental. Existe un cuadrado

m‡gico que se atribuye a Yu el Grande, de quien se dice que recorri— todo

el mundo en el tercer milenio antes de nuestra era. Dividi— la tierra china

en nueve provincias de acuerdo a un diagrama. A cada una de las nueve

provincias se les otorga una cifra del 1 al 9. El centro est‡ ocupado por el

nœmero 5 y las direcciones cardinales por los otros nœmeros impares.

Este diagrama con el 5 al medio se llama el cuadrado m‡gico de la Tierra.

Existen en la tradici—n china otros cuadrados m‡gicos, entre ellos el de

centro 6, que se atribuye al cielo. Segœn Marcel Granet son muy escasas

las referencias a este cuadrado m‡gico en la literatura oriental debido a su

sentido esotŽrico. En este diagrama formado por la serie del 2 al 10, los

nœmeros pares est‡n en la cruz de las direcciones cardinales, y los impa

res en las esquinas. La suma de las dos cifras centrales de los dos cuadra

dos m‡gicos de centro 5 y 6 arroja 11, nœmero que representa la uni—n

"central" del Cielo y de la Tierra. Segœn los antiguos tratados, este cua

drado de centro 6 estaba relacionado a los calendarios solar y lunisolar.

Segœn el HiTs'e, las especulaciones numŽricas relacionadas a estos dos

cuadrados m‡gicos estaban ligadas a la disposici—n octogonal de los s’m

bolos adivinatorios.

En Sech’n, a nuestro entender, est‡n mencionados varios cuadrados

m‡gicos: el de centro 5, el de centro 6, y el de centro 9. El de centro 5 y

el de centro 6 est‡n ligados a la estructura b‡sica de los monolitos mayo

res de la fachada que forman dos grupos de nueve monolitos a cada lado

entre los monolitos de las esquinas y los postes axiales.

Hay varios lugares en la fachada en los que hay referencias a estos

cuadrados m‡gicos de centro 5 y 6. Estos cuadrados est‡n en los instru

L‡mina LXXI: Constructor de lado

de Cielo. La Osa Mayor.

151

 

Page 134

L‡mina LXXII: Instrumento que lleva

la deidad agraria. N—tese en la

parte baja los dise–os rectangulares

en cruz.

152

SECHIN, MONUMENTO MITO

mentos de los astr—nomosconstructores o personajes principales, y en

los monolitos que representan ojos, situados precisamente al medio de

cada lado de la fachada. Estos monolitos con ojos est‡n relacionados a

los MingTang, templos llamados Ojo del D’a' y 'Ojo de la Noche' por

su car‡cter solar y lunar.

En la tradici—n extremooriental los nœmeros impares son celestes y

los pares terrestres. En Sech’n, parece que lo esencial es la relaci—n con

juntiva entre los dos nœmeros 5 y 6. Esta relaci—n se desprende de la

polaridad fundamental de la fachada, que es la de la esencia y la substan

cia manifestada claramente en la iconograf’a de los dos monolitos de las

esquinas. La esquina este corresponde a lo substancial y la esquina oeste a

lo esencial, que representa la creatividad del cielo.

Los nœmeros que la tradici—n considera que corresponden b‡sicamen

te a la tierra y al cielo son el 2 y el 3, respectivamente. Sumados, estos

arrojan el 5, y multiplicados, el 6. Siguiendo a RenŽ Guenon, por acci—n

del cielo sobre la tierra el nœmero celeste 3 se junta o se suma al nœmero

terrestre 2. Esta acci—n, siendo propiamente 'no activa', es lo que se po

dr’a llamar una 'acci—n de presencia'. La tierra a su vez reacciona con

respecto al cielo. El nœmero terrestre 2 multiplica el nœmero celeste 3

porque la potencialidad de su substancia es la ra’z de la multiplicidad.

En la tradici—n oriental, de la que tenemos noticia por intermedio de

estudios europeos, el cuadrado m‡gico referido a la Tierra tiene como

nœmero 'central' el 5, y el cuadrado referido al Cielo tiene como nœmero

central el 6.

El caso de Sech’n es diferente por tratarse de un monumento primor

dial anterior a la tradici—n oriental recibida de la Žpoca de la dinast’a Han

(aprox. 200 a.C. a 200 d.C.). En Sech’n se ha mantenido el car‡cter celeste

del cuadrado m‡gico de centro "5" (nœmero impar) y el car‡cter terrestre

del cuadrado m‡gico de centro "6" (nœmero par). Por ser Sechin un lu

gar de paso, lo principal es la complementariedad de Cielo y Tierra, luz y

sombra. El lado que llamamos de Tierra es yin, pero a la vez es el lado

soleado de la fachada referido a la primavera y el verano, que son Yang.

Por lo contrario, el lado de Cielo, y por tanto Yang, contiene el Invierno y

el Oto–o que son Yin. As’, en Sech’n el cuadrado de centro '5' se encuen

tra en el lado de Cielo, y el de centro '6', en el lado de Tierra, expres‡ndo

se de esta manera el sentido primordial que otorga la tradici—n china m‡s

antigua a los nœmeros celestes (impares) y terrestres (pares).

El nœmero '6' est‡ tambiŽn al centro del instrumento que lleva la dei

dad agraria en el lado de Tierra. Sus cinco dise–os en cruz suman 30. En

la figura opuesta, la Osa Mayor, en el lado de Cielo, el nœmero 5 est‡ al

Centro y los nœmeros en cruz suman en total 25. La suma de los nœmeros

que forman las cruces en los dos cuadrados m‡gicos arroja 55, el nœme

ro del hexagrama Feng, la Abundancia. Este hexagrama se refiere a una

 

Page 135

INSTRUMENTOS DE LOS CONSTRUCTORES PRINCIPALES

Žpoca de avanzada civilizaci—n y grandeza. Se recomienda en el hexagrama

al l’der de los hombres ser como el sol al mediod’a, que ilumina y alegra a

todo lo que est‡ bajo el cielo.

Los tratados antiguos destacan especialmente la importancia del nœ

mero 11, que es la suma de los nœmeros centrales de ambos cuadrados

m‡gicos. El 11, resultado de la uni—n de los nœmeros centrales, es el nœ

mero por

el cual se constituye en su perfecci—n la v’a (Tao) del Cielo y de

la Tierra. A–aden que esta v’a, cuyo emblema es el 11, va de 5 a 6. Reœne

expresamente en su centro dos cuadrados m‡gicos superpuestos.

La parte inferior de los instrumentos que portan las dos figuras princi

pales en la fachada de Sech’n est‡ constituida, como hemos visto, por

dise–os con inscripciones en cruz. En uno de los instrumentos los dise

–os son curvos y en el otro, rectangulares. Esta disposici—n recuerda los

instrumentos arcaicos para hacer fuego. Estos consistian en dos tablitas

pivotantes o de eje vertical, una de madera dura y redonda, Yang, y la otra

de madera blanda y cuadrada, Yin. Estaban hechas para ser superpuestas

y al girar, su fricci—n produc’a fuego.¹ Estos dise–os representan en este

caso, como en otros de la fachada, la uni—n de los principios masculino y

femenino, y un simbolismo sexual unido a la idea de la renovaci—n del

a–o por medio del ritual llamado 'del fuego nuevo'. Este s’mbolo

hierog‡mico y sexual en las figuras centrales de la fachada es de suma

importancia dentro de la concepci—n de toda la fachada, como un campo

de energ’a de fuerzas din‡micas y complementarias. Como dice Marcel

Granet, Çla figura formada por la superposici—n del cuadrado del centro

5 y 6 es notable porque est‡ constituida por nueve parejas pares e impares de Tierra. La deidad agraria.

las cuales valen cada una 11, y 99 en totalÈ>.²

L‡mina LXXIII: Constructor del lado

Es necesario se–alar una vez m‡s que hay once monolitos mayores a

cada lado de la fachada de Sech’n, y dos grupos de nueve monolitos entre

las esquinas y los postes axiales. En total hay veintidos monolitos, sin

contar el gnomon central. 22 es la suma de los nœmeros centrales de los

cuadrados m‡gicos de 5 y 6, junto con sus parejas congruentes, el 1 y 10.

Indudablemente todas estas especulaciones numŽricas tienen relaci—n es

trecha a la fachada de Sech’n, aunque principalmente estudiamos aqu’ la

relaci—n de las figuras a los hexagramas del I Ching o Libro de los Cambios

dentro de la Revoluci—n Circular.

Marcel Granet, El Pensamiento Chino. p. 138

Marcel Granet, op. cit. pag. 137

153

Page 136

20

07

Cap’tulo

XIV

TELES

 

Page 137

11:27

2

L‡mina LXXIV: Tallo de ma’z o ca–a con 5 campos y dise–os rectangulares. Ocupa el 3er. lugar del lado de

tierra. Foto Wilfredo Loayza.

 

Page 138

"LAS VIVAS CA„AS DE HUNAHPò

E IXBALAMQUƒ "

66

Ca–as Vivas en la Tierra llana fue su nombre. Y fue

ron llamadas el Centro de la Casa y el Centro, porque

en medio de su casa sembraron ellos las ca–as. Y se llam—

Tierra Allanada. Ca–as vivas en la Tierra Llana, a las ca–as

que sembraron. Y tambiŽn las llam— Ca–as Vivas porque

reto–aron. Este nombre les fue dado por IxmucanŽ a las

que dejaron sembradas Hunahpœ e Ixbalamque para que

fueran recordados por su abuela ".

Popol Vuh. Ia Biblia Maya. Fragmento,

Traducci—n de Adri‡n Recinos. 1986.

Fondo de Cultura Econ—mica. MŽxico.

Hay en la fachada de Sech’n cuatro monolitos que representan ca–as de

bambœ o ma’z¹. Ocupan el 3er. y 9no. lugar desde las esquinas. Cada mo

nolito tiene forma distinta aunque sus dise–os son semejantes, ha

ciendo pares complementarios a cada lado del recinto. Comenzaremos

con la pareja m‡s cercana a las esquinas. El monolito de lado de Tierra es

trapezoidal, con una marcada protuberancia hacia el centro de la fachada.

El del lado de Cielo es fusiforme, es decir, tiene forma de huso. En am

bos los dise–os de las ca–as son iguales, mostrando cinco campos. Dentro

de cada campo se encuentran cuatro rect‡ngulos peque–os, dispuestos

diagonalmente y apuntando al centro del campo. Se–alan aparentemente,

las cuatro direcciones intermedias del espacio.

La segunda pareja con dise–os de ca–as est‡ m‡s cercana a la portada

central de la fachada. A diferencia de la pareja anterior, muestra ca–as con

cuatro campos en el caso del monolito del lado de Tierra y tres campos

en el del lado de Cielo. Los rect‡ngulos incisos dentro de los campos

est‡n alineados casi verticalmente en el primero y verticalmente en el

segundo. El monolito del lado de Tierra tiene la forma de un arado primi

tivo con la parte superior ligeramente curvada hacia atr‡s; la parte inferior

termina en punta. Su pareja complementaria es una huanca delgada y rec

tangular con las esquinas superiores redondeadas.

¹J.C. Tello se–ala que se trata de ca–as de yuca o ma’z. p. 192. Arqueolog’a del Valle

de Casma.

157

 

Page 139

158

SECHIN, MONUMENTO  MITO

En la mitolog’a oriental se habla de las nueve provincias de la Tierra y

las nueve regiones del Cielo. TambiŽn se les llama las nueve llanuras de la

Tierra y las nueve llanuras del Cielo (kien ye). Estas divisiones del univer

so terrestre y celeste est‡n relacionadas a los cuadrados m‡gicos que se

dividen en nueve campos, entre los que se destacan los de centro 5 y 6.

Estos dos se asignan usualmente a la Tierra y al Cielo. El problema que se

nos plantea aqu’ es el siguiente: los dos monolitos con ca–as del lado de

Tierra suman nueve campos y los de lado de Cielo suman ocho campos

solamente. De modo que faltar’a un campo o llanura del Cielo.

La raz—n de esto ser’a la siguiente: el noveno campo del Cielo estar’a

representado por el monolito principal que preside la marcha de los cons

tructoresastr—nomosagrimensores y que tienen grabada la silueta de la

Osa Mayor. El monolito con una ca–a de tres campos est‡ al lado del que

representa a la Osa Mayor. Dentro de la concepci—n oriental, a Žsta œltima

se le asigna el Palacio Central. Preside el Cielo y representa el Polo alrede

dor del cual se reœnen los ocho sectores o llanuras del Cielo. Como se–ala el

estudioso de la astronom’a china, Leopold de Saussure Ò... esta disposi

ci—n en ocho sectores ordenados en torno a un centro se encuentra igual

mente en la divisi—n del firmamento en nueve cielos....". Se–ala este autor,

como otros, que la astronom’a china es esencialmente polar y ecuatorial.

La historia de este monolito que muestra una ca–a de bambœ o ma’z con

tres campos o nudos es peculiar. Es el œnico monolito mayor de la fachada

que J.C. Tello no encontr— en la excavaci—n que realiz— en 1937. Llevado

por su idea de la simetr’a casi absoluta de ambos lados de la fachada, pre

sent— en su primer dise–o remitido a la revista American Antiquity en 1943

el contorno y tama–os posibles de ese monolito faltante. Se–ala ah’ tam

biŽn el contorno de los monolitos menores que Žl supon’a faltaban para

completar un nœmero de tres en cada dos mayores. Su hip—tesis se basaba

en que hab’an tres menores al lado de los mayores de las esquinas y en otros

dos lugares entre las huancas principales. Se prob— luego que esta hip—tesis

no ten’a base real.

Mucho m‡s tarde, en 1969, se descubri— el monolito mayor faltante.

Tiene tres campos y mide 1.48 mts. de altura, mientras que la pieza com

plementaria del lado de Tierra, que representa un arado, mide 2.33 mts.

La huanca fue encontrada por el arque—logo Lorenzo Samaniego en un

desmonte frente al monumento. Ha sido colocada en el lugar que le co

rresponde en la fachada.

En un principio su menor tama–o y el hecho de mostrar s—lo tres cam

pos o nudos me produjo confusi—n, porque existen otros monolitos en los

muros este y oeste del monumento que muestran ca–as semejantes a las de

2 Leopold de Saussure, Les Origines de L'Astronomie Chinois. p. 227

 

Page 140

21

D3030 10

10.00

631

190

AVS

UDAL

L‡mina LXXV: Tallo de ma’z o ca–a con 4 campos. Ocupa el 9no. lugar en el lado de Tierra.

vecino al monolito mazorca. Tiene la forma de un arado primitivo. Foto Ram—n Mujica

L‡mina LXXVI: Tallo de maiz o ca–a. 3er. monolito desde la

esquina oeste. Este monolito tiene forma de huso; muestra 5

campos con dise–os cuadrangulares dispuestos en forma

semejante a los de las ca–as en el lado de Tierra. Foto A.

Guillen.

 

Page 141

160

SECHIN, MONUMENTO MITO

la fachada con cuatro campos o nudos. Prefer’ considerar a uno de Žstos de

cuatro campos como la piedra faltante en la fachada. Sin embargo los del

muro este y oeste fueron encontrados en situ y dif’cilmente pod’an llenar el

vac’o. Mis estudios posteriores y lecturas de Leopold de Saussure y Joseph

Neeedham me abrieron otras perspectivas.

Pasemos ahora a estudiar en m‡s detalle los monolitos con ca–as del

lado de Cielo y los del lado de Tierra. El primero del lado de Cielo, que

ocupa el 3er. lugar desde la esquina Oeste, fue se–alado por Tello como

fusiforme¹. Creo que en ese monolito se hace la m‡s importante referen

cia al tejido en todo el monumento. El huso, instrumento para el hilado,

cumple un papel central en las labores de la mujer andina. Por otro lado,

la forma del huso recuerda el contorno de la V’a L‡ctea, llamada R’o

Mayu en el mundo andino. En efecto, en la cultura Paracas y Nazca esta

forma adorna frecuentemente la frente de las representaciones de las dei

dades principales. Aqu’ hace referencia a las Aguas Celestes y a la lluvia,

que presiden la vida agr’cola. Estas alusiones estelares cobran mayor sen

tido dentro del esquema cosmol—gico total de la fachada de Sech’n, al

estar este monolito ubicado hacia el extremo del lado de Cielo. Este 3er.

lugar corresponde en la escala descendente (ver gr‡ficos) a la nota LA

que alude a la V’a L‡ctea.

A este monolito tan lleno de significado le hemos asignado el hexagrama

60, "La Limitaci—n", formado por los trigramas primarios Kan, "Lo abis

mal, el Agua", arriba y Tui "Lo Alegre, El Lago", abajo. Los trigramas

nucleares son "Ken, La Monta–a", arriba y "Chen, el Trueno", abajo. Su

nombre arcaico es "Limitaci—n  Realizaciones". La f—rmula m‡ntica m‡s

antigua expresa lo siguiente: "La pena es limitada, no puede ser constante

y no puede ser duradera" 4. Esta f—rmula parece hablar de las duras obli

gaciones rituales y comunitarias impuestas al trabajo de las tejedoras.

En el mismo lado de la fachada en el 9no. lugar desde la esquina Oeste

se encuentra la huanca rectangular que est‡ relacionada a las Aguas

Abismales. Esto se debe no s—lo a su forma e incisiones verticales, sino

tambiŽn a su posici—n. Est‡ situada en la zona de la fachada que corres

ponde al Norte entre los monolitos que representan a la Osa Mayor y al

Solsticio de Invierno. El emblema del Norte, en la tradici—n oriental m‡s

antiguame refiero a la Žpoca de los Hsia y los Shang es el agua. El

Norte, por otro lado, es la direcci—n que se asigna al Invierno. Es el lugar

de repliegue, lugar femenino por excelencia, donde se prepara la gesta

ci—n del Yang en la oscuridad y el fr’o invernal. En todos los m‡s antiguos

tratados orientales, Norte, Agua e Invierno son una unidad. Recordemos

4

J.C. Tello, monolito fusiforme. p. 192. Arqueolog’a del Valle de Casma.

Juli‡n K. Shchulsku, p. 148 Researches on the I Ching.

 

Page 142

"LAS VIVAS CA„AS DE HUNAHPò E IXBALAMQUƒ"

que en este sector de la fachada los monolitos son de un gris oscuro tenien

do muchas manchas negruzcas de mica.

Confirmando esta relaci—n entre este monolito rectangular referido al

Agua Abismal y el que representa el Solsticio de Invierno, se encuentra

un monolito menor que tiene el dise–o de un "ni–o". Este lleva la mano

derecha apuntando hacia lo alto, marcando la actitud ascensional. El otro

brazo est‡ doblado atr‡s de la cabeza, formando as’ un tri‡ngulo inverti

do que podemos referir a lo femenino y al coraz—n. Su vecino inmediato,

el monolito solsticial, tiene, bajo la parte superior que asemeja un mango,

la forma de un gran coraz—n. El monolito menor con la figura de un ni–o

o embri—n parece un "babyface" olmeca. Simbolizar’a el lugar de gesta

ci—n de lo que podemos llamar el fruto del a–o o de la alternancia del Yin

y del Yang. Es en este lugar del fr’o y del Invierno, Yin, donde se gesta el

embri—n, que es Yang. Se trata del cuerpo emocional naciente que ascien

de en el intervalo entre las notas SI y DO de la Octava intermedia, la del

Hombre Verdadero, de la que hemos hablado en el cap’tulo "Visi—n de la

Fachada".

Al monolito rectangular que presenta una ca–a con tres campos le

hemos asignado el hexagrama 48 "El Pozo", por diversas razones. La

primera raz—n es iconogr‡fica, basada en que la ca–a est‡ situada entre los

monolitos que representan el Solsticio de Invierno y la Osa Mayor. Es de

todas las ca–as la que tiene las incisiones cuadrangulares en posici—n to

talmente vertical y su parte superior es redonda. Se trata de la madera o

palo con que antiguamente se sacaba agua del pozo. Se refiere tambiŽn,

como se–ala la traductora del I Ching, Helena Jacoby de Hoffmann, al

mundo de las plantas, que sacan el agua de la tierra por medio de sus

vasos conductores. Ella hace referencia a la inagotable distribuci—n de

alimentos, a la que el hexagrama el Pozo alude, dentro de la organizaci—n

agraria comunal.

Avalan esta interpretaci—n la presencia en el valle de Sech’n de m‡s de

doscientos pozos en actual uso segœn datos que proporcionan los

arque—logos que han estudiado la zona. En la mayor’a de los valles norte–as

la capa fre‡tica ha permitido el desarrollo intensivo de la agricultura, es

pecialmente en los valles que tienen agua s—lo en el verano, Žpoca cuando

llueve en las rra. Esta es la situaci—n de los valles de Casma, Huarmey y

Supe.

El hexagrama 48 est‡ compuesto por los trigramas primarios "Sun, Lo

Suave, el Viento, La Madera", abajo y "Kan, Lo Abismal, El Agua", arri

ba. Los trigramas nucleares son: "Li, Fuego", arriba y "Tui, lo Alegre, el

Lago", abajo. La imagen del hexagrama dice:

Sobre la madera hay agua: La imagen del Pozo.

161

 

Page 143

162

SECHIN, MONUMENTO  MITO

As’ el Hombre Superior

anima al pueblo en su trabajo

y exhorta a los hombres

a ayudarse mutuamente.

D.J. Vogelmann 5 traduce as’ los Comentarios de R. Wilhelm sobre la

imagen de este hexagrama: ÒTambiŽn en esta sentencia el s’mbolo del

Pozo se aplica al gobierno. En este sentido, el pozo se considera como

centro de la organizaci—n de la sociedad. Se encuentra aqu’, al mismo

tiempo, una alusi—n a la constituci—n agraria atribuida a la m‡s remota

antigŸedad. Los campos se distribu’an de modo que ocho familias cir

cundaran con las tierras feudales que les eran adjudicadas un centro en el

cual se hallaba ubicados el pozo y el poblado, un centro que hab’a que

cultivar obligatoriamente en mancomœn a beneficio del gobierno central.

La forma de esta colonizaci—n se insinuaba en el ideograma Ching. Los

campos se distribu’an del siguiente modo.

1 46

297

3 5 8

Los campos 1 al 8 estaban destinados al uso familiar, y el 9 conten’a el

pozo con la poblaci—n y los campos pœblicos. En estas circunstancias los

convecinos depend’an desde luego de una cooperaci—n social entre ellos...".

Helena Jacoby de Hoffmann dice, en su traducci—n de este comentario

"...El conjunto de todos los campos ten’a la estructura de un 'cuadrado

m‡gico', en el cual la suma de los nœmeros en cruz (tanto en el sentido

diagonal como verticalhorizontal) cra dieciocho. Las ocho familias resi

d’an en los campos alrededor del Pozo y, por supuesto, depend’an de un

trabajo comœn". Helena Jacoby de H. remite a los lectores de los comen

tarios de este hexagrama del Pozo a los trigramas Kan y Sun de los

hexagramas 29, "Kan, lo Abismal, el Agua" y 57, "Sun, el Viento y la

Madera".

Este "cuadrado m‡gico" de centro 9 llama particularmente la atenci—n

por estar referido a la vida agraria y al trabajo en comœn de la tierra de

propiedad pœblica, que son la base desde antiguo de la organizaci—n so

cial en los Andes. No podemos olvidar tambiŽn que Sech’n est‡ vincula

do a la mitolog’a del ma’z, cultivo principal de la era agr’cola cuyo inicio

el monumento celebra.

5 D.J. Volgelmann, traducci—n al castellano del I Ching de Richard Wilhelm

6H.J. de Hoffmann, traducci—n al castellano del I Ching de Richard Wilhelm.

 

Page 144

"LAS VIVAS CA„AS DE HUNAHPò E IXBALAMQUƒ"

El "cuadrado m‡gico" de centro 9, como hemos visto, est‡ referido a la

organizaci—n agraria comunal. Sin embargo, si aplicamos este cuadrado a

los monolitos con dise–o de ca–a del lado de Cielo, donde se hace referen

cia a los ocho campos y al Palacio Central de la Osa Mayor, tendr’amos que

hacer un nuevo c‡lculo. En efecto si tomamos los cinco campos del mono

lito del 3er. lugar que hemos referido a las Aguas Celestes, y sumamos los

nœmeros de las posiciones se–aladas por rect‡ngulos peque–os inscritos en

cada campo, obtendremos la suma de 18 x 5 = 90.

Aplicando el mismo sistema de c‡lculo

a los tres campos, con sus rect‡ngulos

verticales, obtendremos la cifra 54

54 +90 es 144.

Esta es la cifra que corresponder’a a las

dos ca–as del lado del Cielo.

14 6

297

5 8

3

4 +14

729

864

3 10 5

10+14

18 x 3 campos

18 x 5 campos

En cuanto a los monolitos del lado de Tierra usaremos, para la inter

pretaci—n numŽrica de los rect‡ngulos incisos, el cuadrado de centro '6'

que es el que corresponde estructuralmente a ese lado de la fachada. Las

cifras son las siguientes:

=

= 54

= 90

144

24 x 4 campos

24 x 5 campos

= 96

= 120

216

Las cifras 144 y 216 sumadas equivalen a la cifra emblem‡tica de lo que

la tradici—n oriental llama el Gran Total (360). Este resultado numŽrico

obtenido con el empleo combinado de los dos cuadrados de centros '9' y

'6' es el œnico que arroja cifras que tienen sentido para la iconograf’a y

mensaje de los monolitos de la fachada de Sech’n.

163

 

Page 145

164

SECHIN, MONUMENTO MITO

Las dos cifras (144 y 216), son nœmeros relacionados a las especulacio

nes matem‡ticas usadas por los constructores de carros y templos de la

Escuela oriental del Dosel Celeste. Lo curioso es que la primera cifra,

144, se considera como emblem‡tica de la Tierra, es yin y corresponde a

la base del semihex‡gono. La otra cifra, 216, corresponde m‡s bien al

contorno de los 3 lados superiores del semihex‡gono. Es yang y equivale

al toldo del carro o al techo del templo. Lo interesante es que la primera

cifra, 144, la hemos obtenido utilizando las ca–as del lado de Cielo y la

segunda, 216, del lado de Tierra. En otras palabras el lado de Cielo nos

arroja una cifra yin siendo el Cielo yang, y el lado de tierra, yin, nos arroja

una cifra yang. Esta misma situaci—n dual la hemos constatado en la

complemetaridad de luz y sombra en el ordenamiento de las estaciones

del a–o en la fachada. Oto–o e Invierno ocupan el lado de Cielo y Prima

vera y Verano, estaciones Yang, ocupan el lado de Tierra. Esta nueva

dualidad numŽrica encontrada en los dise–os de las ca–as o bambœes

estar’a relacionada a un aspecto m‡s profundo en cuanto al sentido esen

cial del monumento. Se referir’a a la idea de que, en la Žpoca que se erigi—

el monumento de Sech’n este fue fruto de una manifestaci—n del Verbo y

por tanto expresaba la realidad de que el Cielo estaba presente en la Tie

rra. Se manifestaba, de hecho, una reaparici—n de los principios funda

mentales de la Tradici—n Primordial.

Antes de culminar el cap’tulo sobre el estudio iconogr‡fico de las ca

–as vamos a ver unos datos arquitect—nicos concretos. El caso del

cuadr‡ngulo con esquinas curvas del recinto es interesante. La arquitecta

Elena Maldonado, quien ha asesorado el 1er. Tomo sobre la arquitectura

del monumento publicado por la Universidad Cat—lica de Lima, d‡ la

cifra de 51.60 mts. para el largo del paramento norte, o sea el de la facha

da. La antigua medida del pie chino ch'in tiene o corresponde a 35.81

cmts., lo que dar’a 51.56 mts. lineales que equivalen a 144 ch'is. Trat‡ndo

se de un recinto cuadrangular con esquinas curvas habr‡ que medir con

m‡ximo cuidado los paramentos este y oeste cuando se termine de exca

var la zona sureste todav’a cubierta por el desmonte. Por ahora, se le ha

dado un largo de 52 mts. lineales al eje nortesur.

Regresemos a los monolitos con motivos de ca–a en el lado de Tierra,

el lado soleado, Yang, de la fachada. Tenemos el trapezoidal en el 3er.

lugar desde la esquina este, y el que tiene forma de arado en el 9no. lugar.

Una particularidad del monolito trapezoidal es que es uno de los po

cos en el lado de Tierra que fue encontrado con rastros de color. Tello

se–ala que hab’a huellas de color rojo en todo los surcos del dise–o. Este

monolito est‡ ubicado en el sector de la fachada que corresponde a la

Primavera. Su forma alude a la idea de crecimiento. Se trata, b‡sicamente,

de una referencia a la tierra sembrada y, en cierta forma, a la naturaleza

 

Page 146

"LAS VIVAS CA„AS DE HUNAHPò E IXBALAMQUƒ"

misma en su expansi—n. Debido a su posici—n en el sector de Primavera, a

su color rojizo que significa crecimiento, a su forma notoriamente Yang, y

a su dise–o, le corresponder’a el hexagrama 19, "El Acercamiento", for

mado por los trigramas primarios "K'un, La Tierra", arriba, y "Tui, Lo

Alegre", abajo. Los trigramas nucleares que resultan son "K'un, La Tie

rra", arriba y "Chen, El trueno" abajo. El nombre m‡s antiguo del

hexagrama es "Visita, Gran realizaci—n; la constancia es favorable". Su

f—rmula m‡ntica dice: "Cuando arribe el octavo mes habr‡ mala fortu

na".

Significativamente, en el onceavo lugar, es decir, ocho monolitos hacia

el centro desde el monolito trapezoidal, se encuentra el monolito axial

Yang, al que corresponde el hexagrama 28, "La Preponderancia de lo

Grande, Ta Kuo". Este hexagrama alude a la viga que soporta un peso

excesivo, hasta el punto de poder quebrarse. Recordemos que este mono

lito del onceavo lugar es uno de los postes axiales que en la leyenda del

PopoVuh, el gigante Zipacn‡ parte sobre las cabezas de los cuatrocien

tos j—venes.

El monolito que tiene forma de arado se encuentra en el sector de la

fachada que corresponde al Verano. Hay dos puntos en la descripci—n

que Tello hace de esta huanca que nos llevan a creer que se trata de la

representaci—n de un arado. En primer lugar, Tello se–ala que la piedra es

prism‡tica, "m‡s angosta en el tope que en la base... hasta terminar en una

superficie m‡s o menos redondeada en la parte alta". Esto insinœa la

forma del mango del arado. El otro punto que apoya nuestra hip—tesis es

su descripci—n del color que tiene el monolito. Afirma que:

"La superficie est‡ cubierta por una p‡tina

ocre claro, salvo en el cuarto inferior

donde la p‡tina est‡ ausente y el color

gris del granito hace contraste con el bayo

del resto de la piedra" 8

00

7 J.C. Tello, p. 149. Arqueolog’a del Valle de Casma.

8 Loc. cit.

9 p. 148. Loc. cit. J.C. Tello.

17

Todo parece se–alar que la punta en la que termina el monolito fue

tallada intencionalmente, tanto por el cambio de color que se–ala Tello,

como por el contorno muy bien delineado. Corresponde a la parte del

arado que se introduce en la tierra.

L‡mina LXXVII: Tallo de ma’z o

ca–a. Muestra 3 campos con

Es preciso destacar que este monolito est‡ al lado de una huanca con rect‡ngulos incisos dispuestos

forma de mazorca de ma’z, y cuya superficie se encontr— tambiŽn con

una p‡tina de ocre claro Estamos hablando de uno de los monolitos

9

verticalmente. Representa la ca–a

que se utiliza para extraer agua del

pozo.

 

Page 147

166

SECHIN, MONUMENTO  MITO

principales, aquel que ocupa el dŽcimo lugar desde la esquina este, y que

representa la Deidad Agraria.

Segœn, el Ta Chuan, el Gran Tratado o Gran Comentario del IChing,

la invenci—n del arado estuvo inspirada por el hexagrama 42, "El Aumen

to". En el cap’tulo 2, "Historia de la Civilizaci—n", el Ta Chuan narra

c—mo:

Cuando el clan de Pao Hsi's se retir—, surgi—

el clan del Divino Agricultor. Parti— un pedazo

de madera para hacer un arado y dobl—

un pedazo de madera para hacer el mango

y ense–— a todo el mundo las ventajas

de abrir la tierra con un arado. Probablemente

tom— esto del hexagrama "El Aumento" 10

Este hexagrama est‡ formado por los trigramas primarios "Sun, Lo

gentil, el Viento", arriba, y "Chen, el despertar, el Trucno", abajo. Los

trigramas nucleares son "Ken, la Monta–a" arriba y "K'un, la Tierra"

abajo. El gran Tratado se–ala que:

11

El hexagrama Y, el Aumento (42), consiste en

los dos trigramas Sun y Chen, ambos asociados

a la madera. Sun significa penetraci—n. Chen

movimiento. Los trigramas nucleares son Ken y K'un,

ambos asociados a la tierra.

Esto condujo a la idea de construir un instrumento

de madera que penetrara la tierra y que

al ser movido hacia delante volteara la tierra

En la mitolog’a del PopolVuh del mundo mayaquichŽ, tan ligado a la

iconograf’a del monumento de Sech’n, los hŽroes del ma’z siembran dos

ca–as en su casa antes de ir a probarse en el juego de la pelota de Xibalb‡.

Estas ca–as florecer’an o se marchitar’an de acuerdo a como les fuera a

los hŽroes solares en su aventura. Como dicen R. Carmack y F. Morales

Santos:

El PopolVuh nos explica que las ca–as

se convirtieron en una especie de altar

frente al cual quemaba copal la abuela.

10 p. 330. IChing, versi—n de Richard Wilhelm.

P. 331. op. cit.

11

 

Page 148

"LAS VIVAS CA„AS DE HUNAHPò E IXBALAMQUƒÓ

Se nos da a entender que lleg— a ser

como el prototipo del altar de casa, el

lugar de recepci—n. Parece que las

ca–as de este altar, "las vivas ca–as"

y su suelo, la "tierra allanada"

simbolizaban la fuerza masculina de

Hunahpœ ¹2

12

En verdad son dos las ca–as de Sech’n, aunque vemos en la fachada

cuatro, pues cada dos forman un conjunto; en un caso, de nueve campos

en el lado de Tierra y en el otro, de ocho campos m‡s el Palacio Central,

representado por la Osa Mayor, en el lado de Cielo.

L‡mina LXXVIII: Ceramio de Lambayeque, cultura del norte del Perœ. Muestra a una tejedora

que sostiene en una mano los instrumentos de su arte. Su otra mano reposa meditativamente

sobre su barbilla. Colecci—n Pastor Bautista de Pacasmayo, Octavio Polo. Foto Patricia Llosa.

12 Robert M. Carmack, Francisco Morales Santos. p.54. "Nuevas perspectivas sobre

el PopolVuh" (1983).

167

 

Page 149

Cap’tulo

XV

 

Page 150

L‡mina LXXIX: Monolito que ocupa el 4to. lugar,

lado de Ciclo. Es la espada recta yang. Foto A.

Guillen.

L‡mina LXXX: Monolito que ocupa el 4to. lugar, lado

de Tierra. El perfil y forma de la piedra es el de un

cuchillo c—ncavo, lunar. En la serie de los monolitos

que representa la secuencia de los cinco elementos,

Žste ocupa el lugar del metal. Foto A. Guillen.

 

Page 151

LOS CONSTRUCTORES

EN CUARTO LUGAR

E

n la fachada de Sech’n hay cuatro parejas de figuras humanas

que llevan los cascos semihexagonales distintivos de los cons

tructores astr—nomos de una escuela oriental de cosmograf’a. Esta escue

la, denominada la Escuela del Dosel Celeste, est‡ mencionada en los m‡s

antiguos tratados de astronom’a y geometr’a constructiva de la China an

tigua. Entre ellos destaca el cŽlebre opœsculo titulado Tchen pei. Esta

palabra, segœn Marcel Granet, significa 'gnomon', un antiguo instrumen

to de astronom’a que serv’a de reloj solar para determinar el acimut y la

altura de este astro. El Tchen pei se ocupa fundamentalmente del arte

de la construcci—n de los templos o MingTang y de los carros de comba

te. Este tratado establece el principio de que lo redondo proviene de lo

cuadrado, por intermedio del hex‡gono. En forma general, la base del

semihex‡gono simboliza la tierra, lo Yin. El contorno del semihex‡gono

representa un contorno semicircular, equivalente al cielo, lo Yang.

En Sech’n podemos ver la importancia del hex‡gono y del

semihex‡gono en los cascos de los constructores. Igualmente, hay mœlti

ples referencias vinculadas a las especulaciones numŽricas constructivas

en los instrumentos que portan. Aqu’ vemos tri‡ngulos rect‡ngulos, la

escuadra y en algunos casos referencias a los cuadrados m‡gicos de cen

tros 5 y 6. Estos cuadrados m‡gicos estaban referidos a las direcciones

del espacio terrestre y celeste, y a las regiones y llanuras del Cielo y de la

Tierra.

De las cuatro parejas de constructoresastr—nomos con cascos

semihexagonales hemos estudiado tres: aquella compuesta por Fo Hi y

Niu Kua, situados en las esquinas, la pareja del sŽtimo lugar, que cierra las

octavas de Cielo y Tierra, y la pareja principal, que representa a la Osa

Mayor y a la Deidad Agraria.

Para llegar a comprender los principios arquitect—nicos y numŽricos

de los constructores del templo de Sech’n y de muchos de los monumen

tos del formativo peruano, ser’a necesario estudiar en profundidad los

antiguos tratados donde se ha preservado noticia y conocimiento de los

constructores y astr—nomos de la Escuela del Dosel Celeste. Un caso

muy evidente de la aplicaci—n arquitect—nica de los principios de estas

escuelas se encuentran en los templos de Wikawa’n (Ojo del D’a) e Ichu

Wilka (Ojo de la Noche) en el Callej—n de Huaylas.

171

 

Page 152

172

SECHIN, MONUMENTO MITO

Estudiamos ahora la œltima pareja de constructores, ubicada en cuarto

lugar, teniendo siempre en cuenta el concepto de complementariedad

existente entre los monolitos de cada lado de la fachada.

El del lado de Cielo es uno de los monolitos m‡s impresionantes del

templo. Es de granito gris‡ceo, y todas sus caras, como se–ala J.C. Tello,

estaban cubiertas de una gruesa patina de color amarillo rojizo que se

extend’a uniformemente por los surcos del grabado. ¹

Tello describe la huanca como:

1

Una laja larga en forma de cuchillo con

un borde grueso y otro filudo y con

una proyecci—n como si correspondiera

al mango del cuchillo. 2

Representa una espada derecha, Yang, s’mbolo del Sol. Es el Sol cre

puscular, y se encuentra significativamente en el lado oeste de la fachada.

La figura sostiene en su mano derecha un instrumento en posici—n verti

cal cuyo borde coincide con el borde del monolito, reafirmando as’ la

verticalidad de toda la pieza l’tica. En la parte superior del instrumento

hay un tri‡ngulo rect‡ngulo con dos cuadrados circunscritos. Encima de

este tri‡ngulo se encuentra un dise–o en zigzag, la representaci—n del

rayo.

De la placa pŽlvica de la figura sale un solo faldell’n posterior, consti

tuido por tres cordones. ƒstos est‡n interrumpidos por una borla inter

media, y terminan en una segunda borla inferior casi a la altura del tobillo.

Ambas borlas tienen dos peque–os rect‡ngulos inscritos. Los tres cordo

nes de la parte inferior son continuos. Se trata entonces del trigrama Chien,

lo Creativo, el Cielo.

En la parte superior del faldell’n vemos que el cord—n pegado a la

placa pŽlvica est‡ claramente cortado a la mitad por una incisi—n que

incluye el segundo cord—n. El tercer cord—n no tiene corte. El pulgar de

la mano izquierda descansa sobre el cord—n superior. Esta disposici—n de

los dos cordones cortados con uno continuo encima arroja el trigrama

Ken, La Monta–a. Los dos trigramas atribuidos a esta figura nos llevan al

hexagrama 26. Da Tshu, "La Fuerza Amansadora de lo Grande".

La pareja complementaria del cuarto lugar en el lado de Tierra es seme

jante a la que acabamos de estudiar. La piedra tiene forma de un cuchillo

curvo, c—ncavo en su lado frontal. Este tipo de cuchillo es un emblema

lunar, Yin, as’ como el cuchillo recto de la figura complementaria del lado

J.C. Tello, Arqueolog’a del Valle de Casma. p. 189.

2 Loc. cit.

 

Page 153

INTERPRETACIîN DE LAS FIGURAS DE LAS ESQUINAS

de Cielo es un s’mbolo solar, Yang. Con una clara referencia a la luna, este

monolito en el lado de Tierra podr’a estar se–alando, para toda la fachada,

un momento importante en la cuenta lunar. La parte superior de estas dos

huancas semeja un mango de cuchillo.

La figura del lado de Tierra lleva, como todos los constructores, un

casco semihexagonal. Porta, igualmente, un instrumento simple, de man

go vertical. La parte superior termina en un tri‡ngulo rect‡ngulo, con dos

peque–os cuadrados inscritos y el rayo encima. Al igual que su figura

complementaria, lleva un s—lo faldell’n posterior. La parte inferior de Žste

tiene tres cordones continuos se–alando el trigrama Chien, lo Creativo, el

Ciclo. En la parte superior la mano reposa sobre las bandas. La u–a del

pulgar marca intencionalmente el cord—n del medio, que vendr’a a ser la

quinta l’nea del hexagrama. El dedo me–ique parte claramente el primer

cord—n. Los otros dos cordones ser’an continuos se–alando as’ el trigrama

Sun, lo Suave, el Viento. Unidos Sun, arriba y Chien, abajo, tenemos el

Hexagrama 9, Siau Tshu, "La Fuerza Amansadora de lo Peque–o".

Recordamos aqu’ dentro de la divisi—n de la fachada en octavas, el

monolito del lado de Cielo representa la nota Sol en al octava descenden

te, y el lado de Tierra la nota FA en la octava ascendente. Este œltimo

monolito representa dentro de la secuencia de los cinco elementos, el

cuarto elemento el metal peligroso, que tiene que descender. Esto est‡

indicado por la forma c—ncava de la parte frontal del monolito as’ como

por la presi—n de lo alto que viene de la nota FA, o Fata, Destino.

En la secuencia de los cinco elementos de la danza Tai Chi Chuan el

elemento metal, que representa lo mental, tiene que descender al centro

vital, Hara o Chi, para perder la rigidez del pensamiento asociativo.

173

 

Page 154

INTERPRETACIîN DE LAS FIGURAS DE LAS ESQUINAS

de Cielo es un s’mbolo solar, Yang. Con una clara referencia a la luna, este

monolito en el lado de Tierra podr’a estar se–alando, para toda la fachada,

un momento importante en la cuenta lunar. La parte superior de estas dos

huancas semeja un mango de cuchillo.

La figura del lado de Tierra lleva, como todos los constructores, un

casco semihexagonal. Porta, igualmente, un instrumento simple, de man

go vertical. La parte superior termina en un tri‡ngulo rect‡ngulo, con dos

peque–os cuadrados inscritos y el rayo encima. Al igual que su figura

complementaria, lleva un s—lo faldell’n posterior. La parte inferior de Žste

tiene tres cordones continuos se–alando el trigrama Chien, lo Creativo, el

Cielo. En la parte superior la mano reposa sobre las bandas. La u–a del

pulgar marca intencionalmente el cord—n del medio, que vendr’a a ser la

quinta l’nea del hexagrama. El dedo me–ique parte claramente el primer

cord—n. Los otros dos cordones ser’an continuos se–alando as’ el trigrama

Sun, lo Suave, el Viento. Unidos Sun, arriba y Chien, abajo, tenemos el

Hexagrama 9, Siau Tshu, ÒLa Fuerza Amansadora de lo Peque–o".

Recordamos aqu’ dentro de la divisi—n de la fachada en octavas, el

monolito del lado de Cielo representa la nota Sol en al octava descenden

te, y el lado de Tierra la nota FA en la octava ascendente. Este œltimo

monolito representa dentro de la secuencia de los cinco elementos, el

cuarto elemento el metal peligroso, que tiene que descender. Esto est‡

indicado por la forma c—ncava de la parte frontal del monolito as’ como

por la presi—n de lo alto que viene de la nota FA, o Fata, Destino.

En la secuencia de los cinco elementos de la danza Tai Chi Chuan el

elemento metal, que representa lo mental, tiene que descender al centro

vital, Hara o Chi, para perder la rigidez del pensamiento asociativo.

173

 

Page 155

Cap’tulo

XVI

 

Page 156

L‡mina LXXXI: Poste Axial del lado de Tierra. Foto archivo fotogr‡fico

J. C. Tello

 

Page 157

LOS POSTES AXIALES

L

a gran fachada de Sech’n, que sigue el paso del sol del este al

oeste, est‡ dividida en dos por su portada. Las figuras en los

monolitos mayores se dirigen desde las esquinas hacia el centro, mostran

do en esta forma la intenci—n principal de su marcha. El centro es, a la

vez, el lugar de paso, la Puerta del Sol.

En medio de los dos monolitos que enmarcan la portada aparecen las

escaleras dobles, por donde, segœn la sabidur’a tradicional, asciende y

desciende el principio ’gneo, el mensajero de los dioses: Agni, el Sol, el

Drag—n de la Sabidur’a.

La portada est‡ flanqueada por dos monolitos grabados con postes,

que llevan cuerdas anudadas en espiral. Estas cuerdas sirven de amarre a

largos postes que terminan abajo en curva. El lado externo de estos bas

tones est‡ formado por una columna de peque–os c’rculos, unidos entre

s’ como un rosario. Al lado de estos c’rculos hay tambiŽn, en ambos

monolitos, una larga columna de rect‡ngulos que se extiende hasta lo

m‡s alto de las piezas.

Postes axiales semejantes llevan los que dirigen las bandas de mœsicos

aztecas en la ceremonia y danza dedicada a Cihuaco‡tl, La Mujer Serpien

te, asociada a la fertilidad y al ma’z. Los amarres en espiral recuerdan los

postes de la danza del volador, vinculada a temas solares y de fecunda

ci—n, comunes a todas las culturas americanas. Tanto el nœmero de vuel

tas que dan los acr—batas en la danza del volador como el nœmero de

amarres o espirales en los postes axiales de Sech’n tienen significado

calend‡rico.

En Paracas, asimismo, hay representaciones de deidades centrales

danzantes que llevan cascos semihexagonales y que portan cetros o basto

nes de mando muy similares, en su estructura y dise–o, a los postes de la

portada.

El monolito del lado izquierdo, el lado de Tierra, es el m‡s alto de toda

la fachada. Mide 4.40 metros. La soga, amarrada en espiral al poste, da

trece vueltas alrededor del asta. El amarre termina en un nudo suelto. Al

lado tiene treinta y tres peque–os c’rculos unidos por un filamento, junto

a veintiocho peque–os cuadril‡teros dispuestos verticalmente. J. C. Tello

lo hall— cubierto por una p‡tina ocre¹. Este color nos recuerda al ‡rbol

cantŽ o palo amarillo de la tradici—n maya, mencionado en el PopolVub.

¹J.C. Tello, Arqueolog’a del Valle de Casma. p. 146

177

 

Page 158

L‡mina LXXXII: Poste Axial del lado de Cielo, Foto Fernando

La Rosa

Dobintum

tulus.

L‡mina LXXXIII: Grabado que muestra el juego de la Danza

del Volador; mediados del siglo XVIII, MŽjico. Grabado Fondo

de Cultura Econ—mica. MŽjico.

Page 159

LOS POSTES AXIALES

Lo primero a destacar es el nœmero de vueltas en espiral que da la soga

alrededor del poste. Son trece los pisos del mundo superior lum’nico

maya. Del mismo modo, los oficiantes del rito m‡s arcaico del palo vola

dor dan trece vueltas antes de llegar a tierra. El segundo elemento del

dise–o son las treinta y tres cuentas verticales unidas por un hilo, mien

tras los rect‡ngulos superpuestos son veintiocho pudiendo referirse a las

veintiocho mansiones lunares. Recordemos una vez m‡s el principio de

complementariedad de los contrarios, ya que el monolito pertenece al

lado diurno, soleado, de la fachada.

El monolito axial del lado de Cielo tiene 3.30 metros de altura. La soga

en espiral da nueve vueltas. Para los mayas, este nœmero representa los

pisos del mundo inferior o subterr‡neo, el mundo de la noche. En rela

ci—n al Palo Volador, esta cifra est‡ relacionada al calendario solar, forma

do por dos series de ciento ochenta d’as, compuesta cada una por nueve

meses de veinte d’as².

En el dise–o de cuentas en rosario, por otro lado, podemos ver veinti

trŽs. El conteo se inicia al lado del primer rect‡ngulo, donde hay una

peque–a cruz de San AndrŽs. Lo curioso es que este dise–o parece co

menzar en este monolito y continuar en el monolito complementario, en

el cual el dise–o termina en una cuenta no rematada. En ninguno de los

dos monolitos est‡n las cuentas anudadas arriba, lo que sugiere una conti

nuidad entre ellos.

En esta pieza hay veintitrŽs rect‡ngulos evidentes. Sin embargo, Tello

afirma que el monolito no est‡ completo, y que Çel dibujo continœa y se

interrumpe bruscamente cuando llega a la cima de la piedraÈ. La piedra

muestra que la excoriaci—n sufrida es ligera. A pesar de haber 1.10 metros

de diferencia entre la altura de los dos postes, Tello dice que las dos pie Bruning, Chiclayo. Foto Fernando

dras Çdebieron ser muy altas y sobresalir del nivel superior de las plata

formas contiguasÈ. Evidentemente Žsta es una exageraci—n, y el monolito

Solsticial del lado de Cielo es bastante m‡s alto que este poste axial. Por

l—gica interpretativa e iconogr‡fica, debi— haber veinticuatro rect‡ngulos,

ya que hace sentido que en la parte superior no deteriorada de la huanca

se puedan apreciar nueve vueltas de la soga en espiral. Los veinticuatro

rect‡ngulos se refieren a los veinticuatro sectores de quince d’as en los

que se divide el a–o solar en los calendarios orientales y en los primeros

calendarios lunisolares andinos.

Es interesante se–alar las palabras de Tello sobre el monolito y su co

lor: <<El monolito es de granito de pasta gruesa... La cara principal presen

L‡mina LXXXIV: Cer‡mica Mochica.

Retrato imponente de un jefe. Lleva,

sobre un ojo, siete marcas y sobre el

otro, seis, se–alando as’ el nœmero del

mundo de arriba: el trece. El dise–o

sobre la boca tiene nueve aristas

marcando, as’, el nœmero que

representa al mundo de adentro o 'de

abajo'. Ambos nœmeros, trece y nueve

se–alan el nœmero de vueltas de las

sogas en espiral de los postes axiales

de la fachada de Sechin. Museo

2 Raphael Girard, L'Esotherisme du PopolVuh. p. 311.

3 J.C. Tello, Arqueolog’a del Valle de Casma. p.177

179

 

Page 160

180

SECHIN, MONUMENTO  MITO

ta una capa muy delgada de color gris‡ceo... Este color oscuro es el que se

ha aprovechado para dar realce a las figuras grabadas...>>*

Este dato es significativo ya que los siguientes monolitos, la Osa Ma

yor y el Solsticio de Invierno, son de granito, con manchas negruzcas de

mica. Se tratar’a tal vez, en todo este sector de la fachada, de la represen

taci—n del cielo nocturno, o de lo que los mayas llaman ÇLos Nueve Se–o

res de la NocheÈ. En este lado de Ciclo, m‡s all‡ de los monolitos con

manchas de mica negra, casi todas las piezas tienen colores fuertes: sepia,

rojo y naranja. Por contraste, los dos œnicos colores empleados en el lado

de Tierra son el rojo, en la tercera huanca, y el amarillo claro, en la huanca

que tiene forma de maz

nazorca de ma’z.

Es importante se–alar que todos los nœmeros que hemos mencionado

son centrales en la ciencia calend‡rica maya. Segœn Raphael Girard, el

calendario b‡sico de la Era del Ma’z es lunisolar. El rito del Palo Volador

est‡ tambiŽn estrechamente vinculado al calendario.

Por œltimo, la suma de los rect‡ngulos de ambas piezas nos lleva a la

cifra 52, que es el nœmero de a–os del siglo maya. Esto es importante

porque el hexagrama 52, Ken, Mantenerse Quieto, La Monta–a, est‡ liga

do al concepto de eje o columna vertebral. No debemos olvidar que son

dos los postes axiales en Sech’n y tres los ejes, si consideramos el gnomon

central que presenta verticalmente el eje de un carro. El hecho de ser dos

los postes axiales se refiere a la leyenda del PopolVub en la que el gigante

Zipacn‡ derriba el poste de la casa comunal sobre la cabeza de los cuatro

cientos j—venes, representados en la fachada de Sech’n por cuarenta mono

litos menores.

J.C. Tello, Arqueolog’a del Valle de Casma. p.178

 

Page 161

L‡mina LXXXV: Fotografia que muestra trece torres que se encuentran frente al monumento de Chanquillo,

cercano a Sechin y, aunque m‡s tard’o, evidentemente vinculado a los principales sitios de Cerro Sechin,

Moxeque y Pampa de Llamas. Foto Fernando Llosa.

145

L‡mina LXXXVI: Monumento de Chanquillo. Periodo Formativo, primeros siglos de la era cristiana. Consta

de tres murallas ovaladas, un recinto rect‡ngular con 7 habitaciones y dos torres redondas. El monumento

es parecido a las construcciones celtas antiguas de Avebury y Stonehenge. Foto Museo de Sitio, Sechin.

 

Page 162

Cap’tulo

XVII

 

Page 163

27

 

Page 164

LOS DANZANTES

L

os dos monolitos que ocupan el quinto lugar desde las esquinas

representan a dos figuras en actitud ritual de danza. Desprovis

tas de extremidades inferiores, parecen flotar en el aire. Llevan una mano

descansando sobre la cabeza con la palma extendida hacia arriba. El pul

gar, con su desmesurada u–a, est‡ apoyado sobre la coronilla. Estos tres

elementos juntos asemejan el pico y el ala de un ave. La parte inferior del

tronco termina en un faldell’n de tres plumas grandes. Las figuras tienen

cabezas redondeadas y calvas, con bocas grandes y de comisuras anchas, lo

que les confiere un aspecto predominantemente simiesco. Estar’amos en

tonces ante representaciones de avesmono.

Las diferencias entre los dos monolitos son notorias. El del lado de

Cielo fue hallado por J. C. Tello cubierto por una p‡tina rojiza¹, mientras

que el otro ten’a una p‡tina ocre².

En cuanto a la forma de los monolitos, Tello se–ala que el del lado de

Ciclo es un Çprisma rectangularÈ con Çcara posterior conve

vexaȳ, lo que

hace que la huanca entera asemeje un medio cilindro.

El del lado de Tierra tiene un contorno pentagonal, Çcon marcado

abovedamiento en la parte superior del lado que da al centro de la facha

da. Las figuras tambiŽn difieren en la posici—n de la cabeza y de uno de los

brazos. La del lado de Cielo tiene la cabeza recta, mirando hacia el centro,

y la mano derecha apoyada en el bajo vientre. La figura del lado de Tierra,

por el contrario, levanta la cabeza en un gesto arrogante que la curvatura

delantera del monolito parece acentuar. El brazo est‡ plegado en ‡ngulo

recto, cubriendo la cintura con el antebrazo y la mano.

La mayor importancia de estas dos representaciones reside en que vin

culan la fachada al rito maya del Palo Volador. En este rito se dramatiza la

historia de los hermanos mayores de los mellizos hŽroes del ma’z. Girard

se–ala que el drama de los hermanos mayores de los engendrados, tal como

lo relata el PopolVuh, se representa aœn hoy en d’a en Chichicastenango,

2

4

J.C. Tello, Arqueolog’a del Valle de Casma. p. 188

Op. cit. p.154

Op. cit. p. 188

Op. cit. p.154

L‡mina LXXXVII: Monolito rectangular con motivo avemono. Es Hun batz, bermano

mayor de los mellizos y maestro de ceremonias del rito del Palo Volador. Lado de

Cielo, Sechin. Foto Fernando la Rosa.

185

Page 165

186

lugar donde se descubri— el manuscrito por el cual se conoce el texto del

PopolVuls.

Los datos iconogr‡ficos de estas dos figuras, y su relaci—n con los pos

tes axiales y otros monolitos, nos hacen pensar que se trata de la represen

taci—n de Hun Batz y Hun Chouen, hermanos mayores de los hŽroes del

ma’z, Hunahpœ e IxbalamquŽ.

Hun Batz y Hun Chouen son llamados, en la versi—n de Asturias y

Maldonado, 'Maestro Mono' y 'Maestro Simio', respectivamente. Como

dice el PopolVub, eran grandes mœsicos y cantantes.

SECHIN, MONUMENTO  MITO

Los mellizos los convencen de subir al ‡rbol cantŽ, llamado palo ama

rillo en CentroamŽrica, para que bajen unos p‡jaros que ellos no logran

derribar con sus cerbatanas. Cuando Maestro Mono y Maestro Simio su

ben al ‡rbol, Žste se engrosa y crece hacia lo alto. Atemorizados por la

altura, ya no les es posible bajar. Acto seguido, Hun Batz y Hun Chouen

son metamorfoseados en monos.

5

(Eran tambiŽn) grand’simos sabios, en su esp’ritu lo ha

b’an sabido todo desde luego, cuando hab’an nacido sus

hermanos menores. Pero su sapiencia no se mostr— a causa

de su envidia; en ellos domin— la humillaci—n de sus cora

zones".

Segœn Raphael Girard, el actor que representa a Hun Batz en la dra

matizaci—n del rito del Palo Volador desempe–a el rol principal. Es al

mismo tiempo maestro de ceremonias y depositario de la tradici—n?.

Comparte esta responsabilidad con el actor secundario, Hun Chouen,

quien lo suceder‡ m‡s adelante en este papel.

Stresser Pean se–ala que, primitivamente, eran dos los oficiantes del

rito del Palo Volador. El actor principal usaba un penacho escarlata y

brillante, as’ como un disfraz de p‡jaro, ya que descend’a del Cielo. Por

otro lado, Samuel Mart’ cita la observaci—n de Clavigero sobre la partici

paci—n de cuatro principales voladores, vestidos de ‡guila o de otras cla

ses de aves. En ocasiones el nœmero de actores sobre el palo amarillo

podr’a ascender a diez o doce. Como se–ala Clav’gero,

6

lo esencial de este juego consist’a en

proporcionar de tal modo la elevaci—n del

‡rbol y la longitud de las cuerdas, que con

Raphael Girard, Le PopolVuh, Histoire Culturelle des MayaQuichŽs. p. 325342.

PopolVuh, p. 5354.

7 Girard, L'Esotherisme du PopolVuh, p. 184.

8 Samuel Mart’, Canto, danza y mœsica precortesianos, p. 2934.

L‡mina LXXXVIII: Morolito avemono de lado de Tierra; ocupa el 5to. lugar. Es el

oficiante del rito del Palo Volador.

 

Page 166

 

 

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188

SECHIN, MONUMENTO  MITO

trece vueltas exactas llegasen a tierra los

cuatro voladores, para representar con aquel

nœmero el siglo de cincuentid—s a–osÓ.

En la fachada de Sech’n, adem‡s de los dos danzantes principales, hay

otras dos figuras similares por el hecho de llevar un faldell’n semejante al

de los primeros. Aœn teniendo extremidades inferiores, Žstas est‡n sepa

radas del tronco por un canal estrecho que divide los cuerpos en dos.

Podr’a tratarse de los otros dos voladores, ya que tambiŽn tienen atribu

tos ornitomorfos.

Al monolito del lado de Cielo, que representa a Hun Batz, le hemos

asignado el hexagrama 22, Pi, La Gracia, formado por los trigramas pri

marios K'en, Quedarse Quicto, La Monta–a, arriba y Li, Lo Adherido, El

Fuego, abajo. Los trigramas nucleares son Chen, El Trueno, arriba, y K'an,

El Agua, abajo. El nombre antiguo del hexagrama es 'Decoraci—n'¹

Al monolito que representa a Hun Chouen, en el lado de Tierra, le

corresponder’a el hexagrama 62, Hsiao Kuo, La Preponderancia de lo

Peque–o, formado por los trigramas primarios K'en, Quedarse Quieto,

La Monta–a, abajo, y Chen, El Trueno, arriba. Sus trigramas nucleares

son Tui, Lo Alegre, El Lago, arriba, y Sun, La Madera, abajo. Una de las

f—rmulas m‡nticas m‡s antiguas dice, al referirse a este hexagrama, ÇLa

voz prolongada de un ave que vuelaÈ. Otra a–ade: ÇNo es propio subir, lo

propio es descenderÈ. El nombre antiguo del hexagrama con su f—rmula

m‡ntica reza as’: ÇDesarrollo exagerado de lo peque–o. Realizaci—n; la

constancia es favorable>>.

Los hexagramas de estas figuras no est‡n se–alados por sus dise–os.

En este caso se les ha adjudicado los hexagramas que les corresponden

por una combinaci—n de factores. El hexagrama 22, Pi, La Gracia, est‡

’ntimamente vinculado al pensamiento contemplativo, al mundo del arte,

al predominio de la forma sobre el contenido. Hun Batz y Hun Chouen

eran grandes sabios, grandes artistas y grandes mœsicos. El hexagrama Pi

hace muchas referencias a la contemplaci—n pura. A travŽs de la contem

placi—n de formas del Ciclo el hombre puede comprender el tiempo y sus

demandas cambiantes, y por la contemplaci—n de las formas de la conducta

de los hombres, dar forma al mundo. Se trata del mundo del pensamiento,

alejado, en cierta forma, de la cruda realidad y de la lucha por la existen

cia. S—lo las m‡s altas formas del pensamiento y del arte pueden lograr

una justa y ejemplar relaci—n entre forma y contenido. Por eso estos per

sonajes del PopolVub son contradictorios. Por un lado son grandes artis

Samuel Mart’, Canto, danza y mœsica precortesianos. p. 291.

10 Ver subcap’tulo ÇLos dragones al pie de las esquinasÈ, en ÇVisi—n de la fachadaÈ.

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188

SECHIN, MONUMENTO  MITO

trece vueltas exactas llegasen a tierra los

cuatro voladores, para representar con aquel

nœmero el siglo de cincuentid—s a–osÓ.

En la fachada de Sech’n, adem‡s de los dos danzantes principales, hay

otras dos figuras similares por el hecho de llevar un faldell’n semejante al

de los primeros. Aœn teniendo extremidades inferiores, Žstas est‡n sepa

radas del tronco por un canal estrecho que divide los cuerpos en dos.

Podr’a tratarse de los otros dos voladores, ya que tambiŽn tienen atribu

tos ornitomorfos.

Al monolito del lado de Cielo, que representa a Hun Batz, le hemos

asignado el hexagrama 22, Pi, La Gracia, formado por los trigramas pri

marios K'en, Quedarse Quicto, La Monta–a, arriba y Li, Lo Adherido, El

Fuego, abajo. Los trigramas nucleares son Chen, El Trueno, arriba, y K'an,

El Agua, abajo. El nombre antiguo del hexagrama es 'Decoraci—n'¹

Al monolito que representa a Hun Chouen, en el lado de Tierra, le

corresponder’a el hexagrama 62, Hsiao Kuo, La Preponderancia de lo

Peque–o, formado por los trigramas primarios K'en, Quedarse Quieto,

La Monta–a, abajo, y Chen, El Trueno, arriba. Sus trigramas nucleares

son Tui, Lo Alegre, El Lago, arriba, y Sun, La Madera, abajo. Una de las

f—rmulas m‡nticas m‡s antiguas dice, al referirse a este hexagrama, ÇLa

voz prolongada de un ave que vuelaÈ. Otra a–ade: ÇNo es propio subir, lo

propio es descenderÈ. El nombre antiguo del hexagrama con su f—rmula

m‡ntica reza as’: ÇDesarrollo exagerado de lo peque–o. Realizaci—n; la

constancia es favorable>>.

Los hexagramas de estas figuras no est‡n se–alados por sus dise–os.

En este caso se les ha adjudicado los hexagramas que les corresponden

por una combinaci—n de factores. El hexagrama 22, Pi, La Gracia, est‡

’ntimamente vinculado al pensamiento contemplativo, al mundo del arte,

al predominio de la forma sobre el contenido. Hun Batz y Hun Chouen

eran grandes sabios, grandes artistas y grandes mœsicos. El hexagrama Pi

hace muchas referencias a la contemplaci—n pura. A travŽs de la contem

placi—n de formas del Ciclo el hombre puede comprender el tiempo y sus

demandas cambiantes, y por la contemplaci—n de las formas de la conducta

de los hombres, dar forma al mundo. Se trata del mundo del pensamiento,

alejado, en cierta forma, de la cruda realidad y de la lucha por la existen

cia. S—lo las m‡s altas formas del pensamiento y del arte pueden lograr

una justa y ejemplar relaci—n entre forma y contenido. Por eso estos per

sonajes del PopolVub son contradictorios. Por un lado son grandes artis

Samuel Mart’, Canto, danza y mœsica precortesianos. p. 291.

10 Ver subcap’tulo ÇLos dragones al pie de las esquinasÈ, en ÇVisi—n de la fachadaÈ.

 

Page 168

LOS DANZANTES

tas y sabios, y por el otro se convierten en monos, parangones de lascivia y

de burla. La envidia los corroe y los pierde, alej‡ndolos del equilibrio. Su

destino es elevarse y ejemplarizar los riesgos del exceso de altura y de la

libertad alejada de lo esencial. La œltima l’nea del hexagrama Pi, La Gracia,

dice: <<Gracia Sencilla, no hay culpaÈ. Richard Wilhelm a–ade: ÇGracia Sen

cilla significa gracia sin pretensi—n externaÈ. El PopolVub narra c—mo

Hun Batz y Hun Choucn

...se volvieron animales, fueron hechos monos, porque se

enorgullec’an, porque maltrataban a sus hermanos meno

res. As’ fueron aminorados sus corazones; as’ fueron perdi

dos, fueron aniquilados Maestro Mono, Maestro Simio,

vueltos animales¹².

El hexagrama 62, La Preponderancia de lo Peque–o, corresponde al

monolito complementario, Hun Chouen. Los comentarios de La Pre

ponderancia de lo Peque–o se–alan que este hexagrama tiene la forma de

un ave en vuelo. El peligro para el ave consiste en remontarse demasiado

alto y perder la tierra bajo sus pies. Elena Jacoby de Hoffman, en su tra

ducci—n del I Ching, dice que el significado m‡s importante del hexagrama

es el de Çno sobrepasar el centroȹ3. Lo que nos ha interesado en este

caso es la relaci—n jer‡rquica de esta figura con su complementaria. Re

cordemos que en el rito del Palo Volador uno es maestro de ceremonias

y el otro es quien lo suceder‡ en este cargo. Se trata de una relaci—n de

maestro a disc’pulo. La actitud de la figura dise–ada en este monolito es

arrogante; aludir’a a la situaci—n del ego en transici—n, que no debe pre

tender lo grande sino concentrarse en lo peque–o. El I Ching relaciona el

hexagrama 62 a la invenci—n del mortero, la forma primitiva del molino.

El disc’pulo tiene que atravesar un proceso similar al de los Mellizos, que

representan el grano de ma’z. ƒste es molido y cocido para completar su

transformaci—n en algo œtil para la humanidad. Como advierte el juicio

del hexagrama, Çno es bueno pugnar hacia lo alto; es bueno permanecer

abajoÈ. La figura muestra esta aspiraci—n al equilibrio en la posici—n del

brazo, que reposa sobre el plexo solar. Su cara principal es pentagonal.

Curiosamente, a este monolito en la octava ascendente de la Tierra le

corresponde el quinto lugar, que es el de la nota Sol. Es el Sol Naciente

del ego en transici—n, arrogante pero con porvenir, si es que logra encon

trar su centro.

"Richard Wilhelm, Lectures on the I Ching. p. 58.

12 Versi—n de M.A. Asturias y J.M. Gonz‡lez de Mendoza, PopolVuh. p. 57.

13 E. Jacoby, I Ching. p. 407.

L‡mina LXXXIX: Alfiler de oro,

Mochica. Muestra el motivo ave

mono del rito del Palo Volador.

Museo de Oro, Perœ.

189

 

Page 169

ఎంత

Cap’tulo

XVIII

 

Page 170

2000

L‡mina XC: Monolito que representa ojos del lado de Ciclo. Muestra 44 ojos

dispuestos en 11 hileras de 4 ojos cada una. Sumando el ojo central del

gnomon se obtiene la suma de 45, nœmero de la suma de los nœmeros del

cuadrado m‡gico de centro 5.

 

Page 171

LOS MINGTANG: EL OJO DEL DêA

Y EL OJO DE LA NOCHE

E

el sexto lugar hay dos monolitos que tienen dise–os de ojos

en hileras. Ambos monolitos est‡n situados precisamente al

medio de cada lado de la fachada, entre los monolitos de las esquinas y el

gnomon central. Su vinculaci—n al simbolismo celeste se hace evidente

por los dise–os de ojos que podr’an representar astros o estrellas. En el

famoso dibujo del Templo de Coricancha en el Cuzco que presenta el

cronista Santa Cruz Pachacuti Salcamaygua, las PlŽyades est‡n represen

tadas por ojos.

Igualmente, en el mundo maya Venus es representada frecuentemente

por bandas con un ojo central. En la iconograf’a americana los ojos tie

nen casi siempre referencia a lo estelar, a lo luminoso. Cuando se trata del

mundo de abajo pueden representar manantiales llamados tambiŽn 'ojos

de agua'.

El monolito del lado de Cielo es, como se–ala Tello, de forma prism‡

tica, casi rectangular, como un obelisco. Su cara anterior es ligeramente

trapezoidal. Tiene once hileras de cuatro ojos cada una. El monolito co

rrespondiente, en el lado de Tierra, es rectangular con la cara anterior

aplanada y contornos irregulares en ambos lados. Tiene diez hileras de

ojos dispuestas de abajo a arriba, de la siguiente manera: las primeras

cinco hileras tienen seis ojos, las siguientes tres hileras cinco y las œltimas

dos hileras cuatro ojos cada una. Esta secuencia acentœa la impresi—n

ascensional del monolito entero.

La posici—n central de estos monolitos en cada lado de la fachada lleva

a recordar que el monolito central o gnomon tiene en la parte superior la

figuraci—n de un ojo. Vista la fachada como un cosmos completo, este ojo

ser’a el que ve la manifestaci—n entera.

La tradici—n extremooriental considera que la pareja de templos de

los MingTang son, en su sentido m‡s interior, 'templos de la luz'. Se–ala

RenŽ Guenon' que el ideograma 'Ming' est‡ compuesto por dos caracte

res que representan el sol y la luna. Guenon relaciona los MingTang a las

dos corrientes sutiles de energ’a: la de la derecha y la de la izquierda. Es

decir, a los dos aspectos Yang y Yin de la fuerza c—smica. Esta tradici—n

llama a los dos templos 'el ojo del d’a' y 'el ojo de la noche'.

RenŽ Guen—n  La Grande Triade (1946)  pag.115116.

L‡mina XCI: Templo de Sechin

Willka, Ojo de la Noche. Estilo

Foto A. Guillen.

Tiahuanaco. Callej—n de Huaylas.

193

 

Page 172

L‡mina XCII: Templo de la Luz Ojo

del D’a, WillkaWain, estilo

Tiahuanaco, Callej—n de Huaylas. El

monumento ha sido estudiado por el

arque—logo norteamericano Wendell

C. Bennett. Foto A. Guillen.

194

SECHIN, MONUMENTO  MIΙΤΟ

L—gicamente, hemos considerado el nœmero de ojos un factor decisi

vo para asignar los hexagramas a estos dos monolitos, uno en el lado

claro y el otro en el lado oscuro de la fachada. El nœmero total de ojos en

el monolito del lado solar es cincuentaitrŽs, y en el lado nocturno,

cuarentaicuatro. En el primer caso se tratar’a del hexagrama 53, Dsien, El

Desarrollo, El Progreso Gradual. Este hexagrama esta formado por los

trigramas Guen, Permanecer Quicto, La Monta–a, abajo, y Sun, Lo Sua

ve, El Viento, La Madera, arriba.

Es importante se–alar que hay diez hileras de ojos en el lado claro de la

fachada. En la tradici—n oriental el diez es considerado un nœmero solar.

La idea central del hexagrama 53, El Desarrollo, El Progreso Gradual,

tiene como imagen el ‡rbol en la monta–a que se desarrolla lentamente y

que est‡ firmemente arraigado en la tierra. Esto est‡ sugerido por la for

ma un tanto sinuosa del monolito y la progresi—n sucesiva de l’neas de

ojos que suman desde abajo: 5 x 6 = 30, 3 x 5 = 15, 2 x 4 = 8. La imagen

del hexagrama 53 reza:

Un ‡rbol en la monta–a

La imagen del desarrollo

As’ el Hombre Superior

se mantiene digno, virtuoso,

con el objeto de mejorar las costumbres.

Por los elementos del dise–o y los textos citados sugerimos a–adir a la

interpretaci—n los hexagramas 30, Li, Lo Adherido, El Fuego, el 15, Kien,

La Modestia, y el 8, Pi, Mantenerse Juntos (La Uni—n). Las im‡genes de

estos tres hexagramas hacen referencia al sol que alumbra las cuatro par

tes del mundo, a la monta–a en medio de la tierra y a la relaci—n jer‡rquica

entre el rey y sus vasallos.

La figura complementaria del lado de Cielo tiene cuarentaicuatro ojos,

en once hileras de cuatro cada una. Le corresponder’a el hexagrama 44,

Kon, La Complacencia, El Encuentro, con sus trigramas primarios: aba

jo, Sun, Lo Suave, El Viento, y arriba, Kien, Lo Creativo, El Cielo. Los

dos trigramas nucleares se refieren a Kien, Lo Creativo, El Cielo.

La imagen del hexagrama 44 dice as’:

Bajo el cielo, el viento

La imagen del encuentro

As’ lo hace el pr’ncipe

cuando da sus —rdenes

y las proclama

a las cuatro regiones del Cielo.

 

Page 173

3

2000

0000

(2)

10000

5000

OX

L‡mina XCIII: Monolito de lado de Tierra; representa ojos. De arriba abajo tiene 5 l’neas de

6 ojos, luego 3 l’neas de 5 ojos y en la parte alta, 2 l’neas de 4 ojos. En total 53 ojos que con

el ojo central del gnomon da la suma de 54. Este nœmero es la suma de los nœmeros del

cuadrado m‡gico de centro 6. Los cuadrados m‡gicos est‡n relacionados a la estructura de

los Ming Tang o "templos de la luz en la China. Esta estructura arquitect—nica y numŽrica

tiene importancia calend‡rica. Foto Wilfredo Loayza.

 

Page 174

NICHE

VENT

9.25

H

EAVES

CORNICE

NICHE:

L‡mina XCIV: Corte vertical del Templo de Willka Wain, mostrando 9 salas en 3 pisos que corresponde a las

9 regiones o particiones de los cuadrados m‡gicos. Grabado y plano de W. C. Bennett.

 

Page 175

LOS MINGTANG: EL OJO DEL DêA Y EL OJO DE LA NOCHE

En las im‡genes de los hexagramas correspondientes a cada monolito

se destaca su posici—n central y su relaci—n a una jerarqu’a basada en el

elemento luminoso. Sin embargo, el segundo monolito tiene once hileras

y no diez, como su complementario del lado claro de la fachada. El once

(suma del 5 y del 6) es nœmero conjuntivo del Cielo y la Tierra. Este

hexagrama muestra una l’nea negativa que empieza a nacer en la base del

trigrama inferior. Es el reencuentro del elemento negativo con el elemen

to positivo, del elemento femenino con el masculino.

Por el predominio de la tradici—n mayaquichŽ en todos los aspectos

calend‡ricos de la fachada no podemos descartar una posible relaci—n de

las representaciones de ojos con Venus. En la cosmolog’a maya la posi

ci—n de la estrella Venus es central. Hemos destacado el lugar tambiŽn

central de los monolitos de ojos en ambos lados de la fachada. Lo mismo

hemos hecho con el predominio del nœmero 4, tanto en las l’neas de ojos

como en las referencias a las cuatro direcciones del espacio en los

hexagramas 44 y 53. La multiplicaci—n de estos dos nœmeros, que son la

cantidad de ojos en cada monolito, arroja la cifra 2,332 que, dividida entre

4, da 583, el per’odo sin—dico de Venus. Con el progreso de los c‡lculos

astron—micos maya, se lleg— a precisar este ciclo en 583.9 d’as. En la ac

tualidad esta cifra se redondea a 584.

Podemos ver en estos dos monolitos c—mo las dos tradiciones, la orien

tal y la maya, nos ayudan a acercarnos a los contenidos concretos expre

sados en las im‡genes de la fachada de Sech’n.

197

 

Page 176

grz

CLIC

Juss

heya

Cap’tulo

XIX

350

CO

OGŐ)

 

Page 177

30

T

L‡mina XCV: Monolito solsticial. Doce cabezas ordenadas como granos de ma’z.

El monolito tiene la forma de un coraz—n y la parte alta se asemeja al mango

de un cuchillo. Es la piedra m‡s pesada de la fachada, segœn J.C. Tello.

Representa el solsticio del invierno, Foto Fernando La Rosa.

 

Page 178

LOS SOLSTICIALES

EN EL OCTAVO LUGAR

S

iempre contando desde las esquinas este y oeste de la fachada,

en el octavo lugar hay una pareja de monolitos que representan

el solsticio de verano en el lado de Tierra, y el solsticio de invierno en el

lado de Cielo. Ambos monolitos tienen doce cabezas dispuestas en dos

columnas de seis cabezas cada una. En los calendarios arcaicos, el a–o

solar estaba dividido en 24 per’odos de 15 d’as cada uno. En cuanto a su

dise–o, los dos monolitos son semejantes y la variaci—n est‡ dada por la

forma de la piedra misma y el tama–o de las cabezas representadas.

El monolito del lado de Tierra tiene, como dice Tello', la forma de una

estela maya, casi prism‡tica, rectangular. El di‡metro vertical medio de la

huanca es de 2.64 metros. A simple vista el monolito correspondiente del

lado de Cielo es bastante mayor, y sobresale del muro de piedra de la

fachada. Tello la llama 'gran huanca' sin dar medidas precisas de su tama

–o. Se–ala que este monolito es la piedra m‡s pesada de todas. Es de

granito grueso y tiene numerosos lunares de mica negra. Su forma es la

de un enorme cuchillo, con la hoja hacia abajo y el mango hacia arriba.

Bajo el enorme mango, el monolito tiene la forma de un gran coraz—n.

En ambos monolitos las cabezas representan hileras de granos de ma’z

apretadamente dispuestos, como en mazorcas bien logradas de las que

hay evidencia en la fachada misma. Hemos visto que el monolito que

representa la deidad agraria en el dŽcimo lugar desde la esquina Este tiene

la forma de una mazorca de ma’z (l‡mina LXVI).

Si bien ambos monolitos marcan un momento de aparente detenci—n

del sol, hemos asignado el hexagrama 12, Pi, La Detenci—n, El Estanca

miento, al que representa el solsticio de verano. Muestra el constructor

que sostiene el instrumento en una posici—n imposible (l‡mina LXIII ).

El solsticio de verano marca el inicio de la Octava Intermedia del Hom

bre entre las otras dos octavas de la fachada. Curiosamente el monolito

que lo precede marca el final de la octava de tierra.

Al monolito del lado de Cielo que representa el solsticio de invierno le

corresponder’a el hexagrama 24, Fu, El Retorno. Como dicen los comen

taristas del I Ching, ÇAcaso el Retorno no hace que sea visible el coraz—n

del cielo y de la tierra?È>

J.C. Tello. Arqueolog’a del Valle de Casma.

201

 

Page 179

202

SECHIN, MONUMENTO MITO

El nombre m‡s antiguo del hexagrama 24 y su f—rmula m‡ntica dicen:

El retorno, realizaci—n.

Otras f—rmulas m‡nticas posteriores dicen:

DespuŽs de siete d’as, el retorno.

Uno da la vuelta en su camino.

Amigos llegar‡n. No habr‡ error.

 

Page 180

DESDE DESTES

الن

re

503303300

L‡mina XCVI: Monolito solsticial, lado de Tierra, Pieza rectangular con doce cabezas

o granos de ma’z, perfectamente alineados. Es el solsticio de verano; junto con el

monolito complementario del lado del Cielo conforma la divisi—n del a–o solar en

24 per’odos. As’ mismo, enmarca, con su pareja, la octava central u Octava del

Hombre de la fachada de Sech’n. Foto Jaime Le—n.

 

Page 181

Cap’tulo

XX

 

Page 182

L‡mina XCVII: Cabeza del HeroŽ Solar Hunahpœ.

Foto archivo J.C. Tello MNAAIL. del Perœ.

 

Page 183

LOS MONOLITOS MENORES

Y LA LEYENDA DE

LOS CUATROCIENTOS JîVENES

A

ctualmente las œnicas interpretaciones referentes a las cabezas

humanas talladas en los monolitos menores de la fachada afir

man que Žstas son representaciones de degollados luego de un feroz com

bate entre dos comunidades del valle de Casma. Otros tres monolitos

menores sustentan, aparentemente, esta hip—tesis. Uno de ellos represen

ta un infante con el cuerpo cercenado en dos, otro muestra dos brazos

cruzados horizontalmente y un tercero, la parte inferior del cuerpo de un

ni–o. Por a–adidura, hay dos monolitos mayores, uno en cada lado de la

fachada, con dos hileras de seis cabezas. Asimismo, otros dos monolitos

mayores muestran columnas de ojos. Adem‡s, ciertos monolitos en los

muros laterales que presentan v’sceras, est—magos, y aœn m‡s cabezas

cercenadas parecer’an avalar esta tesis de la lucha sangrienta.

Sin embargo, hay otros significados posibles para estos monolitos. Las

representaciones de partes o miembros del cuerpo humano pueden indi

car sectores del espacio, y el inicio o fin de una cuenta o per’odo

calend‡tico. Incluso, como veremos en el transcurso de nuestra interpre

taci—n, pueden referirse a ideas aœn m‡s abstractas. En cap’tulos anterio

res hemos hablado del v’nculo entre las apretadas columnas de cabezas

humanas y los granos de ma’z. Hemos se–alado tambiŽn, m‡s amplia

mente, la relaci—n simb—lica entre el sol, la cabeza humana y la semilla o

grano de ma’z. Esta idea ha sido ampliamente destacada por Raphael

Girard, conocido estudioso de lo maya.

En cuanto a las representaciones de hileras de ojos, en toda la icono

graf’a antigua americana Žstos se refieren a las estrellas del firmamento.

En este cap’tulo, plantearemos la siguiente tesis: las cabezas con los ojos

cerrados representadas en los monolitos menores de la fachada se refieren

a las PlŽyades, dentro del contexto de la leyenda del gigante Zipacn‡ y los

cuatrocientos j—venes en el PopolVuh. Los hŽroes mitol—gicos Hunahpœ e

IxbalamquŽ estar’an representados en las dos œnicas cabezas con los ojos

abiertos. En el cap’tulo ÇLa Lucha de los GigantesÈ hemos relatado en de

talle las incidencias de la leyenda en la que el gigante Zipacn‡ o SabioPez

Tierra derriba el poste central de la casa comunal, causando la muerte de

los 400 j—venes. Segœn el PopolVub.

Ni uno ni dos de aquellos cuatrocientos j—venes se salvaron;

fueron matados por SabioPezTierra, hijo de Principal

207

 

Page 184

208

SECHIN, MONUMENTO  MITO

Guacamayo. As’ murieron los cuatrocientos j—venes. Se dice

tambiŽn que entraron en la constelaci—n llamada a causa de

ellos el Mont—n (las PlŽyades) pero esto no es quiz‡s sino

una f‡bula. ¹

En concreto, todas las versiones o traducciones del PopolVub, inclui

das las m‡s recientes de Edmonson y Tedlock, relacionan a los cuatro

cientos j—venes con las PlŽyades. Creemos que los dos postes axiales de la

fachada tambiŽn est‡n relacionados a esta leyenda, ya que simbolizan el

poste central partido por el gigante Zipacn‡. Detalles en los dise–os de

estos postes, uno m‡s alto que el otro, muestran la relaci—n existente en

tre ellos (ver cap’tulo "Los Postes Axiales").

Sostenemos, en consecuencia, que los œnicos muertos en la supuesta fe

roz batalla son los muertos del mito. Las dos cabezas, mostradas aqu’ con

los ojos abiertos, representan a los hŽroes Hunahpœ e IxbalamquŽ y ocupan

el lugar central de la fachada, al lado de los postes axiales, ya que su funci—n

es guiar a los dem‡s j—venes hacia el lugar de paso, la Portada central de la

fachada, la Puerta del Sol. De este modo inician el movimiento hacia el

lugar de su apoteosis, el Santuario Central de Chav’n de Hu‡ntar, donde

alcanzar‡n la inmortalidad. Como dice el PopolVub, en versi—n de Asturias:

"Se elevaron en seguida por aqu’, en medio de la luz; subieron de repen

te a los ciclos. Y el uno fue el sol, el otro la luna, e iluminaron la b—veda del

cielo, la faz de la tierra. Habitan en los cielos. Entonces tambiŽn subieron (a

los cielos) los cuatrocientos j—venes matados por SabioPezTierra. He aqu’

que Žstos los acompa–aron a los cielos y en ellos se volvieron estrellas". 2

Al pie de los postes axiales se encuentran las dos cabezas que tienen los

ojos abiertos. La cabeza en el lado de Tierra, que representa a Hunahpœ,

tiene rasgos masculinos. Entre Žstos destacan la boca representada por

un cord—n curvo de forma de herraje, con dos hileras de cuatro dientes

de bordes curvos. Se–alamos estas caracter’sticas porque resaltan la natu

raleza Yang de la figura, ya que en Sech’n y Chav’n se emplea generalmente

lo rectangular como s’mbolo de lo femenino y lo curvo para lo masculi

no. En cuanto al nœmero de dientes, en el mundo maya el 8 se asigna al

joven dios del ma’z. La forma de los dientes y su nœmero es œnico en las

representaciones de cabezas menores en la fachada.

El otro monolito, al pie del poste axial en el lado de Cielo, representa

r’a a IxbalamquŽ. A esta figura se le puede identificar como femenina y

lunar, por su doble hilera de seis dientes superiores y seis inferiores, consi

derando que el 12 es un nœmero lunar en muchas tradiciones. Estos dientes

¹ Versi—n de M.A. Asturias y J.M. Gonz‡lez de Mendoza, PopolVuh. p.32

2 Op. cit. p.87

 

Page 185

LOS MONOLITOS MENORES Y LA LEYENDA DE LOS CUATROCIENTOS JîVENES

est‡n muy bien dibujados y son claramente rectangulares, Yin. La suma de

los dientes en las dos figuras arroja 20; este nœmero se aplica en el mundo

maya al Hombre Verdadero, representado aqu’ por la fusi—n de los aspcc

tos solar y lunar de la pareja de los Mellizos.

Tello se–ala que hay cuarentaicinco monolitos menores grabados m‡s

uno sin grabar, lo que dar’a un total de cuarentaisŽis.³ Cuarentaid—s de

ellos representan cabezas humanas, cuarenta con los ojos cerrados.

En la fachada vemos veinte cabezas en el lado de Tierra, y veintid—s en

el lado de Cielo. Descontando aquellas con los ojos abiertos tendr’amos

diecinueve en un lado y veintiuno en el otro. La suma de estas dos cifras

arroja 40, nœmero que el I Ching asigna al hexagrama La Liberaci—n, La

Lluvia, cuya imagen reza as’:

Vienen el trueno y la lluvia

La imagen de la liberaci—n;

As’, el Hombre Superior disculpa

Las faltas; y perdona las malas acciones.5

Si multiplicamos 19 por 21, obtenemos 399. Esta cifra, m‡s la figura

del infante representado en uno de los monolitos menores, dar’a el total

de 400, el nœmero de los j—venes de la leyenda. La figura del infante, de

marcados rasgos olmecas, tiene un brazo levantado, con la palma de la

mano abierta sobre la cabeza. El otro brazo est‡ semierguido, y la mano

reposa invisible detr‡s de la nuca. La posici—n de las manos y de los pies

demuestra su direcci—n ascensional. El brazo detr‡s de la cabeza formal

un tri‡ngulo invertido, que en este contexto simboliza el coraz—n. Podr’a

mos decir que la figura es comparable al Horus egipcio o a Kartikeya de

la India, de quienes se dice nacen bajo Çla dulce influencia de las PlŽya

desÈ. Se trata del ÇJoven Eterno, hijo del Fuego, que las PlŽyades ama

mantan. Es tambiŽn la prefiguraci—n del S’ Mismo y en el Tao’smo, la

Flor de Oro que brota en el silencio despuŽs de la tormenta>>.

Este monolito que representa al infante que asciende est‡ situado al lado

del monolito mayor, que se–ala el solsticio de invierno. El infante de ojos

cerrados tiene el rostro volteado hacia el este y marca, por su posici—n en el

fachada, el momento del a–o en que las PlŽyades surgen desde esta direc

ci—n. Segœn datos proporcionados por el astr—nomo Manuel Rojas Aquije,

3 En relaci—n al nœmero 46, Edmonson, en su brillante traducci—n del PopolVuh,

se–ala que los mayaquichŽs viv’an como agricultores de ma’z, agrupados en 46

municipios alrededor de 46 centros ceremoniales. (Munro S. Edmonson, The Book of

Counsel. p. XIV de la introducci—n).

Tello, Arqueolog’a del Valle de Casma. p.238

5 Sri Krishna Prem, The Yoga of the Kathopanishads. p. 138

209

 

Page 186

210

SECHIN, MONUMENTO  MITO

el invierno de 1500 a.C. comenz— el 7 de julio, fecha en la cual las PlŽyades

salieron a la medianoche en el momento en que el sol se encontraba en el

nadir. (Ver cuadros).

Como hemos visto, las cuarenta cabezas con ojos cerrados podr’an

referirse al hexagrama 40, La Lluvia. Siguiendo esta l’nea de interpreta

ci—n, podr’amos considerar que las dos cabezas con los ojos abiertos, una

lunar y la otra solar, estar’an relacionadas a los hexagramas 41 y 42, Souen,

La Aminoraci—n, y Yi, El Aumento. Estos hexagramas se–alar’an el paso

de la era matriarcalhort’cola, en la que predomina lo lunar, a la era

partiarcalagr’cola, predominantemente solar. Es decir, se tratar’a de ÇLa

Aminoraci—nÈ> de lo lunar a favor del ÇAumentoÈ de lo solar. 6

Esta sugerente secuencia de hexagramas se inicia con el hexagrama 40,

nœmero de cabezas con los ojos cerrados, y se desarrolla hasta cubrir la

totalidad de los monolitos menores, terminando as’ en el hexagrama 46.

El hexagrama 43, Abrirse Paso, se referir’a a la figura del infante.

Este monolito es, segœn Tello, ÇpoliŽdrico de seis caras y su cara ante

rior es pentagonalÈ. Parece, como se puede apreciar en la fotograf’a que

presentamos, que la cara anterior del monolito, es decir la cara grabada, es

hexagonal. Se trata del embri—n que es Yang y surge de las profundidades

abismales. Es tambiŽn, por decirlo as’, el nuevo cuerpo que asciende.

Marca el fin del Yin. El monolito que muestra la parte inferior del cuerpo

de un ni–o representar’a el hexagrama 44. Se encuentra en el lado de

Tierra, entre el sexto y el sŽtimo monolito mayor. Este hexagrama, La

Complacencia, El Encuentro, marca el retorno del Yin, con su primera

l’nea, la de abajo, partida (Yin) y las otras cinco enteras (Yang).

El œltimo monolito menor grabado tiene el dise–o de dos brazos cru

zados horizontalmente. Se encuentra en el lado de Cielo, colocado entre

el quinto y el sexto monolito mayor. Est‡ relacionado al hexagrama 45,

La Reuni—n, La Reconcentraci—n, El Recogimiento.

Por œltimo, tenemos el œnico monolito menor sin grabar, situado en la

precisa mitad del lado de Tierra, debajo del monolito con medio cuerpo

de un ni–o. Por su lugar en la fachada y su contenido simb—lico creemos

que se trata de la piedra que los constructores desecharon y que ser‡,

dentro del simbolismo constructivo, la piedra cimera. Dentro de la se

cuencia de hexagramas, le corresponde el hexagrama 46, Empujar Hacia

Arriba. La Imagen del hexagrama dice:

Es interesante se–alar que los nœmeros 40, 41 y 42 son importantes en la

distribuci—n del sistema de riego y de alineamiento de santuarios (ceques) que

rodean el Cuzco. (R.T. Zuidema, ÇEl calendario incaÈ. En: Anthony F. Averi.

Astronom’a en la AmŽrica Antigua. pp. 280285).

L‡mina XCVIII: Monolito menor al lado del poste axial, lado de Cielo, Ixbalamque,

la pareja de Hunabpœ. Foto Archivo J. C. Tello MNAA.

 

Page 187

2

ERP

 

Page 188

212

SECHIN, MONUMENTO  MITO

En medio de la tierra

crece el Madero

La imagen de Empujar Hacia Arriba

As’ el Hombre Superior,

en una actitud abnegada,

acumula peque–as cosas

con el fin de alcanzar

metas altas y grandes.

Cabe destacar en esta secuencia de los monolitos menores el ritmo

alternante, que oscila de un lado a otro de la fachada. El nœmero 40,

conformado por la suma de 19 cabezas con ojos cerrados en un lado y 21

en el otro, es seguido por los hŽroes solar y lunar ubicados al pie de los

postes axiales a cada lado de la portada. Este ir y venir continœa hasta el

hexagrama 46, la piedra cimera, que se encuentra en el mismo centro del

lado de Tierra y que es la piedra sin grabar, la simplicidad primordial.

 

Page 189

L‡mina XCIX: Bajo relieve en adobe. El pez como nahual de los mellizos, hŽroes del ma’z. Museo de Sitio,

Sechin.

 

Page 190

B

Cap’tulo

XXI

GE

 

Page 191

L‡mina C: Foto reciente de la constelaci—n de las PlŽyades.

 

Page 192

LAS PLƒYADES

entro del hemisferio sur, las PlŽyades est‡n ’ntimamente rela

cionadas con las facnas agr’colas, especialmente con el cultivo

del ma’z. Esta constelaci—n desaparece de vista al final de abril y no regre

sa sino a mediados de junio. Los chimœ de la costa norte del Perœ med’an

el a–o con la primera aparici—n de las PlŽyades. Segœn su brillantez se

pod’a prever la bondad de la cosecha y pronosticar el clima.

La persistencia de la importancia de las PlŽyades hasta la Žpoca de los

incas refuerza la impresi—n de que esta veneraci—n a la constelaci—n pue

de haber sido heredada del per’odo Chav’n y de las culturas del formativo

temprano, de las cuales Sech’n es un importante exponente.

Guiliano Romano en su trabajo "Orientaciones astron—micas en Chav’n

de Hu‡ntar y Cerro Sechin" llega a esta misma conclusi—n hipotŽtica: el

conocimiento astron—mico de los Incas fue heredado de las culturas ini

ciales de la Žpoca formativa en los Andes. Segœn Romano, en Chav’n de

Hu‡ntar el eje del Atrio del Lanz—n est‡ dirigido de la parte del templo

viejo hacia el ocaso de las PlŽyades (13 ¡.4) con un error de declinaci—n de

1¡.4. Sus estudios en Chav’n comprenden los alineamientos de las PlŽyades,

el Sol en el solsticio invernal y la Luna en algunas de sus estaciones.

En Sech’n, el astr—nomo se–ala que sus mediciones de la orientaci—n

de los cuatro lados del templo son muy similares a las obtenidas por Gary

Urton y A. F. Aveni en 1983. Romano sugiere dos hip—tesis:

1) La direcci—n del alineamiento de la fachada est‡ cerca de la del oca

so del Sol cuando pasa por el cenit del lugar.

2) Una orientaci—n a los puntos del ocaso del Sol en los equinoccios.

ƒsta supone una orientaci—n en los puntos cardinales. El œnico otro ejem

plo en AmŽrica del Sur es el monumento de Cahuachi, capital de los

Nazca. Esta orientaci—n es muy frecuente, por el contrario, en

CentroamŽrica y ejemplos significativos se encuentran en Monte Alb‡n,

Cop‡n, Chichen Itz‡ y muchos otros lugares.

No podemos dejar de mencionar la fiesta inca de las PlŽyades: el Qoyllur

Riti o Estrella de la Nieve. Esta ceremonia ha sido estudiada en profundi

dad por Robert Randall, fallecido recientemente. La fiesta del QoyllurRiti

es un ritual de regeneraci—n y renacimiento. Es significativo que el lugar

donde se realiza el ritual estŽ situado exactamente al este del Cuzco. Randall

se–ala que, conociendo la habilidad de los incas para trazar l’neas rectas

217

 

Page 193

218

SECHIN, MONUMENTO  MITO

(ceques) a travŽs de distancias extremadamente largas, esta ubicaci—n pare

ce ser m‡s que una coincidencial. Como afirma Zuidema, Çel este y el oeste

se relacionan respectivamente con nacimiento y crecimiento y con decreci

miento y muerteÈ>.²

Por diversas fuentes sabemos que los Mayas consideraban a las PlŽyades

el lugar de origen de los hombres y, asimismo, el lugar adonde las almas

retornan al morir. Segœn el informante maya HunbatzMen, Çcuando las

PlŽyades se posan en el zenit de la tierra es cuando empieza la vida en este

planeta...>>³. HunbatzMen vincula la ceremonia del fuego nuevo, que se

celebraba ritual’sticamente cada 52 a–os, a las PlŽyades o Tzek'eb (Siete

Cascabeles). Sobre la pir‡mide de K'ulkukan en Yucat‡n, en los dos equi

noccios se puede ver siete manchas triangulares al descender el sol sobre

el poniente. Siete son las estrellas principales de las PlŽyades, aunque s—lo

seis son visibles a simple vista actualmente. Probablemente los mayas,

por su costumbre de observar el cielo, percib’an las siete.

Es importante se–alar que las PlŽyades constituyen un gran conglo

merado de estrellas. A diferencia de otras constelaciones, todas sus estre

llas est‡n ubicadas a una misma profundidad o distancia de la Tierra.

Segœn algunos astr—nomos, nuestro Sol pertenece al sistema de soles de

las PlŽyades, que giran alrededor de la estrella principal, Alcyon. Nuestro

Sol ocupar’a la sŽptima —rbita de este sistema. Para los mayas el nœmero 7

est‡ vinculado estrechamente a las PlŽyades. El 7 es asimismo un nœmero

solar. En el PopolVub, Hunahpœ, el hŽroe solar, conduce a los cuatrocien

tos j—venes de la leyenda hacia las PlŽyades.

Anthony F. Aveni ha destacado la importancia de las PlŽyades en rela

ci—n a Teotihuac‡n, en MŽxico:

Las PlŽyades ten’an salida hel’aca el mismo d’a en que ocu

rr’a el primero de los dos tr‡nsitos del sol por el zenit, un

d’a de gran importancia para marcar las estaciones. La apari

ci—n de las PlŽyades pudo haber servido para anunciar el

comienzo de este importante d’a cuando el sol de medio

d’a no proyecta sombras... La importancia central de las

PlŽyades en el saber astron—mico de MesoamŽrica (las ubi

ca) como candidato principal para la motivaci—n

astron—mica presente en la orientaci—n de Teotihuac‡n.

Randall, QoyllurRiti, An Inca Fiesta of the Pleyades. En: Bolet’n del Instituto FrancŽs

de Etnolog’a Andina. # 11, 1982.

2 Tom Zuidema, Las PlŽyades y la organizaci—n pol’tica andina.

3 HunbatzMen.

 

Page 194

218

SECHIN, MONUMENTO  MITO

(ceques) a travŽs de distancias extremadamente largas, esta ubicaci—n pare

ce ser m‡s que una coincidencia¹. Como afirma Zuidema, Çel este y el oeste

se relacionan respectivamente con nacimiento y crecimiento y con decreci

miento y muerteÈ>.²

Por diversas fuentes sabemos que los Mayas consideraban a las PlŽyades

el lugar de origen de los hombres y, asimismo, el lugar adonde las almas

retornan al morir. Segœn el informante maya HunbatzMen, Çcuando las

PlŽyades se posan en el zenit de la tierra es cuando empieza la vida en este

planeta...>>³. HunbatzMen vincula la ceremonia del fuego nuevo, que se

celebraba ritual’sticamente cada 52 a–os, a las PlŽyades o Tzek'eb (Siete

Cascabeles). Sobre la pir‡mide de K'ulkukan en Yucat‡n, en los dos equi

noccios se puede ver siete manchas triangulares al descender el sol sobre

el poniente. Siete son las estrellas principales de las PlŽyades, aunque s—lo

seis son visibles a simple vista actualmente. Probablemente los mayas,

por su costumbre de observar el cielo, percib’an las siete.

Es importante se–alar que las PlŽyades constituyen un gran conglo

merado de estrellas. A diferencia de otras constelaciones, todas sus estre

llas est‡n ubicadas a una misma profundidad o distancia de la Tierra.

Segœn algunos astr—nomos, nuestro Sol pertenece al sistema de soles de

las PlŽyades, que giran alrededor de la estrella principal, Alcyon. Nuestro

Sol ocupar’a la sŽptima —rbita de este sistema. Para los mayas el nœmero 7

est‡ vinculado estrechamente a las PlŽyades. El 7 es asimismo un nœmero

solar. En el PopolVuh, Hunahpœ, el hŽroe solar, conduce a los cuatrocien

tos j—venes de la leyenda hacia las PlŽyades.

Anthony F. Aveni ha destacado la importancia de las PlŽyades en rela

ci—n a Teotihuac‡n, en MŽxico:

Las PlŽyades ten’an salida hel’aca el mismo d’a en que ocu

rr’a el primero de los dos tr‡nsitos del sol por el zenit, un

d’a de gran importancia para marcar las estaciones. La apari

ci—n de las PlŽyades pudo haber servido para anunciar el

comienzo de este importante d’a cuando el sol de medio

d’a no proyecta sombras... La importancia central de las

PlŽyades en el saber astron—mico de MesoamŽrica (las ubi

ca) como candidato principal para la motivaci—n

astron—mica presente en la orientaci—n de Teotihuac‡n.

Randall, QoyllurRiti, An Inca Fiesta of the Pleyades. En: Bolet’n del Instituto FrancŽs

de Etnolog’a Andina. # 11, 1982.

2 Tom Zuidema, Las PlŽyades y la organizaci—n pol’tica andina.

3 HunbatzMen.

 

Page 195

12

L‡mina CI: Una cabeza menor vecina a la esquina Oeste de la fachada de Sechin. Se trata de un de los

j—venes muertos por el gigante, Zipacn‡. Tello se–ala que esta cabeza ten’a un tono viol‡ceo o azulado.

Foto Fernando Llosa.

 

Page 196

220

SECHIN, MONUMENTO  MITO

La relaci—n evidente entre la leyenda de los cuatrocientos j—venes, que

son las PlŽyades, y la fachada de Sech’n, nos llev— a considerar en mayor

profundidad todos los datos de Tello sobre las cabezas menores de la

fachada. ƒstas, en su gran mayor’a, miran hacia la portada. Es decir, las

del lado oeste miran hacia el este, y viceversa.

En los extremos referidos a la primavera (este) y al oto–o (oeste), hay

varias cabezas con posiciones diferentes a la mayor’a. Tello, con su habi

tual minuciosidad descriptiva, se–ala que en el lado de primavera hay tres

que miran en direcci—n contraria, una que mira hacia el frente y otra hacia

abajo. En el lado de oto–o hay dos que miran hacia el lado contrario."

En cuanto a la œnica cabeza en la fachada que mira hacia abajo, afirma

Tello que esta posici—n no podr’a haberse ocasionado por el derrumbe,

ya que resulta evidente que tal variaci—n fue intencional" (ver cuadro del

plano de la fachada).

A partir de estos datos y segœn nuestra hip—tesis de que estos monolitos

representaban a las PlŽyades surgi— la necesidad de hacer averiguaciones

astron—micas acerca de esta constelaci—n. Hemos recibido respuesta po

sitiva por parte de la Asociaci—n Peruana de Astronom’a, por medio de

su presidente, Javier Ram’rez, as’ como informaci—n concreta proporcio

nada por el miembro de esta asociaci—n se–or Manuel Rojas Aquije que

conferir’a sentido a estas posiciones inusuales de las cabezas menores.

Segœn sus datos, estos monolitos menores podr’an representar eventos

astron—micos precisos, relacionados, en su mayor parte, a las PlŽyades.

Los datos se–alados se refieren al estado del cielo en el a–o 1800 a.C. Las

fechas que se–alan los movimientos de las PlŽyades son aproximaciones.

Lado Este

El monolito mayor que ocupa la esquina este representar’a el inicio de

la primavera (8 de octubre). A su lado, el primer monolito menor que

mira hacia el este se refiere entonces al momento del a–o en que el Sol y

las PlŽyades se encuentran en extremos opuestos del cielo (14 de octu

bre), de manera que las PlŽyades salen por el este cuando el Sol se est‡

ocultando.

En el recorrido de la fachada del este al oeste nos encontramos con la

segunda cabeza menor en posici—n singular. Esta cabeza mira hacia abajo,

y representa el momento de la primavera en el que la hora de salida de las

PlŽyades empieza a variar, de tal forma que a inicios de la estaci—n salen a

las seis de la tarde y a fines de la primavera al mediod’a del d’a siguiente.

En este per’odo ocurre la primera salida de las PlŽyades a la medianoche.

5 Tello. Arqueolog’a del Valle de Casma. pag. 238.

6 op. cit. pag. 173.

 

Page 197

LAS PLƒYADES

El tercer monolito menor que nos compete es la segunda cabeza que

mira al este. Simboliza el segundo momento del a–o en que las PlŽyades

salen a medianoche (mediados de noviembre).

Entre los monolitos mayores en tercer y cuarto lugar se encuentra el

monolito menor con cabeza que mira hacia el frente, se–alando el mo

mento en que las PlŽyades salen a mediod’a y se ocultan a medianoche (5

de enero).

La tercera cabeza que mira en direcci—n opuesta a la mayor’a se en

cuentra entre el quinto y el sexto monolito mayor. Marca la culminaci—n

de las PlŽyades, es decir, cuando alcanzan su m‡xima altura en el cielo en

el momento en el que el sol se oculta. Esto ocurr’a el 6 de enero, siendo

as’ el œltimo incidente importante de las PlŽyades en primavera. En el a–o

1800 a.C., como se puede apreciar en el cuadro, el solsticio de verano

tuvo lugar el 7 de enero.

Lado Oeste

En el lado oeste de la fachada hay dos cabezas que miran en direcci—n

opuesta a las dem‡s, es decir, miran hacia el oeste. Siguiendo una ruta

desde la esquina oeste hacia el centro, la primera de estas cabezas se en

cuentra entre el segundo y el tercer monolito mayor. Significar’a el mo

mento de salida y ocultaci—n hel’aca de las PlŽyades, esto es, cuando salen

y se ocultan junto con el sol (1012 de abril). Este monolito est‡ situado

en el sector de la fachada correspondiente al oto–o.

La segunda cabeza del lado oeste, como hemos visto en el cap’tulo

sobre la ley de octavas y la fachada de Sech’n, est‡ vinculada a la idea del

retorno. Est‡ ubicada entre el quinto y el sexto monolito mayor, y marca

el momento del a–o en que las PlŽyades salen al mediod’a. Esto ocurre

entre fines de mayo y principios de julio.

En el PopolVub la primera desaparici—n de las PlŽyades en el ocaso co

rresponde, segœn Dennis Tedlock, a la derrota y muerte de los cuatro

cientos j—venes por Zipacn‡.? Se–alamos que la segunda cabeza que mira

hacia el oeste se encuentra justo debajo del monolito menor que, segœn

Manuel Rojas Aquije, marcar’a el punto en que el Sol llega a su extremo

norte en su movimiento por el horizonte. Este monolito, que tiene graba

dos dos brazos cruzados, es importante ya que, segœn ShultzeJena, los

extremos del calendario adivinatorio sagrado maya de 260 d’as estaban

marcados por miembros del cuerpo humano.³ El otro extremo de este

7 Tedlock, Dennis. Popol Vuh. p. 3423.

8Peter T. Furst: "SchultzeJena y el PopolVuh". Nuevas Perspectivas sobre el

PopolVuh, M. Carmack y Morales Santos. pp. 6667.

221

 

Page 198

222

calendario estar’a marcado por el monolito menor del lado este de la fa

chada, que tiene grabada la parte inferior del cuerpo de un ni–o.

DATOS ASTRONîMICOS PARA EL SOL Y LAS

PLƒYADES CON CORRECCIîN EQUINOCCIAL

(1800 a.C.)

PARA EL SOL:

SOLSTICIO Y

EQUINOCCIO

07 ENERO (S)

06 ABRIL (E)

07 JULIO (S)

08 OCTUBRE (E)

SECHIN, MONUMENTO MITO

07 ENERO (S)

06 ABRIL (E)

07 JULIO (S)

08 OCT. (E)

ACIMUT

ACIMUT

SOL ORTO SOL OCASO

114.29

90.02¡

PARA LAS PLƒYADES:

65.69

89.88

(S) Solsticio

(E) Equinoccio

77.15"

282.85 12:18

77.15" 282.69" 06:28

SOLSTICIO Y ACIMUT ACIMUT ORTO OCASO

ORTO OCASO SALIDA OCULT.

EQUINOCCIO

77.16" 282.70¡ 00:26

245.53¡

270.00¡

294.01

269.57¡

00:03

18:13

12:11

76.97 282.68" 18:21 06:06

HORA HORA

ORTO

OCASO

06:02

06:16

06:24

06:09

00:02:15

ASCENSIîN DECLINACIîN

RECTA

00:02:16

00:02:17

18:44

18:23

00:02:17

17:55

18:14

+12¡40'30"

+12¡40'39"

+12¡40'36"

+12¡40'39"

 

Page 199

VOCABULARIO

ACIMUT: çngulo de referencia usado en la ubicaci—n de un astro que

se mide desde el norte hacia el este.

ASCENSIîN RECTA: Sistema de referencia medido sobre un c’rcu

lo m‡ximo que contiene a los polos, desde el Ecuador hasta el astro. Se

considera (+) cuando el astro se encuentra en el hemisferio norte celeste

y () si se halla en el hemisferio sur celeste. Se mide de 0¡ a 24¡.

LAS PLƒYADES

DECLINACIîN: Sistema de referencia medido sobre el Ecuador,

desde el punto vernal y hacia el este hasta el c’rculo m‡ximo que pasa por

el astro. Se mide de 0¡ a 24¡.

OCASO: Ocultamiento de un astro detr‡s del horizonte.

ORTO: Salida de un astro que cubre el horizonte.

ABREVIATURAS USADAS

AC

A.R.

DEC

EQUIN

SOLS

Acimut.

Ascensi—n Recta.

Declinaci—n.

Equinoccio.

Solsticio.

COORDENADAS DEL TEMPLO DE SECHêN

NOTA: Se han tomado como coordenadas del Templo de Sech’n las

siguientes:

09¡ 23' 00" latitud sur

78¡ 12' 30" latitud oeste

102.1 m.s.n.m.

223

 

Page 200

224

SECHIN, MONUMENTO  MITO

PASO DEL SOL POR EL CENIT PARA SECHêN

(A„OS 18001500 a.C.)

1500 a.C.:

09 MARZO (12:27 horas) / 30 OCTUBRE (12:03 p.m.)

1800 a.C.:

12 MARZO (12:27 horas) / 02 NOVIEMBRE (12:04 p.m.).

SALIDA HELêACA PARA LAS PLƒYADES

(A„OS 18991500 a.C.)

SOL Y PLƒYADES SALEN JUNTOS POR EL ESTE

1500 a.C.:

14 ABRIL (06:16 horas)

1800 a.C.:

13 ABRIL (06:16 horas)

OCULTACIîN HELêACA PARA LAS PLƒYADES

(A„OS 15001800 a. C.)

SOL Y PLƒYADES SE OCULTAN JUNTOS POR EL OESTE

1500 a.C.:

12 ABRIL (18:12 horas)

1800 a.C.:

10 ABRIL (18:15 horas)

SALIDA OPUESTA SOL  PLƒYADES

(A„OS 15001800 a.C.)

EN LA MA„ANA:

EL SOL SALE  LAS PLƒYADES SE OCULTAN.

EN LA TARDE:

EL SOL SE OCULTA  LAS PLƒYADES SALEN.

1500 a.C.:

14 OCTUBRE (06:03 horas)

1800 a.C.:

14 OCTUBRE (06:05 horas)

L‡mina CII: Monolito que representa a K'uei maestro de Mœsica, Danza, y la

Forja; compa–ero de Yu el Grande. Tiene quijada de buey. Su color es verde y

tiene un solo pie. La piedra marca el ‡ngulo intersolsticial que corresponde a la

Žpoca de la construcci—n del muro l’tico. Este dato astron—mico es tomado del

libro del Arquitecto Carlos Milla, Genesis de la Cultura Andina. Muro Este. Sechin.

Foto Arq. Lorenzo Samaniego.

 

Page 201

點反

GE

 

Page 202

Cap’tulo

XXII

FIRE

 

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LA LEY DE OCTAVAS

Y LA FACHADA DE SECHêN

E

rroll— con mayor amplitud en su libro La Faz Oculta de la Mœsica.

Al referirse al simbolismo y a la naturaleza de la escala de siete notas,

Whone atribuye el siguiente origen a los nombres de las notas de la esca

la:

DO

RE

MI

1 music—logo Herbert Whone, en su art’culo ÇLa mœsica, cami

de retornoÈ>¹, hace una s’ntesis de los conceptos que desa

FA

SOL

LA

SI

Dominus

Regina Coelis: Reina de los Cielos. (El mundo lunar)

Microcosmos (el peque–o mundo del hombre sobre la

tierra)

Fata (el destino o la red planetaria)

el Sol de nuestro sistema

V’a L‡ctea

Sideria (el mundo estelar)

Whone, al referirse al sentido redentor de la mœsica, se–ala el lugar del

verdadero trabajo espiritual del hombre dentro de la escala descendente

(Do  Si  La  Sol  Fa  Mi  Re). Afirma que el peque–o mundo del

hombre sobre la tierra corresponde a la nota Mi, situada entre las notas

Fay Re. El hombre, con su desequilibrio y desarmon’a, con su ser incom

pleto, bloquea el paso de la luz del rayo descendente que emana de lo alto.

La Ley de las Octavas o Ley de Siete puede comprenderse de la si

guiente manera:

Todo proceso que llega a completarse debe sin excepci—n

tener siete fases discretas. ConstruyŽndolas como una se

rie ascendente o descendente de siete notas o tonos, la fre

cuencia de las vibraciones debe desarrollarse irregularmente,

con dos desviaciones predecibles (precisamente donde fal

tan los semitonos entre MiFa y SiDo en la... escala Mayor

moderna... 2

¹Par‡bola. ÇMusic, Sound, SilenceÈ. Vol. V N¼ 2.

2 James Moore. Gurdjieff, Anatomy of a Myth. p.45

L‡mina CIII: Jugador de la pelota con sus instrumentos Aparece como decapitado y

en el lugar de la cabeza tiene 7 serpientes, s’mbolo de la fuerza de la vida. L‡pida de

Aparicio, Veracruz, MŽjico.

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L‡mina CIV: Dibujo de uno de los relieves del Juego de Pelota de ChichŽn Itz‡, Yucat‡n. Dibujo: Fondo de

Cultura Econ—mica. Mejico. Muestra cuatro jugadores, uno arrodillado, decapitado, con seis serpientes y

una planta de calabaza en el lugar de la cabeza. Los serpientes y la planta conforman una octava de

energia que reemplaza las funciones mentales ordinarias.

L‡mina CV: Monolito menor; fachada Sechin. Nota

DO de la escala ascendente del desarrollo espiritual

del hombre dentro de la escala c—smica descendente.

Foto Archivo J. C. Tello MNAA.

L‡mina CVI: Monolito. Nota RE de la misma escala.

Foto Archivo J. C. Tello MNAA.

 

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L‡mina CVII: Brazos cruzados. Nota Sol de la misma escala. Foto Archivo J. C. Tello MNAA.

LE

L‡mina CVIII: Nota MI de la misma escala. Foto

Archivo J. C. Tello MNAA.

L‡mina CIX: Nota FA de la misma escala. Foto

Archivo J. C. Tello MNAA.

 

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232

SECHIN, MONUMENTO  MITO

Esto explicar’a, segœn James Moore, la ausencia de l’neas rectas en la

naturaleza, el acostumbrado aflojamiento del esfuerzo humano, el aleja

miento de las empresas de su objetivo original, la transici—n del Serm—n

de la Monta–a a la Inquisici—n Espa–ola. La idea tradicional de la aplica

ci—n de las notas musicales a los diferentes niveles dentro de una concep

ci—n cosmol—gica, que Herbert Whone aplica a sus estudios musicales, ha

sido recibida por Žl, indudablemente, de la cosmolog’a que Gurdjieff

trajo recientemente a Occidente. Whone afirma que en el intervalo entre

Fa y Mi de la escala descendente se encuentra la posibilidad del hombre.

En este intervalo, el hombre crea su propia escala ascendente sobre la

base de su esfuerzo en contra de las fuerzas condicionantes de los planc

tas. Es aqu’ que el hombre, sometido al juego de las fuerzas contrarias,

din‡micas y complementarias, responde a los vaivenes tanto de la fuerza

de la gravedad como de su aspiraci—n hacia lo alto.

Hemos encontrado que la fachada de Sech’n, expresi—n de toda una

cosmolog’a, puede dividirse en tres octavas: la del Cielo, la de la Tierra y

una octava intermedia. Esta octava central se refiere al hombre verdadero

en su rol de mediador entre las fuerzas terrestres y celestes. Hemos en

contrado figuras significativas en los monolitos menores que ocupan los

espacios entre los veintid—s monolitos mayores, especialmente en aque

llos situados en los lugares que corresponder’an en cada octava a los in

tervalos. Por ejemplo, en el intervalo entre las notas descendentes de Do

y Si de la Octava del Hombre, se encuentra la figura ascencional de un

infante, semejante en sus rasgos f’sicos a los 'babyface' olmecas. Esta

figura, equivalente al Horus egipcio, representa la creaci—n de un segun

do cuerpo, un cuerpo astral, producto de la transformaci—n de la energ’a

o la l’bido.

Whone, al interpretar el sentido del nombre de las notas, se refiere al

lugar del hombre y a su posible desarrollo espiritual dentro del marco de

la octava descendente. Por esta raz—n hemos tratado de aplicar su idea,

como instrumento de investigaci—n y de interpretaci—n iconogr‡fica, a la

parte derecha de la fachada de Sech’n, que corresponder’a a la octava

descendente del Cielo.

Entre los monolitos mayores que hemos designado Fa y Mi hay tres

monolitos menores con grabados muy sugestivos. Comenzando de abajo

hacia arriba, el primero muestra una cabeza humana cuya barbilla es una

mano abierta. El segundo presenta una cabeza que mira en direcci—n con

traria a todos los dem‡s de este lado de la fachada, es decir, que est‡

dirigida hacia la esquina donde se origina la Octava del Cielo. El tercer

monolito de este conjunto tiene grabados dos brazos cruzados horizon

talmente desde los codos, marcando las dos direcciones contrarias que

simbolizan la reuni—n de las dos naturalezas del hombre en equilibrio

 

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L‡mina CX: Nota SI de la misma escala. Foto Archivo J. C. Tello MNAA.

POLYA

L‡mina CXI: Nota LA de la misma escala. Foto Archivo J. C. Tello MNAA.

 

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SECHIN, MONUMENTO  MITO

din‡mico. Este monolito es uno de los pocos entre los menores que no

representan cabezas humanas.

El primer monolito alude dentro de la simbolog’a de la fachada a la

cifra m’stica 5, el s’mbolo del joven dios del ma’z. La mano en la barbilla

representa el trabajo humano y su poder de transformaci—n.

El segundo monolito apunta a la idea del retorno. Curiosamente, este

monolito, por su posici—n en la fachada, marca un punto astron—mico de

declinaci—n de las PlŽyades en el a–o. Para los mayas, a los cuales est‡

vinculado este templo, las PlŽyades son el lugar del origen al que retornan

las almas al morir.

El tercero, el de los brazos cruzados, est‡ referido a la reuni—n de las

dos naturalezas del hombre, una descendente que sigue el movimiento

creativo de la vida y otra ascendente, que aspira al retorno, a la esencia

primordial.

Whone se refiere, como hemos visto, a una escala ascendente basada

en el esfuerzo del hombre. Esto nos condujo a considerar los cuatro

monolitos menores entre los mayores que representan las notas Mi, Re,

Sol y Fa en la octava descendente del Cielo. Con los tres que hemos estudiado anteriormente se completa una posible escala ascendente compuesta

por los siete monolitos menores entre las notas Sol y Re.

Dos monolitos se encuentran entre las notas Mi y Re. El primero tiene

grabadas dos cabezas sobrepuestas, una de las cuales est‡ cabeza abajo.

Esto indica la ca’da del hombre hacia el lugar l’mite donde puede comen

zar la transformaci—n o el cambio. En el mundo precolombino la cabeza

representa el grano de ma’z. En este caso, es la semilla como potencialidad que debe caer para morir y dar lugar al proceso de germinaci—n.

Encima de este monolito se encuentra otro cuya principal particularidad

es que tiene, en lugar de mand’bula, tres bandas o haces de energ’a que

bajan hacia atr‡s en un movimiento retr‡ctil. Esta figura simbolizar’a el

deterioro de la voluntad y de las facultades ps’quicas del hombre. Recordemos que el monolito que lo sigue en la secuencia de esta peque–a octava ascendente es el que lleva, en vez de la mand’bula, una mano.

Veamos ahora los dos monolitos menores que est‡n entre las notas

Sol y Fa. El de abajo tiene incisa una cabeza semejante a las de los dem‡s

monolitos menores, pero con una vasija sobrepuesta a su perfil y con el

gollete a la altura de la frente. Este gollete tiene la forma del bonete negro

de la grulla real. El ojo de la figura tiene dise–ado el penacho solar de esta

ave zancuda, cuyos h‡bitos respiratorios y sociales la ligan a pr‡cticas

alqu’micas de gran antigŸedad. ƒsta no es la œnica alusi—n a la grulla real

en el edificio de Sech’n. En efecto, en una pared lateral existe otra piedra

que muestra la cabeza de un joven coronado con el bonete y penacho de

esta ave oriunda de Asia y çfrica.

 

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LA LEY DE OCTAVAS Y LA FACHADA DE SECHêN

El otro monolito menor entre Sol y Fa representa, como casi todos los

monolitos menores de la fachada, una cabeza humana con los ojos cerrados. Lo m‡s notorio y particular en Žl es la boca, similar en su forma al del

jeroglifo egipcio 'sa', s’mbolo del don de la vida y de su protecci—n. Hay

que remarcar tambiŽn el hecho de que esta cabeza tiene claramente dise–ada una hendidura circular en el centro de la tapa del cr‡neo, lugar de la

fontanela o apertura superior de la cabeza, lo que se–ala el paso de la

influencia que proviene del Sol. Este conjunto de dos monolitos es vecino al monolito mayor que corresponde a la nota Sol de la octava descendente.

Resumiendo, podemos decir que entre los monolitos mayores de la

escala descendente que representan las notas Sol, Fa, Mi y Re se puede

apreciar una escala ascendente formada por siete peque–os monolitos.

Esta escala ascendente interna se inicia con el monolito que presenta dos

cabezas sobrepuestas y termina en el œltimo monolito menor que acaba

mos de describir. El Fa de esta peque–a escala ascendente estar’a repre

sentado por el monolito menor que apunta hacia la esquina de Cielo,

simbolizando, como hemos visto ya, la idea del retorno al origen estelar.

L‡mina CXII: Friso de los mœsicos. Chav’n de Huantar. En el frontis del templo

principal de Chav’n de Huantar bay dos columnas de granito claro y oscuro sobre

las cuales hab’a dos frisos en relieve con 8 aves cada uno. Un friso ÇyangÈ dedicado

a la mœsica y otro, ÇyinÈ dedicado a los ritos. El primero se ha conservado en dos

partes y del segundo s—lo quedan fragmentos que permiten reconocer los dise–os

predominantemente rectangulares yinÈ de la pieza. Aqu’ se ve en frotado dos de

los mœsicos y el avejefe. Siete forman tres parejas de aves semejantes entre s’ y un

ave al final, diferente. Hace referencia a la escala musical diat—nica de ocho tonos

y a la escala pentat—nica. Foto del frotado original tomado por Jaime Le—n.

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IIIXX

Cap’tulo

XO

 

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Ba

SPE

40

7540

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000 00

7.7. 12. 10

30%

10 E

felo

2000

}

L‡mina CXIII: Fragmento de tela Nazca  Huari. La tela completa tiene dos caras con 16 figuras de

hombres alados en cada una. En total, 32 figuras. Las figuras antropomorfas tienen cetros o s’mbolos

relacionados geomŽtrica y figurativamente a la idea de los tres mundos o pisos. La parte inferior del

cetro es un rect‡ngulo que expresa b‡sicamente la dualidad, ya sea con el color o dise–os contrapuestos.

Al medio, un dise–o circular u ovalado muestra tres c’rculos concŽntricos. La parte alta del cetro es un

candelabro o tridente. Las figuras tienen rostros cuadrados bicolor con perfil y banda ornitomorfa

Llevan alas con dise–os de escuadras, manos con tres dedos y pies con dos. Detr‡s de la cabeza surge un

adorno de tres bandas. Las figuras est‡n rodeadas por diversos s’mbolos entre los que predominan

cruces dobles octagonales. Metropolitan Museum of Art, NYC

 

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LOS TRES MUNDOS O

TRES PACHAS

E

I monumento de Sech’n es un universo completo en s’ mismo

que expresa la cosmolog’a b‡sica de la era del ma’z. En tŽrmi

nos andinos, se trata de un 'pacha'. El concepto de 'pacha' tiene, entre sus

diversas acepciones en el mundo quechua, las de tiempo, suelo y lugar.

Como hemos visto, la fachada de Sech’n es un calendario para la era del

ma’z en los andes. Es aqu’ donde se formulan las bases, el fundamento,

del nuevo desarrollo andino. Es un monumento horizontal, plano, cua

drado. Visto de frente, a cierta distancia, da la impresi—n de ser el pedestal

de una escultura o una figura mayor invisible al ojo. Dentro de la clasifica

ci—n de los mundos, representa el Hurin Pacha o Mundo de Abajo. Ante

cede en varios siglos y prepara la construcci—n e instauraci—n del Santua

rio Central, Chav’n de Hu‡ntar. En Chav’n se erigir‡ el poste axial defin

itivo de la cra: el lanz—n monol’tico. ƒste ser‡ levantado en memoria del

Hombre Universal o 'Polo de la Era', quien realiza a plenitud la conexi—n

entre el Cielo y la Tierra.

En Sech’n el Hombre Verdadero, que pertenece enteramente al mun

do de la manifestaci—n, confronta en su nivel la oposici—n y

complementariedad de las fuerzas contrarias del Cielo y de la Tierra, del

Yin y del Yang. El poste axial, representado por los dos monolitos que

enmarcan las escaleras dobles, se presenta dividido, flanqueando al mo

nolito o gnomon central. Este monolito mira hacia las escaleras dobles

por donde, segœn la ense–anza tradicional, asciende y desciende el Dra

g—n de la Sabidur’a.

Como acabamos de decir, el recinto de Sechin precede en el tiempo al

Santuario de Chav’n de Hu‡ntar. Sin embargo, Chav’n, jer‡rquicamente

superior, lo antecede, al representar la trascendencia, la plenitud y la ver

ticalidad. Chav’n simboliza el Mundo del Medio y del Centro, el Kay Pacha,

donde tiempo y eternidad pueden fusionarse en el mundo del presente.

El Hanan Pacha, o Mundo de Arriba, est‡ representado por el desa

rrollo de las culturas de la zona ParacasNazca. Iconogr‡ficamente, lo

simbolizan las im‡genes del tridente o candelabro de la Bah’a de Paracas.

La continuidad entre las expresiones art’sticas de la cultura Chav’n y la

cultura NazcaParacas ha sido profusamente estudiada.

Las œltimas investigaciones arqueol—gicas en la capital Nazca de

Cahuachi, emprendidas por la Misi—n Italiana, muestran en los estratos

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5

L‡mina CXIV: Candelabro de la Bab’a de Paracas, Cultura Nazca. En el lado derecho, perfil de figura del

murciŽlago celeste que inicia al hŽroe del ma’z. (PopolVub). Foto Fernando Llosa.

L‡mina CXV: MurciŽlago: ceramio Mochica inicial. Cortes’a W. Pelloni.

L‡mina CXVI: El Lanz—n Monol’tico, polo de la era que realiza efectivamente la uni—n del cielo y la

tierra en el Kay Pacha o Mundo del Medio. Templo de Chav’n de Huantar. Foto Fernando La Rosa.

 

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L‡mina CXVII: Lanz—n cabezaabajo. Foto tomada desde un ‡ngulo inusual. Muestra la esposa de Principal

Guacamayo, gigante de la leyenda del PopolVub, cuyo apelativo era Çla que se torna invisibleÈ (versi—n del

PopolVub de M. A. Asturias y J. M. de Gonz‡lez de Mendoza), Claude Levi Strauss fue el primero en se–alar

esta afici—n por las im‡genes que tienen sentido en m‡s de una direcci—n en el arte Chav’n, Olmeca y

Hopewell de AmŽrica del Norte. Foto Michael Donner.

 

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L‡mina CXVII: Lanz—n cabezaabajo. Foto tomada desde un ‡ngulo inusual. Muestra la esposa de Principal

Guacamayo, gigante de la leyenda del PopolVub, cuyo apelativo era Çla que se torna invisibleÈ (versi—n del

PopolVub de M. A. Asturias y J. M. de Gonz‡lez de Mendoza), Claude Levi Strauss fue el primero en se–alar

esta afici—n por las im‡genes que tienen sentido en m‡s de una direcci—n en el arte Chav’n, Olmeca y

Hopewell de AmŽrica del Norte. Foto Michael Donner.

 

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LOS TRES MUNDOS O TRES PACHAS

m‡s profundos la presencia de cer‡mica OcucajeParacas y el empleo de

adobes c—nicos, tal como en el interior del templo de Sech’n. Esta in

fluencia se prolonga hasta la textiler’a NazcaHuari, que trata muchas

veces temas vinculados al mito de los Mellizos, hŽroes del ma’z.

A pesar de ser muy particulares y diferentes entre s’ las expresiones

escult—ricas en los recintos de Sech’n y Chav’n, Lathrap ha se–alado las

correspondencias en el tratamiento de una serie de rasgos en los ojos, los

pies, las bocas fel’nicas y otros. Quiz‡s la figura que expresa gr‡ficamente

con mayor claridad la conexi—n esencial entre ambos recintos est‡ graba

da en la galer’a de las Vigas Ornamentales en Chav’n y muestra un pez

con rostro y boca de jaguar. Se dirige hacia el centro y lleva sobre el vien

tre y el lomo dos cruces simb—licas: atr‡s la cruz cuadrada simple y hacia

adelante la cruz octogonal. La cruz simple es atribuible al recinto cua

drangular de Sech’n, y la cruz octogonal es s’mbolo del centro y de los

tres pachas. Este dise–o geomŽtrico, formado por las galer’as subterr‡

neas, enmarca el lanz—n monol’tico de Chav’n de Hu‡ntar. El pez es na

gual de los Mellizos hŽroes del ma’z, quienes aqu’ se dirigen al lugar de su

apoteosis, en el centro del Kay Pacha o Mundo del Medio.

Mar’a Scholten y el arquitecto Carlos Milla, que han estudiado

geomŽtrica y matem‡ticamente tanto Sech’n como Chav’n y el tridente

de la Bah’a de Paracas (Pisco), dan fe de las relaciones estructurales entre

estas tres manifestaciones. Es interesante anotar que dentro de cada uno

de estos complejos se repite la idea tri‡dica de los tres mundos o pachas.

En Sech’n, como hemos visto, el recinto, en su expresi—n cosmol—gica,

alude a la tr’ada cielo, hombre y tierra, y tambiŽn a la dualidad fundamen

tal presidida por un centro. En Chav’n el tiempo y el calendario est‡n

expresados en la Plaza Hundida del Templo Viejo. En el interior del Tem

plo, en el cruce de dos galer’as y mirando hacia el oriente, est‡ el lanz—n,

que representa el Kay Pacha, el aqu’ y el ahora. Significativamente, las

galer’as o recintos superiores est‡n dispuestos en forma de tr’ada, simbo

lizando as’ el Mundo de Arriba. El tridente de Paracas se apoya tambiŽn

sobre una base rectangular, y sobre ella un tri‡ngulo que sostiene la exaltada

tr’ada del Mundo Superior o Hanan Pacha.

De esta manera vemos c—mo Sechin representa la tr’ada horizontal del

Mundo de Abajo o Hurin Pacha, el primer escal—n del proceso del desa

rrollo de la mitolog’a de la Era. Chav’n es el centro o Kay Pacha, la culmi

naci—n de un proceso, polo y base de la expansi—n futura. Esta expansi—n

se manifiesta principalmente en ParacasNazca, que representa el Hanan

Pacha o Mundo de Arriba. En efecto, sus fabulosos tejidos y sus pol’cro

mos ceramios, as’ como las l’neas de Nazca, nos remiten a im‡genes ce

lestes.

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Qulut

D

L‡mina CVIII: Figura incisa tambiŽn en las vigas ornamentales del templo de Chavin de Huantar. Muestra

crust‡ceos, posiblemente camarones, segœn el arque—logo Luis Lumbreras que se–ala que estas dos figuras

incisas estaban coloreadas en verde, azul y rojo. Foto A. Guillen. Dibujo Homero D’az.

po

L‡mina CIX: Figura incisa en una viga del lado este de la celda de las vigas ornamentales en el templo de

Chav’n de Huantar Representa un pez nahual de los Mellizos que lleva encima del lomo y bajo el vientre

dos cruces: la cruz cuadrada simple, y la cruz octogonal marcado con un c’rculo en el centro circular

marcado. Representa el paso de los Mellizos desde la cruz simple de Sechin a la cruz octogonal en el cruce de

galer’as en Chav’n de Huantar en medio de las cuales est‡ el Lanz—n monol’tico. La cruz octogonal simboliza,

en el mundo andino, la reuni—n de los tres mundos. Foto A. Guillen. Dibujo Homero D’az.

 

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L‡mina CXX: Templo Chavin de Huantar, Ancash. Foto A. Guillen.

L‡mina CXXI: Fragmentos de tela Nazca tard’a con

influencia Huari: muestra dise–o de langosta dentro

del marco de la cruz octogonal. The Textile Museum,

Washington, D.C.

 

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Cap’tulo

XXIV

D

 

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D

55

L‡mina CXXII: Monolito de los tres alimentos; muro este del recinto cuadrangular de Sechin. El dise–o

grabado ha dado lugar a interpretaciones tremendistas y sanguinarias pues destaca la representaci—n de

un est—mago e intestinos. Una interpretaci—n completa que incluye todos los elementos del dise–o revelar’a

que simboliza el organismo humano como f‡brica transformadora de energ’as. Arriba podemos ver la

figura geomŽtrica de un c’rculo dentro de un cuadr‡ngulo de lados c—ncavos. Representa el Anima Mundis,

las fuerzas c—smicas del entorno. En este caso concreto, la recepci—n de impresiones del medio ambiente. El

segundo elemento, las tres plumas, simboliza el mundo intermedio del aire; el aire concebido como alimento.

El tercer elemento, el est—mago y los intestinos, representarian el alimento fisico ordinario. Tendr’amos

entonces, la f‡brica humana u organismo concebido como f‡brica alqu’mica. Esta concepci—n o visi—n del

organismo bumano la ba presentado detalladamente el autor ruso P. D. Ouspensky, bas‡ndose en las

teorias del m’stico griegoarmenio G. I. Gurdieff. Segœn, estos autores, el funcionamiento de esta f‡brica

est‡ regido por la Ley de Octavas. (Ver ÇFragmentos de una Ense–anza DesconocidaÈ, Cap IX, de P. D.

Ouspensky). Foto Ram—n Mujica.

 

Page 223

LOS CALENDARIOS MAYA

L

a evidente relaci—n de las edificaciones del complejo de Sech’n

a la mitolog’a del ma’z tal como Žsta es narrada en el docu

mento mayaquichŽ del PopolVuh, nos lleva a considerar datos princi

palmente de la zona QuichŽ para acercarnos a la interpretaci—n calend‡rica

de la fachada. Nuestra principal fuente ser‡ uno de los traductores del

PopolVuh, Munro S. Edmonson, y en algunos casos recurriremos a in

formaci—n calend‡rica de los mayas recogida por el americanista Raphael

Girard.

Nuestro primer aporte es se–alar que en Sech’n se alude, en primera

instancia, a lo fue probablemente la cuenta de los d’as o el ciclo m‡s

arcaico, el de 400 d’as. Dice Edmonson, Çcomo contaban vigesimalmente,

reconocieron un ciclo de cuatrocientos d’as (MayQ'ih)È>.' Hay muy poca

informaci—n sobre este calendario arcaico, pero la cifra 400 est‡ ligada,

como hemos visto, a la leyenda de Zipacn‡ y los j—venes, que se convier

ten en las PlŽyades. Como las PlŽyades est‡n representadas a todo lo lar

go de la fachada de Sech’n, podr’amos suponer que esta constelaci—n es

la base de esta cuenta calend‡rica. Edmonson se–ala que los quichŽs te

n’an una lista de nueve o diez pares de Çdioses mayoresÈ, uno por cada

uno de los veinte meses del ciclo de 400 d’as. Igualmente se–ala que estas

deidades eran adaptadas para encajar con los dieciocho meses y cinco

d’as adicionales del a–o solar, llamado 'Hun Ab'.

En la fachada de Sech’n podemos considerar que el ciclo de 400 d’as

estar’a formado por diez monolitos mayores a cada lado, que van desde

los de las esquinas hasta los que ocupan el dŽcimo lugar, excluyendo as’

los Postes Axiales. Recordemos que es con la cuarta creaci—n que se crea

el 'Uinal' o mes lunisolar de veinte d’as.

Si cada uno de estos veinte monolitos mayores representa un mes de

veinte d’as, obtenemos un total de 400 d’as (20 x 20). Raphael Girard ha

se–alado m’tica y simb—licamente el origen del Uinal en el momento de la

leyenda en que los dos hŽroes del ma’z, parados frente a frente, chocan

las palmas de sus manos, antes de lanzarse al fuego para ser inmolados. Se

crea as’ el ciclo del mes lunisolar de veinte d’as.

Ten’an tambiŽn los mayaquichŽs un a–o solar de dieciocho meses

(360 d’as), llamado 'Tun', a los que se a–ad’a cinco d’as para formar el a–o

Edmonson, The Book of Counsel. p. 15 de la introducci—n.

249

 

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250

SECHIN, MONUMENTO MITO

completo (Hun Ab). ƒste estar’a representado en Sech’n por dos series

de nueve monolitos mayores, una a cada lado de la fachada. En el lado de

cielo la serie empieza en el primer monolito inmediato al de la esquina,

que es, como hemos se–alado en el cap’tulo anterior, el que preside el

calendario. Esta serie termina, a cada lado, con los monolitos mayores

que ocupan el dŽcimo lugar y que representan, en el lado de Cielo, la Osa

Mayor, y en el lado de Tierra, a la deidad agraria (el monolito con forma

de mazorca de ma’z).

El a–o de 365 d’as, formado por dos series de nueve monolitos (9 x 20 = 180)

se completar’a con el gnomon central, que en este caso representa los

cinco d’as adicionales.

El tercer calendario de importancia que encontramos en la fachada es

el sagrado adivinatorio de 260 d’as, conocido como Tzolkin'. Edmonson

se–ala que los quichŽs nombraban y deificaban trece nœmeros y veinte

d’as, cada uno de ellos presidido por uno de sus dioses tutelares. Estas

dos cifras, 13 y 20, son fundamentales, no s—lo en el calendario adivinato

rio sino tambiŽn en las combinaciones y permutaciones de Žste con el

calendario solar. La combinaci—n de estas dos ruedas calend‡ricas, una de

260 d’as y la otra de 365 d’as, hac’a que cada 52 a–os el a–o comenzara en

el mismo d’a con el mismo nœmero como prefijo. Como explica

Edmonson,

La regresi—n de los 260 d’as en el ciclo de 365 d’as es tal

que s—lo cuatro de los 20 d’as (del mes) pueden empezar el

a–o... rotando eternamente en ciclos de cuatro a–os, mien

tras que el prefijo numeral del primer d’a del a–o avanza de

uno en uno cada a–o, creando as’ un ciclo de 13 a–os. Cada

52 a–os el a–o empezar’a en el mismo d’a con el mismo

prefijo numeral.2

El siglo de los mayaquichŽs estaba constituido por este ciclo de 52

a–os, vinculado a la fiesta del Fuego Nuevo, que marcaba el fin y el prin

cipio del ciclo mayor.

El calendario adivinatorio o Tzolkin es tambiŽn el calendario que rige

las dos siembras anuales del ma’z. Se ha especulado mucho sobre el ori

gen de esta cifra de 260 d’as. Las œltimas investigaciones etnol—gicas de

Barbara Tedlock y Duncan Earle, as’ como las anteriores de Schultze

Jena, abonan la tesis que sostiene la analog’a entre la gestaci—n humana y

el calendario de 260 d’as. Furst cita a Duncan Earle:

2 Edmonson, The Book of Counsel. p. 15 de la introducci—n.

 

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L‡mina CXXIII: Representaci—n de brazos cruzados en un monolito menor del lado oeste de la fachada,

entre el 5to. y 6to. monolitos mayores. Marca un extremo del calendario adivinatorio maya llamado

Tzolkin. Foto Jorge Gestoso.

 

Page 226

O

O

L‡mina CXXIV: Monolito menor del lado de Tierra. Muestra el medio cuerpo de un ni–o. Marca el otro

extremo del Tzolkin. La pieza se encuentra entre el 6to. y 7mo. monolitos mayores. Debajo se encuentra el

œnico monolito sin grabar de la fachada que Tello destac— particularmente. Este monolito est‡ en el justo

medio del lado de Tierra. Le corresponde el bexagrama XLVI, empujar bacia arriba. Simboliza la piedra

que los constructores desecharon, que segœn el simbolo constructivo, se volver‡ la piedra cimera. Foto

Ram—n Mujica.

 

Page 227

LOS CALENDARIOS MAYA

Este calendario sagrado circular de antiguo origen pre

hisp‡nico, actualmente se usa para calcular la fecha del par

to de la mujer encinta. Son aproximadamente 260 (d’as)

desde el momento en que la mujer no es Çtocada por la

lunaÈ (menstruaci—n) hasta la fecha del alumbramiento... 3

Furst se–ala que el TonalamatlTzolkin es un Çcalendario antropolu

narsacro derivado de un continuum fundamental: extremidades huma

nasfases de la lunaembarazoper’odos fijos para el servicio divinoÈ>.+

Se–alaremos brevemente que en la fachada de Sech’n hay dos monolitos

menores que tienen grabados miembros humanos. A uno, del lado de

Cielo, que representa dos brazos cruzados horizontalmente, lo hemos

vinculado a la idea de la reuni—n de dos direcciones o naturalezas. El otro,

en el lado de Tierra, y que tiene grabada la parte inferior del cuerpo de un

ni–o, cerrar’a el ciclo de 260 d’as. Es interesante notar que entre estos dos

monolitos, comenzando a partir del de los brazos cruzados hasta el cen

tro y continuando por la esquina este hasta el monolito que representa el

cuerpo de un ni–o, hay trece monolitos mayores. Visto el valor de cada

monolito mayor equivalente al mes maya de veinte d’as se obtendr’a el

total de 260 d’as del Tzolkin.

En cuanto al calendario del ma’z, indudablemente est‡n se–alados dos

per’odos de siembra de este cereal. Uno est‡ cercano al centro de la fa

chada donde se encuentra la representaci—n de un arado y el monolito

con forma de mazorca. El otro per’odo, el del oto–o, est‡ se–alado con

varias referencias a rituales vinculados a los sembradores. Una se encuen

tra en el quinto monolito mayor del lado oeste, con la figura del personaje

principal del rito del Palo Volador, y otra en los monolitos menores adya

centes.

Segœn Raphael Girard, los indios chortis, tribu maya, introducen varia

ciones en la concepci—n del Uinal de veinte d’as cuando se trata del calen

dario agr’cola. Estas variaciones est‡n ligadas a los numerales 9 y 13, que

aparecen en forma destacada en las postes axiales, referidos al rito

calend‡rico del Palo Volador. No queremos tomar solamente datos te—ri

cos del ‡rea mesoamericana, y dejaremos por ahora aqu’ las especula

ciones sobre el calendario agrario hasta que podamos recoger datos

superstites en la zona rural de la costa norte del Perœ. Tradicionalmente,

esta zona de Supe, Culebras, Casma, Huarmey, etc. estuvo dedicada, des

de la Žpoca precer‡mica, al cultivo del ma’z.

Peter T. Furst. ÇSchultzeJena y el Popol VuhÈ. En: Nuevas Perspectivas sobre el

Popol Vuh. M. Carmack, Morales Santos. P. 67.

4 loc.cit.

253

 

Page 228

W

Cap’tulo

XXV

6

H

6

 

Page 229

RACLEA

***

Ats

Vezi

00

#1

L‡mina CXXV: Danzante textil Paracas. Lleva en la cabeza un signo central

relacionado a la Via Lactea y, en forma de abanico, 15 representaciones peque–as

de la misma imagen; esto conjuntamente con el triste aspecto de su rostro y los

barapos en sus extremidades simbolizan la modestia con que aparecen los hŽroes

frente a los se–ores de Xibalb‡. Foto Mar’a Ines Ruiz G.M.

 

Page 230

LAS DANZAS DEL POPOLVUH

E

n el lado de Cielo, al pie del monolito mayor que representa al

actor principal en el rito del Palo Volador, hay un monolito

menor que est‡ relacionado a la siembra y al crecimiento del ma’z. Tiene

dise–ada una cabeza humana cuyo ojo tiene la forma de un abanico que

representa el penacho amarillo de un ave zancuda, la grulla real. Delante

del perfil de la cabeza est‡ dibujado el contorno de una vasija. La boca y

el cuello de esta vasija forman el perfil de la cresta negra o el bonete de

esta ave. La grulla est‡ relacionada a las danzas primitivas que se realiza

ban sobre zancos. El PopolVuh menciona esta danza al relatar el episo

dio de la muerte aparente de Hunahpœ e IxbalamquŽ. Los Mellizos, to

mados de la mano, saltan al horno preparado para ellos por los Se–ores

de Xibalb‡. Son cocidos y sus huesos, luego de ser molidos como se

muelen las mazorcas de ma’z para hacer harina, son esparcidos en el r’o.

Prosigue el PopolVuh:

Al quinto d’a se mostraron, pues, de nuevo, y fueron vistos

en el agua por los hombres. Semejantes a dos Hombres

Peces aparecieron. Entonces sus rostros fueron vistos por

los de Xibalb‡ y fueron buscados en las aguas. Al d’a si

guiente se mostraron dos pobres, de lastimosos rostros, de

lastimoso aspecto; unos lamentables vestidos eran sus tra

jes; sin adornos sus rostros. Entonces fueron vistos por los

de Xibalb‡. Hicieron poco, pero danzaron el Bœho, danza

ron la Comadreja, el Armadillo, danzaron el CiempiŽs y los

Zancos. Hac’an muchas maravillas>>.¹

La danza sobre zancos, llamada 'chitic' o 'chiltic' en el PopolVuh, es

traducida por Villacorta como Çdanza de sembradoresÈ. Raphael Girard

presenta una imagen del dios del ma’z sobre zancos que equivalen, sos

tiene, a los tallos de la planta. El personaje lleva como tocado un pez que

es su nagual y que simboliza tambiŽn la espiga de la planta.²

Otra de las danzas mencionadas es la del ciempiŽs, llamada Itzul. Se

ejecuta aœn hoy en d’a en CentroamŽrica. Su estrecha relaci—n al relato del

2

Versi—n de M.A. Asturias y J.M. Gonz‡lez de Mendoza. PopolVuh. p. 81

Raphael Girard. Le PopolVuh, Histoire Culturelle des MayaQuichŽs. p. 209

acce

501

CO

803898

L‡mina CXXVI: Danza del Sembrac

sobre Zancos. El danzante lleva cor

tocando un pez, nagual de los Melliz

Dibujo maya. (Raphael Girard).

257

 

Page 231

L‡mina CXXVII: Monolito menor del muro este,

Sechin. Muestra la cabeza de un joven con bonete y

cresta de la grulla real. Esta ave es oriunda de Asia

y Africa. Est‡ mencionada en la Biblia maya o Popol

Vub en la relaci—n de los clanes cuyos jefes reciben

sus emblemas en Tolan o Tul‡n, ciudad m’tica de

donde proven’an las tribus mayas.

L‡mina CXXVIII: Imagen de Grulla Real. El motivo,

bonete, o cresta est‡ utilizado en el dise–o de por lo

menos cuatro cabezas menores del recinto de piedras

grabada de Secb’n. Foto Jaime Le—n.

L‡mina CXXIX: Ceramio Chav’n norte–o, cultura Cupisnique, La figura, llamada el acr—bata o

contorsionista, est‡ en la posici—n que toma la deidad egipcia, Osiris, cuando atraviesa el mundo

subterr‡neo en su barca. Este ceramio Cupisnique est‡ relacionado al mito de resurrecci—n de los hŽroes

del ma’z. Ceramios semejantes se han encontrado en el mundo olmeca. Colecci—n Rodr’guez Razetto.

Foto Patricia Llosa.

 

Page 232

Popol Vuh es confirmada por el hecho de que es bailada por dos perso

najes vestidos de harapos y con aspecto lastimoso, en recuerdo de los

Mellizos que aparecen disfrazados as’ frente a los de Xibalb‡. Los que

bailaban el Itzul llevaban m‡scaras peque–as y colas de guacamayo en el

colodrillo o nuca.³

LAS DANZAS DEL POPOLVUH

Casi todos los constructoresastr—nomos con casco en la fachada de

Sech’n llevan colas de guacamayo en el colodrillo y seis tienen vestimen

tas hechas de las hojas lanceoladas de la planta de ma’z. Como hemos

visto, una banda desciende del casco desde el centro de la cabeza, atrave

sando el ojo y la mejilla hasta la nuca. Esta banda es signo ornitomorfo en

toda la iconograf’a americana. El guacamayo es ave solar en la iconograf’a

maya y americana. Sus plumas equivalen a las hojas de ma’z y a la cabelle

ra del joven dios del ma’z.

En el juego de la pelota de Cop‡n (Honduras), seis guacamayos suma

dos a la deidad central representan al dios Siete. Como se–ala Raphael

Girard, el mismo PopolVuh establece que el guacamayo es s’mbolo del

Sol. ÇDos a dos llegan desde los lados orientales y occidentales del cos

mos, para fundirse al centro en la personalidad del Coraz—n del CieloÈ. 

Esta imagen se puede apreciar en la fachada de Sechin.

La fachada de Sech’n es la cerbatana o flauta del dios del ma’z, equiva

lentes tambiŽn al rayo solar. Por eso las dos figuras en los monolitos ma

yores inmediatos a los de las esquinas est‡n divididas por la mitad. De las

bocas de los dos monolitos menores vecinos a Žstos emanan haces, indi

cando la direcci—n del soplo divino que viene del lado de Cielo. Igual

mente se dice que el dios del ma’z cruza los r’os subterr‡neos sobre su

cerbatana. ƒsta se encuentra representada en el canal estrecho que viene

desde la c‡mara interior y atraviesa el recinto en medio de los tres grupos

de escaleras dobles, hasta alcanzar el monolito central que se encuentra

delante de la fachada. Este rayo forma, con el rayo horizontal de la facha

da, la cruz sobre la que asoma el Nuevo Sol.

5

Como dice el Chilam Balam de Chumayel: ÇAquel que es la

divinidad y el Poder, esculpi— la gran piedra de la Gracia,

ah’ donde antiguamente no hab’a Cielo, y de ella nacieron

siete piedras sagradas, siete guerreros suspendidos del so

plo del Viento, siete llamas escogidas y luego por siete ve

ces se aclararon las siete medidas de la nocheÈ>.5

3 Versi—n Adri‡n Recinos. PopolVuh. p.133

Raphael Girard. Le PopolVuh, Histoire Culturelle des MayaQuichŽs. p. 767

248

Op. cit.

P.

259

 

Page 233

1000

L‡mina CXXX: Danza del Bubo. Textil Paracas. Foto Mar’a Ines Ruiz G. M.

L‡mina CXXXI: Danza del Ciempies o Itzul. El danzante lleva casco semihexagonal, adornado co

glifos solares y doce tubos musicales. El rostro dual es rosado y azul, colores de la c‡mara sagrada e

Sechin. Equivale a la deidad mesoamericana de los dos collares  el del cielo y el de la tierra. El del cie

lo lleva alrededor del cuello y el de la tierra lo sostiene, junto con una batuta musical, en una de su

manos. Textil Paracas. Foto Maria Ines Ruiz G. M.

 

Page 234

L‡mina CXXXII: Unica cabeza escult—rica realista de un Inca. Se trata del Inca Huiracocha. Sobre la

frente lleva la mascaypacha y sobre la oreja derecha la borla o llautu. El cuerpo fue encontrado en

Cuzco y la cabeza que se muestra aqu’ fue llevada por Juan Larrea al Museo de AmŽrica de Madrid.

AAAAAAA

L‡mina CXXXIII: Cer‡mica Nazca. El Ciempies. Museo de la Cultura. Ica.

 

Page 235

262

SECHIN, MONUMENTO MITO

Son seis las figuras a cada lado de la fachada de Sech’n que tienen

motivos de ave en su dise–o. Esto recuerda al Dios Trece de la teogon’a

maya: los doce dioses de la lluvia presididos por la deidad solar del centro

del Cielo. El Cielo est‡ representado frecuentemente en la iconograf’a

maya por aves. El trece representa el Mundo de Arriba.

De todas las figuras de la fachada s—lo cinco a cada lado tienen extremi

dades inferiores, lo que da un total de diez pies por lado. (Tomemos en

cuenta el hecho de que la figura que preside las del lado de Cielo, Hunrak‡n

el de un s—lo pie, tiene una de sus extremidades cubierta por la espiral que

representa a la Osa Mayor. De esta extremidad nace, segœn se dice, el

tallo de ma’z). Al multiplicar los diez pies de cada lado se obtiene la cen

tena. Esta cifra, al igual que la veintena, es considerada por los mayas una

unidad completa (HunWinikUn Hombre). En quechua la centena es

'pachak'. Segœn Luis E. Valc‡rcel el cien es la 'pachaka' o comunidad

agraria ideal, el ayllu7.

Creemos que se trata en este caso de una referencia en la fachada al

L‡mina CXXXIV: Dibujo de Rojas Ponce ciempiŽs o Itzul, s’mbolo de la unidad en la multiplicidad.

de danzantes del Itzul o Ciempies.

Segœn el fil—sofo taoista Chuan Tzu,

Si vemos las cosas desde el punto de vista de sus diferencias, entonces

aœn nuestros —rganos internos est‡n tan apartes como los estados de Ch'u

y Yuch. Pero si vemos las cosas desde el punto de vista de su identidad,

entonces todas las cosas son unaÈ.

6

Como se–ala Chang Chungyuan, un comentador del fil—sofo,

... desde un punto de vista relativo, el insecto tiene por cierto sus cien o

tantos pics. Pero desde un punto de vista m‡s alto se trata de una unifica

ci—n de la multiplicidad. El movimiento coordinado de todos los pies es

una manifestaci—n de la unidad. Desde esta unidad vemos al ciempiŽs como

un todo. Todo pene tra en el uno y el movimiento de todas las extremida

des es una interpenetraci—n del uno en el todo."

En el arte textil de Paracas podemos encontrar magn’ficas representa

ciones de los danzantes del baile del Itzul. Presentamos dos de ellos en

vueltos en figuraciones del ciempiŽs, que Eugenio Alarco ha ligado ya a

Sech’n, por razones iconogr‡ficas.¹8

Estas deidades o danzantes llevan en una mano un cetro o estandarte,

que es una batuta musical, semejante por sus dise–os a los de los monolitos

axiales de la portada de S ech’n. Con la misma mano sostienen una cuerda

para medir, dividida en cuarenta peque–os rect‡ngulos de dos colores

6Chang Chungyuan. Creativity and Taoism. p. 689

op. cit. P. 689.

Eugenio Alarco. Dos Temas Norte–os.

9 Girard, op.

cit. p.

248. Cita a Diego de Landa, ÇRelaci—n de las Cosas de Yucat‡nÈ>.

10 Miguel Le—n Portilla. Filosof’a Nahualt. p. 285

7

 

Page 236

LAS DANZAS DEL POPOLVUH

alternados. Veinte y veinte; se trata de nœmeros vinculados al ma’z, ya que

como dice Landa, Ç... ten’an la costumbre de sembrar un ‡rea de 400 pies

por pareja humana, que med’an con una vara de 20 pies: 20 varas de largo

por veinte varas de ancho.>>

Se–alamos que la cuerda que el danzante sostiene est‡ formada por dos

cintas de largo dis’mil que salen de un peque–o objeto con forma de tri‡n

gulo trunco, igual al que lleva el danzante como pendiente. Segœn el fil—so

fo mejicano Miguel Le—n Portilla, Cabahuil, la deidad suprema maya, es

invocada como Çel de los dos collaresÈ. 10 El collar con pendiente est‡ igual

mente dividido en peque–os rect‡ngulos de colores alternados, en este caso

seis de un color claro y cuatro de color oscuro. En la otra mano los danzantes

llevan un abanico de plumas, que es atributo solar. Esto se encuentra con

firmado por el hecho de que este motivo se emplea en otra figura para

adornar los ojos del danzante.

Los motivos empleados con m‡s frecuencia para enmarcar los ojos en

las m‡scaras son los ornitomorfos o el dise–o de peces. Estos œltimos se

consideran naguales de los Mellizos hŽroes del ma’z. TambiŽn encontra

mos ojos adornados con peque–as representaciones de los Mellizos en la

posici—n acrob‡tica llamada 'de Osiris'. La columna vertebral forma un

arco completo hacia atr‡s, posici—n en la que se presenta a la deidad egip

cia cuando cruza el mundo subterr‡neo en su barca solar.

En los tobillos los danzantes tienen grabados cinco peque–os rect‡n

gulos. El nœmero cinco representa a los Mellizos. Varios de los danzantes

que presenta Tello llevan en el tobillo dos peque–as cabezas con larga

cabellera que se refieren a los hŽroes del ma’z. Las cabelleras representan

las barbas de las mazorcas.

Las cabezas o gorros de los danzantes tienen forma de medio hex‡go

no, como la de los cascos de los constructoresastr—nomos de Sech’n.

Est‡n coronadas por doce tubos musicales de ca–a, dispuestos tambiŽn

en medio hex‡gono, con dos glifos, uno claro y otro oscuro a cada lado.

Las figuras antropomorfas de los danzantes est‡n envueltas por dos

ciempiŽs. Es digno de nota que el ciempiŽs en un lado tiene cincuenta

apŽndices y en el otro lado cuarentainueve, incluidos los que les emanan

de las bocas. Estos dos nœmeros, 49 y 50, son importantes en la adivina

ci—n oriental que utiliza varitas de aquilea. Cincuenta son las varitas en

total y cuarentainueve las que se emplean en el proceso o movimiento de

la adivinaci—n. La suma de ambos nœmeros, m‡s el danzante, nos lleva

una vez m‡s a la centena.

El ciempiŽs es un motivo empleado frecuentemente en la cer‡mica Naz

ca. Las piezas o vasijas que lo representan llevan, por lo general, en la parte

R.A. Schwaller de Lubicz. Nature Word  Verbe Nature. p. 99100

12 Helmut Wilhelm. Change, 8 Lectures on the I Ching. p. 1315

L‡mina CXXXV: Dibujo de Rojas Ponce

de danzantes del Itzul o Ciempies.

263

 

Page 237

90

ARMANT

000

S

 

Page 238

333

L‡mina CXXXVII: Danza del Armadillo.

Textil Paracas. Foto Dibujo Rojas Ponce

Paracas de Julio C. Tello

NID

DO

56

L‡mina CXXXVIII: Danza de la Comadreja. Textil

Paracas. Foto Mar’a Ines Ruiz G. M.

L‡mina CXXXVI: Danzante sobre zancos o "danza de los sembradores". La figura bumana lleva casco semi

bexagonal con tubos musicales. Del casco sale un cord—n que termina en motivo de grulla. Una mano sostiene

un abanico con motivo solar y la otra, una batuta con cuerda de medir. En el cuello tiene un collar. La batuta y

el collar son semejantes a los adornos de los danzantes del Itzul o ciempies. Foto del libro Paracas del Bco.

de CrŽdito.

 

Page 239

L‡mina CXXXIX: Imagen con motivo de

ave en vasija Nazca. Foto Fernando

Llosa P

266

SECHIN, MONUMENTO MITO

superior y en los lados este motivo de dos tri‡ngulos truncos que est‡n

unidos formando un carrete o bobina. Estos carretes est‡n relacionados al

arte de tejer y son usualmente de ca–a, carrizo o bambœ. Sirven para

embobinar el hilo y est‡n divididos en dos mitades; a veces una de estas

mitades es representada por una cabeza humana.

La mazcaypacha, insignia real que el Inca llevaba sobre la frente, tiene

como elemento principal esta misma forma de carrete. Los dos tri‡ngu

los truncos que llevan los danzantes de Paracas, uno en la mano y el otro

como pendiente, forman este mismo dise–o. El que lleva en la mano.

alude a la Tierra ya que tiene adherida la cuerda para medir, y el que usa

como pendiente, al Cielo. El danzante muestra en la frente el signo celes

te de la V’a L‡ctea. En el caso de la mazcaypacha, el dise–o alude a la

uni—n del Cielo y de la Tierra y a la posici—n del Inca como mediador.

Las cabezas redondas de los ciempiŽs en la cer‡mica Nazca tienen

rostro humano, formado por dos perfiles de cabeza de ave, con los picos

hacia afuera, de tal manera que los dos ojos laterales del ave se muestran

de frente y resultan ser los de un hombre. Esta manera de representar un

rostro humano es muy frecuente en la iconograf’a peruana. Para una mejor

comprensi—n de lo que creo es la intenci—n simb—lica de estas representa

ciones citarŽ a Schwaller de Lubicz, cuando habla de los diferentes gra

dos de conciencia posibles al hombre:

Tu tienes dos ojos que ven juntos un mismo objeto. Esta dualizaci—n de

una misma observaci—n constituye tu conciencia psicol—gica de las profun

didades, la diferencia o variaci—n entre las distancias. La mayor’a de las

aves tienen los ojos opuestos o a los lados. La diferencia entre las distancias

no existe para ellas, la mirada es por este hecho penetrante', el objeto no

est‡ para ellas ni cerca ni lejos, y el 'complejo' de la inteligencia cerebral no

acude a entorpecerlas; el objeto que ellas ven no es ni grande ni peque–o, Žl

es. Tu preguntar‡s c—mo el ave puede ver un objeto con un ojo mientras el

ojo opuesto ve otro. ÀQuŽ tipo de selecci—n interviene en este caso? ÀPero

tœ, acaso, no escuchas mil ruidos a la vez?ÀC—mo seleccionas tœ lo que vas

a escuchar? Diez mil 'conciencias' juegan a la vez y sin embargo no hay sino

una Conciencia. Diez mil ruidos tocan la puerta de tus o’dos a la vez, pero

tu no oyes sino aquel que retienes entre todos, aunque Žste sea quiz‡s el m‡s

dŽbil.tt

Helmut Wilhelm, hijo de Richard Wilhelm, traductor del I Ching o

Libro de los Cambios, dice lo siguiente:

El car‡cter 'T', que hemos simplificado al traducirlo como

'cambio', pertenece al repertorio original del idioma chino.

13 RenŽ Guenon. Le Symbolisme de la Croix. p. 178182.

 

Page 240

LAS DANZAS DEL POPOL VUH

Se le encuentra en los huesos oraculares y tempranas inscrip

ciones en los bronces. Arrojar luz sobre la sem‡ntica de esta

palabra no es f‡cil, ya que existen las m‡s diversas explica

ciones. Etimol—gicamente paralelismos de formas parecen

conducir a fusionar dos aspectos diferentes en esta palabra.

El primer significado parece referirse a 'lagartija'. Esto se

encuentra indicado por el ideograma arcaico, que muestra

una cabeza redonda, un cuerpo sinuoso y un nœmero inde

terminado de extremidades, y por una explicaci—n sem‡nti

ca en uno de los diccionarios m‡s antiguos; la palabra ha

retenido este significado, aunque en tiempos posteriores se

ha a–adido el clasificador de reptil para diferenciarlo m‡s

claramente. Cuando nos detenemos a reflexionar que tales

pictogramas se empleaban tambiŽn para indicar las caracte

r’sticas de la cosa representada, llegamos al concepto de f‡

cil movilidad y mutaci—n o cambio que lleg— a asociarse con

Žste tŽrmino. Para nosotros tambiŽn, una de las lagartijas, cl

camale—n, es el ep’tome del cambio.¹2

Wilhelm m‡s tarde manifiesta cierta duda sobre esta interpretaci—n del

ideograma T. A pesar de sus diversas opiniones, creemos que hay una

relaci—n m‡s directa entre el ideograma arcaico y el simbolismo del ciem

piŽs, tal como est‡ expresado en la antigua iconograf’a americana.

En cuanto a la palabra 'Ching', Žsta significa, segœn RenŽ Guenon, la

urdimbre de un tejido y un libro fundamental. Este œltimo autor ha desa

rrollado ampliamente la relaci—n expresada en las doctrinas orientales entre

los libros tradicionales y el tejido con su simbolismo.

267

 

Page 241

EPILOGO

U

n art’culo sumamente interesante acaba de ser publicado en el

libro El Mundo Ceremonial Andino. Este libro es una compila

ci—n muy completa sobre el universo ritual de los Andes desde la Žpoca

formativa hasta la Colonia. El art’culo se titula ÇSociedades complejas

tempranas y el universo ceremonial en la costa norperuanaÈ, de los

arque—logos Thomas y Sheila Pozorski de la Universidad Panamericana

de Texas. Los Pozorski han estudiado la zona de Pampa de las Llamas

Moxeque, cercana a Casma, y han encontrado, para su enorme sorpresa,

lo que describen como Çuna estructura œnica en el ‡rea andinaÈ>. Est‡

dise–ada en forma de 'T', mide 35 metros por 17.5 y tiene caracter’sticas

muy parecidas a los campos del Juego de la Pelota que hasta ahora sola

mente han sido encontrados en MesoamŽrica. Escuchemos las palabras

de estos arque—logos:

La presencia de una cancha as’ es sorprendente y asombrosa, porque

est‡ 2500 kil—metros al sur de la cancha de la pelota m‡s meridional de

MesoamŽrica, adem‡s de ser unos 700 a–os anterior a los casos conoci

dos al norte del continente.

En Cop‡n, Honduras, en el frontis del campo de Juego de la Pelota

hay seis guacamayos esculpidos en piedra. En la fachada de Sech’n hay

tambiŽn seis personajes con banda ornitomorfa en el rostro y con ador

nos de plumas de guacamayo en la nuca. Para nuestro estudio lo impor

tante es que se ha encontrado un campo de Juego de la Pelota a la espalda

misma de Cerro Sech’n. Como hemos visto, este juego ritual es consubs

tancial a la historia que relata el mito en el PopolVuh. Sostenemos pues

que son los ancestros de los olmecas premayas quienes tallaron en piedra

el monumento de Sech’n.

Durante mi trabajo en este libro he tenido contacto con el antrop—logo

Michael RipinskyNaxon, estudioso de las culturas llamadas prehist—ri

cas y tradicionales. Este autor ha publicado art’culos sobre la cosmovisi—n

maya relacionada al simbolismo sham‡nico. Su visi—n del shamanismo

me parece profunda, y muy interesantes sus conceptos sobre el rol del

sham‡n en las religiones prehist—ricas. Dos im‡genes fundamentales del

templo de Sech’n tienen conexi—n profunda con el mundo sham‡nico. Se

trata de dos monolitos que se encuentran encima del muro este. Est‡n

puestos all’, cara al cielo; por su ubicaci—n e iconograf’a podr’a tratarse de

269

 

Page 242

270

SECHIN, MONUMENTO  MITO

la representaci—n de los que rubrican el monumento. Sus arquitectos, para

ser m‡s exactos. Uno lleva el dise–o del rayo en vez del ojo y un s’mbolo

creativo, f‡lico, en lugar de la boca. En las culturas que provienen del Asia

los shamanes son considerados hijos del rayo'. La otra figura tiene dise

–os geomŽtricos como bonete o gorro, representando al ge—metraagri

mensor que mide la tierra y el cielo.

La aparici—n en la fachada de Sech’n de personajes centrales de la tra

dici—n m’tica oriental, as’ como de los hexagramas del libro filos—fico y

oracular del I Ching, despertar‡ indudablemente much’simas preguntas.

La estructura misma de la fachada entera revela una relaci—n profunda al

sistema adivinatorio del I Ching. Es significativo que la fachada estŽ pre

sidida por una vasija neol’tica a la que nos hemos referido tambiŽn como

el gnomon o reloj solar. Este dise–o abstracto grabado en un monolito

rectangular que est‡ parado al centro de la fachada corresponde al

hexagrama 50, La Marmita. Como hemos se–alado, en el rito adivinatorio

del I Ching se emplean 50 varillas de aquilea, separ‡ndose una de ellas

para empezar la consulta al or‡culo.

Se ha tratado de demostrar que la fachada de Sech’n es la expresi—n de

una cosmolog’a basada en la tr’ada fundamental CieloHombreTierra.

La tradici—n dice que FoHi, como se–ala el libro de los Ritos de Tshcou,

Çantes de trazar los trigramas mir— al cielo, luego baj— sus ojos a la tierra

y observando las particularidades consider— los caracteres del cuerpo

humano y de todas las cosas exterioresÈ.

Los autores tradicionalistas como el iniciado tao’sta Matgioi (Albert de

Pourvoirville) atribuyen a FoHi los tres tratados orientales m‡s antiguos,

dos de los cuales se han perdido: el Lien Shan (Libro de las Cadenas de

Monta–as) y el KuciTsang (Libro del Retorno). El tercer tratado es el I

Ching (Libro de los Cambios dentro de la Revoluci—n Circular). Por otro

lado, muchos autores han se–alado que el primer tratado se puede atribuir

a la dinast’a de los Xia (22051765 a.C.), el segundo a los emperadores Yin

o Shang (17651150 a.C.) y el tercero, es decir el I Ching, a los Chou (1122

256 a.C.). El hecho es que de los dos primeros libros solo se sabe que, as’

como el I Ching, estaban constituidos por hexagramas, aunque arreglados

en un orden diferente. Segœn el Sha Hai King (Libro de los Montes y de los

Mares), tratado de la geograf’a legendaria de la China, el Lien Shan comen

zaba con el hexagrama 52, La Monta–a, y el KueiTsang con el hexagrama

2, Lo Receptivo. Lo que se desprende en concreto del estudio del monu

mento de Sech’n es que Žste parece haber sido construido paralelamente

con el inicio de la dinast’a Shang, conocida tambiŽn como la dinast’a Yin.

La iconograf’a de Sech’n aporta los primeros datos no legendarios sino

concretos y reales sobre los tratados perdidos. El edificio proporciona

datos relacionados a los primeros Shang, pero la concepci—n de toda su

 

Page 243

L‡mina CXL Piedra sobre muro este, Sechin. El constructor

ge—metra astr—nomo, arquitecto del recinto.

G

L‡mina CXLI: Piedra sobre muro este, Sechin. Shaman, gu’a de

la comunidad.

 

Page 244

272

SECHIN, MONUMENTO MITO

cosmolog’a y estructura podr’a estar relacionada al tiempo anterior de los

Hsia e incluso a la tradici—n legendaria m‡s antigua representada por los

Augustos (fines del IV milenio a.C.), FoHi y NiuKua. Con bastante exac

titud se ha fechado el interior del monumento de Sech’n alrededor de 1800

1750 a.C., mientras que el muro l’tico con sus m‡s de cuatrocientas im‡ge

nes grabadas en piedra fue construido a m‡s tardar 1500 a–os a.C.

No es tiempo todav’a para saltar a conclusiones definitivas, pero hay

ciertos hechos que el monumento de Sech’n aporta indubitablemente:

a) La presencia temprana de los hexagramas. Algunos comentaristas le

atribuyen solamente a FoHi la invenci—n de los trigramas, y el do

blamiento de Žstos en hexagramas a los primeros soberanos de la

Žpoca de los Chou (11911155 a.C.)

b) La presencia en el monumento de Sech’n (1800 a 1500 a.C.) de

im‡genes de personajes m’ticos de la Tradici—n Primordial, tales

como FoHi y NiuKua, a quienes se les atribuye una antigŸedad de

5000 a–os. Esto demuestra la continuidad de la Tradici—n.

c) Para nuestra interpretaci—n de Sech’n (18001500 a. de C.) hemos

utilizado la versi—n m‡s reciente del I Ching, a la cual muchos inves

tigadores atribuyen una fecha aproximada de 700600 a.C. Ellos s—lo

reconocen una mayor antigŸedad al nombre de los hexagramas y a

algunas f—rmulas m‡nticas o adivinatorias relacionadas a Žstos. La

coherencia del sentido de los hexagramas codificados en la icono

graf’a de Sech’n y relacionados a la cosmolog’a y mitolog’a del mo

numento muestra la unidad, continuidad y antigŸedad de la Tradi

ci—n.

Hemos llegado a se–alar tentativamente que la quinta l’nea de los

hexagramas 11 y 54 han sido tomadas en cuenta por los constructores de

Sech’n. Estas l’neas mencionan al soberano I, considerado desde antiguo

el emperador T'ang el Realizador, primero de los soberanos Shang. A

pesar de que los modernos comentaristas chinos consideran que el nom

bre de 'T' se refiere m‡s bien a uno de los Chou, que son muy posteriores

a Sech’n construido a inicios de la Žpoca de los Shang, el monumento

peruano parece avalar la m‡s antigua interpretaci—n de la tradici—n. Evi

dentemente surge una pregunta. Si en general se considera que las l’neas

y sus comentarios fueron redactados en tiempos de los primeros Chou,

Àc—mo puede haber referencias a las l’neas y a sus comentarios en Sech’n?

Nos inclinamos a pensar que ni la duplicaci—n de los trigramas ni el texto

de las l’neas se pueden atribuir a los Chou y que incluso la versi—n misma

del I Ching que conocemos es m‡s antigua de lo que se cree.

 

Page 245

EPILOGO

La cronolog’a tradicional sitœa a los Xia entre los 22051766 a.C., a los

Shang (tambiŽn llamados Yin) entre 17661122 a.C. y a los Chou entre

1122256 a.C. Casi todos los historiadores de la antigua China hacen refe

rencia a estas fechas, entre ellos Richard Wilhelm, el m‡s conocido e im

portante traductor del I Ching. Es interesante lo que dice K.C. Chang,

destacado arque—logo chino y profesor de la Universidad de Harvard,

quien ha publicado diversas obras sobre historia y arqueolog’a china acer

ca de los fechados antiguos. En Art, Myth and Ritual, Chang indica que

de todas las fechas atribuidas a las tres dinast’as de la China antigua, s—lo

la que se–ala el final de la dinast’a Chou (256 a.C.) es de confiar. Por

ejemplo, dice que existen 18 fechas para se–alar el comienzo de los Chou

variando Žstas de 1122 a 1018 a.C. Esto indica la posible variabilidad de

las fechas m‡s remotas, tales como las de las dinast’as anteriores de los

Shang y los Xia. Se se–ala esto porque las fechas radiocarb—nicas en Sech’n

apuntan al comienzo de los Shang. Por esto es muy dif’cil determinar si

Sech’n est‡ vinculado principalmente al arreglo oracular del KueiTsang

o al m‡s antiguo del Lien Shan de la dinast’a de los Xia. Esta duda se

acentœa por el hecho de que hemos atribuido el hexagrama 52 a los dos

postes axiales. 52 es la suma de los dise–os rectangulares superpuestos en

los dos postes, uno con 28 rect‡ngulos y otro con 24. El 52, nœmero del

hexagrama con el que comenzaba el Lien Shan, es tambiŽn el nœmero de

a–os del siglo maya. El KueiTsang comenzaba con el hexagrama 2, al

cual no hay alusi—n directa en la fachada de Sechin. Sin embargo, la dua

lidad, la divisi—n fundamental en Cielo y Tierra, preside toda la fachada.

Como conclusi—n, nos quedan varias preguntas, imposibles de ser res

pondidas por ahora. ÀEs Sech’n el KueiTsang, la versi—n oracular atri

buida a los Shang? ÀO se trata acaso del Lien Shan? Quiz‡s el arreglo de

los hexagramas en la fachada estŽ influido por Žstas dos versiones perdi

das de la Tradici—n. ÀY el PopolVuh? Su vinculaci—n al edificio de Sechin

es, para m’, indubitable, como espero lo sea ahora tambiŽn para el lector

de este libro.

273

 

Page 246

RECONOCIMIENTOS

L‡mina CXIII. Pieza precolombina peruana, perteneciente a la cultura coste–a HuariTiahuanaco.

TextilTapiz de L. 1.25 cm (MocheHuari Siglo 7 a 8).

Museo Metropolitano de Arte (Nueva York), La Colecci—n Michael C. Rockefeller Memorial, dona

ci—n de Nelson A. Rockefeller, 1979. (1979.206.392).

L‡mina LXV. Dibujo del "paso de Yu" que sigue el trazo o contorno de la constelaci—n de la Osa

Mayor. Dibujo de Homero D’az. Publicado originalmente en la revista "Par‡bola" Vol. VIII. No. 4,

Oct. 1983, p‡g, 70. Art’culo de Edward H. Schaffe "Un viaje a la luna". Reproducido del art’culo

"Siguiendo el Vac’o" publicado por Berkeley University of California Press 1978.

L‡mina XXIII. De Man in Structure and Funtion de Fritz Kahn. Ilustraci—n Vol. 2 Ilustraci—n No.

352, p‡g. 615. Traducci—n de George Rosen. M. D. Copyright 1943 por Fritz Kahn y renovado en

por Alfredo A. Knopf Inc.

1971

L‡mina L.VIII. Fotograf’a de carro Shang apreciada en el libro Art, Myth and Ritual de K. C. Chang.

Originalmente publicada en la revista china KauKu, Harvard University Press no objeta la reproduc

ci—n.

L‡mina XXII. Plato "Dumbarton Oaks", publicado en "Early Ceremonial Architecture in the An

des". Permiso otorgado por Glenn Ruby, citando la publicaci—n de Dumbarton Oaks.

L‡mina XIII. Edici—n de la revista "Scientific American" de Enero de 1980 p‡ginas 113 a 118,

art’culo "El Ancestro del Ma’z" por George W. Beadle. Permiso otorgado por el Sr. Nelson H.

Prentiss. La ilustraci—n es del Sr. Tom Prentiss.

L‡mina C. Fotograf’a en color de las PlŽyades. Revista "Sky & Telescope", Diciembre 1997. Volu

men 94, Nœmero 6, en el art’culo "La Vida de las Estrellas" "The Lives of Stars" de loko Iben Jr. &

Alexander V. Tutukov, p‡g. 39. Permiso solicitado por instrucci—n de la revista a los autores del

art’culo loko Iben Jr. y Alexander Tutukov.

L‡mina LVGrabado que muestra a NiuKua y Fohi, originalmente publicado por la Misi—n Chavannes

a China. Tomado del libro The I Ching and the Genetic Code: The Hidden Key to Life, del Dr.

Martin Schonberger. ISBN. 094335837x Aurora Press. PO Box 573 Santa Fe, NM 87504 USA

Copyright Aurora Press Inc. 1985.

El Fondo de Cultura Econ—mico del Perœ S.A. ha otorgado permiso para la reproducci—n de las

siguientes im‡genes y grabados publicados en libros editados por el Fondo de Cultura.

Canto y Danza y Mœsica PreCortesianos de Samuel Mart’.

Ilustraciones:

L‡mina LXXXIII. No. 153, p‡g, 289. Grabado Danza del Volador.

L‡mina LXXXIII. No. 158, p‡g. 295. Grabado Danza del Volador.

L‡mina CIII. Historia y Arqueolog’a y Arte Prehisp‡nico, de Ram—n Pi–a Chan. Edici—n 1972.

Ilustraciones:

L‡mina CIV. Lam. 94, L‡pida de Aparicio, Veracruz. P‡g. siguiente. Fig. X, Dibujo de uno de

los relieves del Juego de la Pelota de Chichen Itz‡. Yucat‡n. MŽxico.

L‡mina LXIII. Los Olmecas, de Jacques Soustelle. Reimpresi—n 1995. Ilustraci—n: Relieve No.

1, de Chacaltzingo.

275

 

Page 247

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L‡mina XLVI. Hacha de Veracruz. Figura publicida en la Colecci—n SKIRA, libro "Art of Ancient

AmŽrica". Permiso solicitado al Instituto Nacional de Antropolog’a e Historia. Museo Nacional de

Antropolog’a MŽjico. Permiso otorgado por la Instituci—n por intermedio de la Lic. Mar’a del Perpe

tuo Socorro Villarreal Esc‡rrega. Coordinadora Nacional.

L‡mina LIV. Imagen de FoHi y NiuKua aparecida en la obra Hamlet's Mill de George Santillana y

Hertha von Dechend, publicada Gambit Inc. Harvard Common Press. Imagen que obtuvieron del

libro Innermost Asia por Sir Auriel Stein, Clarendon Press, Oxford, 1928. Con permiso de The British

Library. FU HSI AND NUWA, AST. IX. 2.054

L‡mina LIII. Hacha Kunz, American Museum of Natural History, New York. Nag. N¡326909 Phota

Rota. Courtesy Dept. of Library Services Kunz Axe  Olmec Culture

L‡mina CXXI y XXV Tejido con motivo de langosta sobre cruz octogonal. The Textile Museum,

Washington, D.C.

L‡mina CXXXVI. Agradecimientos al Banco de CrŽdito por el permiso de utilizar una imagen del

libro Paracas.

L‡mina XXIV. Se agradece al Pastor Bautista de Pacasmayo, Octavio Polo Brice–o por permitir

fotografiar varias piezas de su propiedad.

L‡mina CXXIX. Se agradece a la Sra. Marica Figuerola viuda de Rodriguez Razetto por la gentileza

proporcionada para fotografiar piezas de su valiosa colecci—n.

Agradecimiento especial al Museo Nacional de Arqueolog’a, Antropolog’a e Historia por facilitar el

archivo fotogr‡fico de Julio C. Tello, algunos dibujos del libro Paracas y permisos para fotografiar las

telas que tiene el museo.

 

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Press, Princeton; New Jersey. USA.

Williams, C.A.S.

1960 Chinese Symbolism and Art Motives. The Julian Press. Inc. New York.

283

 

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284

Yaranga Valderrama, Abdon

1979 La Divinidad Illapa en la regi—n Andina. AmŽrica Ind’gena Vol. XXXIX, No. 4, octnov.

1979.

Zuidema, Tom

1966 El Calendario Inca. Actas del XXXVI Congreso Internacional de Americanistas. Tomo 2, pp.

2530, Sevilla, Espa–a.

Zuidema, Tom

1989 Reyes y Guerreros Fomciencias. Concytec, Universidad de Illinois, La Shell y Instituto FrancŽs

de Estudios Andinos.

 

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AGRADECIMIENTOS

El largo proceso de investigaci—n y estudio para la elaboraci—n de este libro hace extensa la rela

ci—n de quienes han hecho posible llevar a tŽrmino este inacabable y ambicioso proyecto. Quiero

destacar la colaboraci—n constante y abnegada de mi mujer, Suzanne George, a quien se debe mucho

de lo que a mi libro tiene de comprensible y claro. En gran parte de la redacci—n y correcci—n de textos

he tenido la ayuda de Alessandra Pinasco G. M. quien ha aportado sus conocimientos como lingŸistia

fina estilista, con gran humor y paciencia. A mis hijas Patricia y Thal’a Llosa tengo que agradecerles

su seguimiento cari–oso y permanente, contribuyendo con bibliograf’a, noticias del extranjero, co

nexiones con museos y las dificiles gestiones en la obtenci—n de permisos y derechos. Viajes realiza

dos a Sech’n y a Kunturhuasi con mi hija Patricia y visitas a Paracas e Ica con mi hija Thal’a han

dejado huella en nuestra comœn comprensi—n y amor al legado andino y su entorno coste–o y serrano.

y

Por a–os muchos amigos me han acompa–ado a Sech’n y han tenido que sufrir la progresi—n de mis

estudios y visiones. Productos de estos viajes e infinitas conversaciones han sido reportajes amenos y

brillantes publicados, en orden cronol—gico por: Ram—n Mujica Pinilla; su hermana Marav’ Mujica de

Bartra en colaboraci—n con Rina Dib—s de D'Onofrio; y el ameno periodista y amigo Carlos Velaochaga,

que siempre ha apoyado mi interŽs en la mitolog’a y religi—n. Cabe destacar, por su cercan’a en el tiempo,

los reportajes de Mar’a Josefa Garc’a Mir— y el art’culo publicado en la revista de la OEA por mi amiga

Parisina Malatesta, con fotografias de Jorge Gestoso. Mucha de la experiencia que me ha sido œtil la debo

a mi trabajo con un grupo de buscadores en la realizaci—n del libro "Huella" sobre el Callej—n de Huaylas.

Quiero mencionar tambiŽn a quienes han alentado, con el entusiasmo y fidelidad a su propia meta

creativa, el que yo haya podido dar este paso. Me refiero al mœsico Manongo Mujica Pinilla, al pintor

Rafael Hastings, reciente viajero al Lejano Oriente, y al cŽlebre Alimrante Oscar Velarde de la Piedra

con quienes espero festejar esta publicaci—n en terreno de "la gloria".

En las numerosas fotografias que acompa–an al texto he tenido la colaboraci—n principal de A.

Guillen, Jorge Gestoso, JosŽ Casals, Ram—n Mujica, Fernando La Rosa y Wilfredo Loayza, en el cam

po profesional, y muchos otros como fot—grafos amateurs.

Mi agradecimiento especial a Carlos Milla Batres por su temprana acogida de mi manuscrito. Tam

biŽn, por la misma raz—n, a Oswaldo Higuchi, comprensivo y alentador. Al representante por Puno,

Roger C‡ceres Vel‡squez, a quien interesaron los reportajes de Josefa Garc’a Mir—, donde debe haber

sentido mi aprecio a la tradici—n aymara.

Debo a Homero D’az, artista gr‡fico y dibujante, el magn’fico trabajo con dibujos y mapas en el

libro, adem‡s de consejos y asistencia constante. A Luis Enrique Tord, su hermoso e inteligente

pr—logo y amistad de toda la vida. A Mercedes C‡rdenas del Instituto RivaAgŸero le agradezco su

colaboraci—n y excelente trabajo realizado en Sech’n. Al arque—logo Lorenzo Samaniego, con quien

he dialogado œltimamente sobre el monumento, as’ como a Juan Carlos Yarleque, actual arque—logo

residente en Sech’n, que me ha prestado siempre facilidades y colaboraci—n.

Gracias a mi amigo Dante Scarpatti, inquieto y versado anfitri—n de nuestros paseos a Las Aldas y

Sech’n. No puedo olvidar el apoyo de Christine Graves quien junto con mi esposa Suzanne hicieron la

traducci—n al inglŽs de mi primer manuscrito sobre Sechin tratando a veces con Žxito y a veces sin, de

bajarme a tierra cuando mis abstracciones se volv’an casi estelares. Al dise–ador gr‡fico Carlos Gonz‡lez

y su ayudante Jessica L—pez les agradezco el haber trabajado con esmero y gusto el armado final del libro

y su car‡tula. Agradezco tambiŽn, last but not least a Myriam Bravo por su constante apoyo pasando a

m‡quina y diskette innumerables veces mis escritos con sus modificaciones y correcciones.

En fin me siento deudor de todos los que han trabajado para destacar el valor arqueol—gico y

humano de este excepcional recinto del Valle de Casma, al que auguro un brillante porvenir en el

desarrollo del pa’s.

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Son numerosos los autores que han se–alado semejanzas entre los rasgos

del arte Chav’n y los de las expresiones del arte continental del Asia: entre

ellos es Robet HeineGeldern el que ha mostrado inequ’vocamente la

presencia del tigre asi‡tico  el tigre con rayasen varias piezas

escult—ricas en Chav’n de Huantar. Heine Geldern llama a esto un "hard

fact", utilizando una expresi—n muy cara a los sajones, que se refiere a un

tipo de evidencia que se considera dif’cil de remover. Si hay tigre asi‡tico

con rayas en Chav’n no puede haber ca’do del cielo. (Es bueno recordar,

para el caso, que el tigre o jaguar americano no tiene rayas)"

Una pieza de cer‡mica Recuay, fue encontrada por Terence Grieder y

Hermilio Rosas en Pashash, Ancash, m‡s tard’a porsupuesto, que representa,

sin lugar a dudas, un tigre asi‡tico."

Diario La prensa. 06/06/73. "Tigre en Arte Chav’n y Asi‡tico afirman

caracacteristicas semejantes."

Fernando Llosa P.